Los altibajos de la crisis venezolana han provocado el uso de mucha tinta y neuronas en los análisis en los últimos días. La materia prima tras este cartapacio de comentarios y observaciones han sido las constantes declaraciones de voceros del régimen, de la oposición, Nicolás Maduro y Juan Guaidó, los responsables de la política internacional de Estados Unidos, y hasta especulaciones surgidas en Twitter, el medio a través del que los venezolanos se informan ante la censura en los medios tradicionales.
La crisis vive un repunte trascendental, ya que Guaidó viaja de vuelta a Venezuela tras más deuna semana en el extranjero, y sobre él pesa una orden de detención, por considerar el régimen que es él quien usurpa las funciones presidenciales. Sin importar las amenazas, y después de culminar una inesperada gira por Suramérica, el presidente encargado anunció desde Ecuador que regresa a Venezuela y que se presentará en una manifestación convocada para este lunes a las 11.00 de la mañana porque, según dice, "aunque es carnaval también en Venezuela, hay poco qué celebrar y mucho por hacer”.
Y Guaidó se atreve a más: en la misma declaración anunció que tiene una invitación para asistir a una reunión de la iniciativa Prosur, en Chile, el próximo 22 de marzo. Es decir, llegará y saldrá, sin importar la orden de prohición de salida del país emitida en su contra por el Tribunal Supremo designado por el régimen de Maduro.
El primer pulso de esta semana será si Guaidó realmente puede regresar, seguir libre y viajar cada vez que lo necesite. A pesar de lo tentador que puede ser capturarlo, el régimen podría considerar dejarlo ingresar en Venezuela.
Rusia anunció a Estados Unidos que está dispuesta a tomar parte en conversaciones bilaterales sobre la situación en Venezuela, de acuerdo con una declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú, que afirma que Serguei Lavrov sostuvo conversaciones telefónicas con el secretario de Estado, Mike Pompeo, sobre este tema. Apresar a Guaidó tiraría un balde de agua fría a la disposición de Putin, aliado de Maduro, frente a Washington, que desde hace semanas ha reiterado a Caracas que responderá ante cualquier agresión contra Guaidó.
Una dualidad "equilibrada"
Pero el suspense sigue. Para Ángel Álvarez, doctor en Políticas Comparativas, a diferencia del año pasado esta vez las posibilidades de transición han aumentado. Y no se basa en probabilidades. También destaca la existencia de capacidades organizadas tanto a nivel internacional para ejercer presión sobre el gobierno de Maduro como internas para constituir un gobierno alternativo.
"Estamos frente a una dualidad de gobiernos en un mismo territorio, lo que es una situación sumamente complicada. Es difícil saber cuánto tiempo se va a mantener esto. Por ahora, yo creo que hay un equilibrio, producto de las bases de sustentación de los dos gobiernos. Al parecer, Maduro tiene un respaldo importante de las Fuerzas Armadas, su apoyo por parte de la población es muy pequeño y su soporte internacional es reducido y concentrado en países que quieren preservar sus intereses económicos e inversiones hechas en el país en los últimos años”, recalca.
Ninguno de los dos tiene cómo eliminar al otro de una manera sencilla sin implicar grandes costos y ninguno de los dos esta en posibilidad de negociar un pacto
"Pero no hay un gran compromiso de esas potencias [China y Rusia], que en cualquier momento podrían sentarse a negociar bien sea con Maduro o con Estados Unidos. En cambio, Guaidó tiene un apoyo popular en Venezuela muy grande e internacional muy extendido, pero no tiene capacidad militar. Ese equilibrio de poderes asimétricos puede prolongarse por un tiempo todavía, porque ninguno de los dos tiene cómo eliminar al otro de una manera sencilla sin implicar grandes costos y ninguno de los dos está en posibilidad de negociar un pacto para unificación del gobierno”.
Álvarez cree que la negociación Rusia-Estados Unidos podría acabar con ese “equilibro”, pero aún queda por ver si se concreta. Son días complicados en Venezuela y de mucha incertidumbre.