La prioridad ahora es reunir equipos de rescate para ir a las decenas de pequeñas islas a las que aún no se ha llegado en el estrecho de Sonda. Las autoridades indonesias, que se han visto desbordadas primero por su orden de calma antes del tsunami, y después ante la necesidad de reconocer que los sistemas no están preparados para deslizamientos de tierra masivos como el provocado por la erupción del Anak Krakatoa, ahora admiten que "las cifras de víctimas pueden crecer" cuando se llegue a averiguar qué ha pasado en esas pequñas islas remotas entre Sumatra y Java.
Los equipos de emergencia de Indonesia siguen trabajando para encontrar supervivientes entre los escombros dejados por el tsunami que golpeó el sábado el estrecho de Sonda. A la hora de cerrar esta edición, las cuentas daban 373 muertos, 128 desaparecidos y 1.459 heridos.
Las autoridades mantienen vigilada la continua actividad del volcán Anak Krakatoa, ubicado en medio del estrecho, cuya erupción hace dos días provocó un corrimiento de tierra submarino que originó el tsunami, según los geólogos del país. Ahora hay que viajar a esas islas, alimentados por la esperanza del niño milagro de Carita, un menor de cinco años rescatado vivo y sano tras 12 horas bajo los escombros.
En Anyer, en la costa javanesa y uno de los lugares afectados, dos niños indonesios de seis y nueve años juegan este lunes de Nochebuena junto al mar; su madre, la indonesia Rasya Fatharan, les ordena sin éxito que no se acerquen al agua.
"Escuché un fuerte ruido, pero no le dimos importancia. Dos o tres minutos después mi marido llegó corriendo y avisando de la subida de las aguas", explica esta mujer a Efe en su casa en Anyer, donde el tsunami dejó 28 víctimas mortales y 68 desaparecidos.
La vivienda, construida con cemento y situada a unos 30 metros de la costa, ha sufrido pequeños desperfectos y la familia ha podido volver a habitarla, pero Rasya admite tener miedo de que otro tsunami más grande impacte en la zona.
Las autoridades han solicitado a los locales que permanezcan alejados de la playa hasta el próximo miércoles en prevención a un posible segundo maremoto.
El volcán responsable
El Anak Krakatora, de unos 300 metros de altura y cráter lateral, ha entrado en erupción casi a diario durante los últimos tres meses, la última fue el domingo pasado cuando expulsó una gran columna de humo y ceniza.
Otros hogares de Anyer, la mayoría chamizos de madera ubicados en primera línea de playa, son hoy un amasijo de escombros de madera y hierro.
El distrito más afectado por el envite de las olas es el de Pandeglang, en la parte javanesa, donde 267 personas perdieron la vida, 1.143 resultaron heridas, 38 permanecen desaparecidos.
En este área turística muchos visitantes se encontraban celebrando el periodo vacacional cuando fueron sorprendidos por el súbito envite de las aguas y ante la ausencia de alarmas de emergencia, señalan en un comunicado las autoridades.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, visitó este lunes la zona de Pandeglang y escuchó el relato de varios supervivientes en el centro de salud de Labuhan.
Entre ellos la historia del indonesio Purwanto, quien se encontraba en la playa el sábado por la noche cuando llegaron las olas gigantes, logró escapar nadando e incluso salvar después a su esposa que se encontraba en casa.
Los equipos de emergencia, ayudados por maquinaria pesada pero también utilizando sus propias manos para retirar los cascotes, lograron acceder este lunes a la localidad de Sumur, donde se han reportado 36 muertos y 476 heridos.
El daño en carreteras y puentes ha dificultado el acceso a los servicios de emergencia a varios puntos de las provincias de Banten -en Java- y Lampung -en Sumatra-, asegura en un comunicado la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB).
El milagro del niño de Carita
En un vídeo publicado en las redes sociales, se ve cómo un grupo de salvamento logra sacar con vida a un niño de cinco años tras más de 12 horas atrapado por uno de los vehículos arrastrados por las aguas hasta la playa de Carita.
Aulia Arriani, portavoz de Cruz Roja Indonesia, señaló a Efe que aunque la ayuda humanitaria ya se distribuye en la región todavía son necesarias provisiones de comida, agua potable, medicinas y otros artículos de emergencia.
La cifra total de desplazados ha descendido esta jornada de los 11.687 de esta mañana a los 5.665 que la Agencia Nacional de Gestión de Desastres ofrece en su último boletín del día.
El portavoz del Cuerpo Indonesio para la Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, alertó de que el número de víctimas podría aumentar y que hasta el momento todos los fallecidos son indonesios.
Las alertas no funcionan desde 2012
Sutopo señaló, en rueda de prensa, que Indonesia no cuenta con sistemas de alerta de tsunamis provocados por un volcán y que las boyas colocadas para detectar una repentina subida de las olas no funcionan desde 2012 por culpa del vandalismo, la falta de mantenimiento y de fondos.
Indonesia se asienta sobre el "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida cada año por unos 7.000 temblores, la mayoría moderados.
Entre julio y agosto, varios seísmos causaron 564 muertos en la isla de Lombok, cercana a Bali, mientras que un terremoto seguido de un tsunami provocó más de 2.000 fallecidos en la isla de Célebes en septiembre.