El rey saudí, Salman bin Abdelaziz, anunció hoy una reestructuración de su gabinete y cambios de algunos altos cargos de seguridad, después de la crisis desatada por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul el pasado octubre.
En primer lugar, el rey nombró a un nuevo jefe de la diplomacia, Ibrahim Al Asaf, que fue titular de Finanzas hasta 2016 y reemplaza a Adel al Yubeir, que a su vez pasa a ser ministro de Estado de Exteriores (viceministro), según informaron los medios estatales.
Al Asaf estuvo entre las decenas de príncipes, políticos y hombres de negocios detenidos en noviembre de 2017 y acusados de corrupción por las autoridades saudíes, que los encarcelaron durante semanas en un lujoso hotel de Riad.
Tras quedar en libertad en enero de 2018, Al Asaf fue nombrado ministro de Estado, esto es, miembro del Consejo de Ministros saudí, y actualmente está en la junta directiva de la poderosa compañía estatal de petróleo ARAMCO.
El saliente Al Yubeir, de 56 años y exembajador de Arabia Saudí en Washington, había sido el encargado desde 2015 de defender las políticas del reino, sobre todo su polémica intervención militar en la guerra del Yemen desde marzo de ese año.
Su inglés perfecto, su edad y su actitud placada le convirtieron en una figura respetada internacionalmente, pero su imagen se vio afectada por el caso Khashoggi, tras asegurar categóricamente que la Casa Real y el príncipe heredero Mohamed bin Salman no estaban involucrados en el asesinato del periodista disidente.
El príncipe, que es también ministro de Defensa y viceprimer ministro, permanece en sus cargos, a pesar de las acusaciones de estar detrás de la muerte de Khashoggi, tal y como aseguró el Senado de Estados Unidos a mediados de diciembre, señalando al hijo del rey como "responsable" del asesinato.
Otros nombramientos
El monarca también reemplazó algunos altos cargos de seguridad del reino, como el director de la Seguridad General, Saud bin Abdelaziz Hilal, que fue sustituido por Jaled bin Qarar al Harby.
Asimismo, nombró como nuevo ministro de la Guardia Nacional (órgano encargada de la protección de la familia real) a Abdalá bin Bandar bin Abdelaziz, nacido en 1986, y a Mosaid bin Mohamed al Aiban como nuevo consejero real de Seguridad Nacional, aunque este último ocupa otros varios cargos en el Gobierno y la Corte Real.
Estos cambios relacionados con la seguridad siguen a los ejecutados tras la admisión de la muerte de Khashoggi en el consulado saudí por parte de Riad, cuando fue sustituido el vicedirector de la Inteligencia y fue ordenada la reestructuración de esa agencia, un proceso supervisado por el propio Bin Salman.
Hoy también fue designado por decreto real un nuevo ministro de Información, Turki al Shabana, nacido en 1964 y procedente del mundo de la televisión.
Ocupó varios cargos en el canal MBC y fue presidente de la gran empresa de entretenimiento Rotana, propiedad del príncipe Walid bin Talal, el cual estuvo también implicado en el gran caso de corrupción de 2017.
Mientras, el nuevo ministro de Educación es Hamad al Sheij, que dio sus primeros pasos en el ámbito académico, luego se dedicó al trabajo administrativo hasta que alcanzó el puesto de viceministro de Educación y, posteriormente, el de consejero de la Corte Real.
El rey Salman también nombró hoy a dos nuevos presidentes para las Autoridades de Deportes y Turismo, Abdelaziz bin Turki al Faisal y Ahmad al Jatib, respectivamente.
Cabe destacar que el joven Al Faisal, nacido en 1983, sustituye a Turki al Sheij, uno de los hombres más cercanos a Mohamed bin Salman, que pasa a presidir la Autoridad de Ocio, ente encargado de las nuevas actividades que ya no están prohibidas en el reino, como las salas de cine.
Precisamente, el príncipe heredero ha conseguido ofrecer al mundo una imagen de modernización y aperturismo gracias a algunas reformas introducidas desde que fue nombrado a mediados de 2017, como la apertura de los estadios a las mujeres o el levantamiento del veto a conducir para ellas.
Sin embargo, el caso Khashoggi dejó al descubierto la persecución de los opositores y críticos con las políticas del reino, incluso aquellos exiliados como era el caso del columnista, que criticó a Bin Salman y el poder de que este goza en Arabia Saudí