La primera ministra británica tira la toalla. Theresa May ha anunciado a sus compañeros de partido conservador que dimitirá si su acuerdo del brexit es aprobado por el Parlamento británico.
"He escuchado claramente las sensaciones del grupo parlamentario. Sé que hay un deseo de un nuevo liderazgo para la nueva fase de las negociaciones y no seré un estorbo. Estoy dispuesta a dejar el cargo antes de lo previsto para conseguir lo mejor para el partido y para el país", ha proclamado.
May ofrece este sacrificio para calmar la sublevación interna en las filas del partido conservador, desnortadas y divididas por su errática y caótica gestión del 'brexit'. El acuerdo alcanzado para materializar el tortuoso divorcio de la Unión Europea ya ha sido rechazado en dos ocasiones por Westminster y el callejón sin salida ha obligado a Reino Unido a solicitar una prórroga para ejecutar el brexit. Con esta promesa de dimisión pretende salvar el acuerdo y cumplir con el mandato del referéndum de 2016.
Miembros del partido presentes en esta reunión han señalado que May no ha ofrecido una fecha concreta sobre su salida de Downing Street pero indican que la dimisión se hará efectiva "relativamente pronto". En cualquier caso, la primera ministra no estará al mando cuando llegue la siguiente fase de las negociaciones, que deberán establecer la nueva relación entre Reino Unido y la UE. Si es que el brexit llega a materializarse.
Por el momento, los parlamentarios más rebeldes ya se están planteando cambiar el sentido de su voto. Según el rotativo británico The Times, alrededor de 40 diputados apoyarían ahora el acuerdo sabiendo que May dimitirá, entre ellos el exministro de Boris Johson. Otros cuarenta estarían aún indecisos. May necesita, en total, que 75 diputados cambien de opinión para que le salgan las cuentas.
A dos días de la fecha en la que se iba a ejecutar la ruptura, la UE sigue soñando con un cambio radical en la situación. El apoyo popular a la revocación del artículo 50 ha hecho que este mismo miércoles, antes de conocer el movimiento de May, Tusk haya expresado alto y claro su deseo: una prórroga larga para "no traicionar" a los millones de personas que no quieren ahora el brexit. "Cada vez más gente quiere quedarse", ha dicho el presidente del Consejo Europeo.
El sacrificio de May también coincide en el tiempo con los cambios de postura de Jeremy Corbyn, cada vez más proclive a la celebración de un segundo referéndum del brexit. Las encuestas de opinión indican que otro plebiscito arrojaría un resultado contrario al de 2016.