En “números rojos”, en situación de “urgencia financiera” o con un “saneamiento” de cuentas en marcha. Esas expresiones se identifican con la situación de las arcas del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Así describen los medios germanos de forma recurrente la situación de los socios de gobierno de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel.
El SPD cuenta fracasos por cada uno de sus últimos resultados electorales. Reeditar, a pesar de los pesares, la 'gran coalición' con la CDU tras su decepcionante rendimiento en las elecciones del año pasado se ha convertido en motivo de ruina para la socialdemocracia alemana. Ruina política, porque el partido se desangra en términos electorales. Y ruina económica, porque a la pérdida de peso político va asociada una preocupante perdida de recursos económicos. Al SPD se le pueden acabar vaciando los bolsillos si sigue políticamente cuesta abajo y sin frenos.
En la Willy-Brandt-Haus, sede central del SPD en Berlín, no responden a EL ESPAÑOL a insistentes preguntas sobre la situación económica del partido. En el Grupo Parlamentario del SPD en el Bundestag responden con evasivas. Pero los socialdemócratas de la Cámara Baja reconocen una dura realidad a este diario. Hablan de “medidas de consolidación”. En otras palabras, el tesorero del partido, Dietmar Nietan, ha sacado las tijeras y está recortando en los presupuestos de la formación. “No podemos seguir trabajando bajo el lema: 'business as usual'”, ha dicho al periódico Süddeutsche Zeitung el tesorero de los socialdemócratas.
El SPD sigue siendo el segundo mayor partido de Alemania. Cuenta actualmente 152 escaños en el Bundestag. De acuerdo con datos de 2016, el patrimonio del SPD está valorado en unos 217 millones de euros. El partido tiene en sus activos la participación en numerosas empresas además de un patrimonio inmobiliario nada desdeñable. Según las cifras de 2016, el SPD tendría incluso más músculo económico que la CDU (164 millones de euros). Sin embargo, ese poderío económico resulta engañoso.
Ese patrimonio, el SPD lo ha alcanzado en una larga historia como gran partido del centro-izquierda alemán. En sus 155 años de vida, la formación socialdemócrata ha estado acostumbrada a recabar votos por encima del 30% en elecciones generales. Pero esa tradición se desvanece. En las últimas elecciones generales, con Martin Schulz como candidato a canciller, el SPD tuvo que asimilar uno de los peores resultados de su historia. El partido se hizo con un 20,5% de los votos.
Pasado un año de esa catástrofe electoral, el partido lo dirige Andrea Nahles, a quien cedió el testigo Schulz. Ahora los sondeos de intención de voto son peores que con Schulz de presidente. Así, un 15% le atribuía a la formación de Nahles un estudio de intención de voto publicado el domingo. Este tipo de encuestas no son nada esperanzadoras, ni política, ni económicamente.
“La socialdemocracia ha perdido votos, los costes de las elecciones se han disparado, las entradas de dinero se han reducido y es caro el mantenimiento de una burocracia del partido que es demasiado grande respecto al escaso espacio político que tiene el partido actualmente”, explica a EL ESPAÑOL el politólogo de la Universidad Libre de Berlín Nils Diederich.
Sangría de votantes
Alude Diederich, entre otras cosas, a los 25 millones de euros que el partido empleó en 2017 en la fallida campaña electoral de Schulz, alguien tan capaz de prometer que iba a arrebatar el cargo a Merkel como de fracasar estrepitosamente. Aunque en el inicio de su presidencia del SPD se dedicó a hinchar expectativas, terminó decepcionando a lo grande.
El fracaso de 2017 también costó dinero al SPD. Perder votos significa perder parte de los derechos a los recursos estatales que obtienen los partidos por lograr más de un 0,5% en elecciones generales. Respecto a lo obtenido por el SPD en 2013 (unos 25 millones de euros), en 2017 los socialdemócratas perdieron 1,7 millones de euros, según cuentas del portal de noticias Spiegel Online.
Más recientemente, el SPD también ha registrado decepciones en Baviera y en Hesse. En el primero de esos Länder, el SPD perdió algo más de medio millón de votos. En Hesse, al SPD se le fueron 400.000 votantes. En consecuencia, los socialdemócratas en esos Länder tienen ahora menos recursos. “Cuando un partido se deja mucho dinero en una campaña porque quiere conseguir un buen resultado - como el logrado en anteriores citas con las urnas - pero luego consigue menos votos de los deseados, entonces genera déficits que hay que tapar”, abunda Diederich.
Realquiler de la sede central
En este sentido, resulta un ejemplo paradigmático el caso del Partido Socialista (PS) francés. Tras la debacle electoral sufrida en 2017, los socialistas franceses tuvieron que vender su céntrica e histórica sede de la calle Solférino de París por 45,5 millones de euros. En el SPD todavía no está de actualidad la venta de la Willy-Brandt-Haus, pero la “consolidación” que reconocen a EL ESPAÑOL en el grupo parlamentario del SPD está tomando forma. Nietan, el tesorero del partido, está cerrando el grifo y buscando ideas para reflotar las cuentas del SPD.
Según informaba recientemente el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, está previsto que haya espacios de la sede berlinesa de los socialdemócratas destinados al alquiler para empresas. Para el periódico de la capital financiera germana, está claro que el SPD realizará recortes, reagrupando departamentos, con el objetivo de reducir costes.
“Yo imagino que habrá un desmantelamiento de la fuerza de trabajo del SPD”, estima Diederich. “Esto no se puede hacer de la noche a la mañana, será un proceso largo, basado en no reemplazar a los empleados del partido que salen de la organización”, agrega el politólogo de la Universidad Libre de Berlín.
Para él, hay más problemas económicos para los socialdemócratas alemanes derivados de sus miserias políticas. “También hay que tener en cuenta la pérdida de miembros del SPD, porque hay gente que no renueva como miembro, por fallecimiento o simplemente porque no quiere seguir”, abunda Diederich. Él está convencido de que el SPD ha dejado de ser “un gran partido de masas”.
En 1990, la formación que hoy dirige Andrea Nahles contaba con casi un millón de miembros. A mediados de este año se contaban unos 450.000 militantes con carné. En cualquier caso, “los socialdemócratas han decidido dejar de ser el actor político que se oponga a la CDU, porque desde la fundación de la República Federal de Alemania, el SPD logró ser esa fuerza capaz de establecer un equilibrio oponiéndose a la CDU, pero eso duró hasta la salida de Gerhard Schröder de la Cancillería Federal”, sostiene Diederich.
Desde 2005, el SPD ha gobernado junto a la CDU en tres ejecutivos de 'gran coalición' con Angela Merkel al frente. No se puede decir que los socialdemócratas estén saliendo bien parados política o económicamente.