El Salvador dio este domingo un giro a la derecha con el triunfo del exalcalde de la capital Nayib Bukele en los comicios presidenciales con más del 53 % de los votos válidos a su favor, tras dos períodos de la izquierda en el poder.
Pese a que el recuento de votos no alcanzaba todavía el 100 %, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Julio Olivo, reconoció que el triunfo de Bukele es "definitivo" e "irreversible", cuando faltaban por escrutar poco más del 10 % de los sufragios.
Bukele, empresario de publicidad de 37 años, llegó a estas elecciones de la mano de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), que será el partido oficialista desde el 1 de junio próximo.
"Podemos anunciar con plena certeza que hemos ganado la Presidencia de la República de El Salvador en primera vuelta", dijo Bukele en una comparecencia ante la prensa en un hotel de la capital, que aprovechó para convocar a sus seguidores a celebrar el triunfo en la plaza Morazán del centro de San Salvador.
El exalcalde capitalino agradeció a todos los salvadoreños que votaron por él y a "todos los que aún están esperando que las actas sean transmitidas a pesar de que el resultado es irreversible".
El triunfo de Bukele supone una ruptura del bipartidismo que la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) han mantenido durante décadas.
Los datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuyo sitio de difusión de resultados no funcionó y publicó las cifras por las redes sociales, concordaron con las encuestas realizadas durante la campaña y dieron más del 53 % de los votos al exalcalde de la capital.
El candidato del gubernamental FMLN, Hugo Martínez, fue relegado al tercer lugar con 323.702 votos (13,76 %), mientras que el segundo puesto fue para Carlos Calleja, de Arena, con 743.084 (31,59 %), a falta de concluir el escrutinio.
Con más del 90 % de los votos escrutados, la peor parte se la llevó el candidato del partido de reciente formación Vamos, Josué Alvarado, con apenas el 0,81 de los sufragios.
Estos resultados, que deben ser ratificados en un escrutinio final, significan el segundo declive electoral en menos de un año para el FMLN.
El magistrado del TSE señaló, durante una cadena nacional de radio y televisión, que será en el escrutinio final, que se iniciará 48 después de concluido el preliminar, donde se darán los "resultados definitivos".
Los aspirantes de Arena y del FMLN reconocieron el triunfo de Bukele en sendas conferencias de prensa, mientras que el vicepresidente del país, Óscar Ortiz, lo felicitó y dijo que "estamos listos para una exitosa transición".
Bukele centró su campaña en señalar desde las redes sociales los casos de corrupción vinculados al FMLN y Arena para atraer a los votantes desilusionados de ambas formaciones.
Diferentes analistas señalan que la candidatura del aspirante de GANA se vio fortalecida por el hartazgo contra los dos partidos tradicionales, por lo que Bukele adaptó su discurso a ello.
Bukele comenzó su carrera política en el FMLN, que lo llevó a gobernar Nuevo Cuscatlán (2012-2015) y San Salvador (2015-2018), y de cuyas filas fue expulsado en 2017.
El ganador de los comicios presidenciales está a la espera de dos juicios en los tribunales por cargos de violencia machista y calumnia.
El partido de Bukele, que surgió de un cisma en el interior de Arena, se ha caracterizado por respaldar el endurecimiento de la seguridad carcelaria, apoyar la pena de muerte y el paramilitarismo para combatir a las pandillas de delincuentes, y por oponerse a la despenalización del aborto.
El país centroamericano fue gobernado entre 1984 y 2009 por Arena en cuatro períodos consecutivos, mientras que la exguerrilla del FMLN llegó al poder en 2009 con Mauricio Funes, ahora exiliado en Nicaragua y acusado de corrupción en su país y quien fue relevado por el excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén.
A esta elección presidencial, la sexta desde que finalizó la guerra civil (1980-1992), fueron convocados 5,2 millones de salvadoreños, de los que apenas 2,35 millones acudieron a las urnas, según el último dato difundido por el TSE.