Bethany Vierra es una estadounidense que se casó con un empresario saudí en 2013, con quien tiene una hija, Zaina. Vierra ha dado clase en una universidad de mujeres y creó una empresa. Pero su matrimonio no iba bien y decidió pedir el divorcio. Desde entonces, está atrapada en el país.
Arabia Saudí tiene unas políticas bastante restrictivas. Bajo las llamadas "leyes de tutela" las mujeres en el país no tienen absoluta libertad en ciertos aspectos de su vida. Necesitan el permiso de sus maridos para usar su cuenta bancaria, abandonar el país, viajar con sus hijas o acudir a abogados.
"Está completamente atrapada", dice Nicole Carrol, prima de Vierra, desde California a The New York Times. "No tiene más opciones". Vierra tiene 31 años y ya está divorciada, pero su ex marido hizo que su permiso de residencia expirara, por lo que no puede acceder a su cuenta bancaria ni salir del país. Su hija, de 4 años, no puede viajar sin el permiso de su padre. Esto significa que, aunque Vierra consiguiese salir de Arabia Saudí, lo tendría que hacer sin Zaida.
Bajo estas leyes, las mujeres saudíes -o aquellas que se casen con hombres saudíes- necesitan tener un "tutor", que suele ser un padre o un marido, pero a veces puede serlo un tío o un hijo. Legalmente, son como menores de edad. Los hombres saudíes pueden permitir o denegar que su "tutelada" pase el control de un aeropuerto a través de una app, e incluso recibir mensajes cuando lo hagan.
"Hay que eliminar las leyes de tutela"
El príncipe saudí, Mohamed bin Salmán, ha aligerado algunas de las restricciones a las mujeres. Ahora ya pueden conducir o entrar en estadios deportivos. Incluso en una entrevista a 60 Minutes aseguró la igualdad entre hombres y mujeres. "Somos seres humanos, no hay diferencias". Cuando le preguntaron sobre las leyes de tutela a mujeres, dijo que quería "encontrar una forma de tratar esto sin que perjudique a las familias y a la cultura".
Carroll, la prima de Vierra, discierne de la opinión del príncipe saudí. "Están intentando dar la imagen de que están dando más derechos a las mujeres, pero si de verdad quieren hacerlo, necesitan eliminar las leyes de tutela".
Carrol dice que, al principio, la relación iba bien. "Él era apasionado, cariñoso y generoso". Pero pronto, la relación comenzó a enfriarse. Él comenzó a gritarla en frente de su hija, a perder los nervios. Cuando pidió el divorcio -que ellas pueden pedir solo si el hombre "no cumple con sus deberes"-, él no hizo nada durante un año.
Vierra firmó en un juzgado saudí una declaración de abuso emocional y verbal por parte de su marido. Cuando él declaró ante el juez, dijo que mentía y que ya se habían divorciado hacía seis meses. El juez compró el argumento.
Vierra, 'secuestrada' en el país
Incluso después del divorcio, su ex marido sigue teniendo el control de la residencia de Vierra, y sigue siendo su tutor y de su hija. El pasado diciembre, le negó el permiso para viajar con su familia en Navidad.
El mes pasado, dejó expirar la residencia de Vierra, haciéndola ilegal en Arabia Saudí. Sin este permiso no puede viajar, ir a la policía o acceder a su cuenta bancaria. Lo que significa que tampoco puede pagar los gastos de su empresa o los salarios de sus trabajadores.
Una nueva ley saudí dice que las mujeres en su situación pueden conseguir la residencia por ser pariente de un ciudadano saudí. Pero solo su ex marido puede conseguir los documentos necesarios para conseguir dicho estatus. Y se ha negado.
La información que aporta la web del consulado saudí dice que, incluso las mujeres que no son saudíes, necesitan la autorización de un hombre para salir del país. También dice que el gobierno estadounidense "no puede obtener visas de salida para menores sin la autorización de su padre o tutor".
"Los juzgados saudíes raramente permiten la salida de un extranjero con hijos nacidos durante el matrimonio". Eso deja sin opciones a Vierra y su hija. "No tiene salida", dice Carroll. "Todo el mundo se pregunta: ¿y ahora qué? Pero no no hay nada".