El presidente francés Emmanuel Macron, ha admitido que ha habido un "claro desajuste en igualdad" en los suburbios franceses y en las afueras, mientras que él recorre estos municipios para evitar que la fiebre de los 'chalecos amarillos' se replique en los barrios colindantes con París.
Macron ha dicho que el Estado "debe garantizar justicia social" y frenar la situación de las personas desfavorecidas en las áreas suburbanas, quienes dice que se encuentran en una especie de "arresto domiciliario social".
El presidente francés ha hecho una ruta por muchos de estos lugares en el llamado banlieue (suburbio en francés), reuniéndose durante horas con los alcaldes y los activistas locales. "Podemos hacerlo mejor gastando menos, si gastamos en los lugares adecuados", ha dicho Macron.
El gobierno de Macron se ha visto interrumpido por las protestas de los 'chalecos amarillos', tiempo durante el cual las políticas empresariales y su programa para revisar el trabajo y el estado de bienestar se han estancado.
Ahora,intentará redimirse en su prometida "transformación" en Francia con este "gran debate" -que durará hasta marzo- a través de las reuniones con los ediles de los municipios, donde podrán dar su opinión sobre temas como los impuestos, la democracia, el medioambiente y el rumbo del país.
Luchar contra la segregación
En esta ruta, como si se tratase de una campaña electoral, pretende enmendar el descuido de las afueras, ya que no han tenido representación real en las protestas de los 'chalecos amarillos' que asaltaron el centro de París.
Como parte de este programa, el pasado lunes Macron apareció en el municipio de Évry-Courcouronnes, a unos 32 kilómetros al sur de París, escuchando a la comunidad suburbial, donde sienten que se han olvidado de sus problemas y preocupaciones.
En un gran corrillo, con una bandera francesa de fondo, micrófono en mano y con la camisa arremangada, Macron se reunió con más de 300 funcionarios electos y líderes de los grupos comunitarios, quienes advirtieron al presidente de la "guetización y la "segregación" de estas comunidades.
El alcalde comunista de Grigny, Philippe Rio, se ganó los aplausos de los presentes cuando dijo que las comunidades de las afueras no quieren "caridad, sino justicia". Dijo que en Francia existe un "apartheid territorial y social" y que no está siendo solucionado por el Estado. Añadió que en las afueras, los franceses sienten que la promesa de "libertad, igualdad y fraternidad" ha sido "reservada para ciertas castas".
"¡No nos abandones!"
Macron ha insistido en que acudiendo a los debates locales con los alcaldes "escucho cosas que de otra manera no escucharía". Ha dicho que tiene "convicciones" pero no "todas las soluciones", las cuales quiere ahora encontrar de manera colectiva. Añadió que si todo lo que ha hecho fuese perfecto, Francia no estaría en crisis.
Un alcalde suburbial le rogó a Macron: "¡No nos abandones!". A lo que el presidente respondió: "No os abandonaré, eso no está en mi temperamento".
A pesar de que las encuestas han subido el apoyo a Macron gracias a los votantes de derechas que quieren frenar las protestas de los 'chalecos amarillos', su popularidad general continúa baja: entorno al 30%. Una mayoría de los franceses lo ven alejado de la realidad del país. Además, una encuesta reciente realizada por Elabe asegura que, al menos, el 80% de los franceses lo ven como una persona autoritaria.