La crisis en Venezuela sigue siendo durísima cada día. Los insistentes apagones, la falta de comida, los sueldos incapaces de afrontar la cesta de la compra, la inexistente libertad de expresión... y la muerte que acecha en los hospitales, donde debería ser lo contrario.
En las manifestaciones de los fines de semana, convocadas por el presidente encargado Juan Guaidó -que trata de impulsar la transición democrática en el país caribeño-, es donde los ciudadanos móvil en mano, se desfogan.
"Tú mataste a mi esposa, a la madre de mi hija, la mujer que yo más quería en este mundo, haz conmigo ya lo que quieras, no tengo nada que perder... ¡mátame a mí también, Maduro!". Es el testimonio desgarrador, junto a una menor llorosa de un ciudadano venezolano, víctima de la falta de medicamentos en los centros hospitalarios, donde también fallecen pacientes por la falta de suministro eléctrico con el que impulsar las diálisis, encender los quirófanos o mantener en marcha las incubadoras.
El régimen de Maduro insiste en culpar a dos nuevos ataques terroristas del apagón que se registraba este sábado en toda Venezuela y del que se produjo el viernes, en una semana durante la que el país no ha podido recuperar el suministro normal de energía.
"El Gobierno Bolivariano (...) denuncia la infame y brutal perpetración de dos ataques programados y sincronizados contra el sistema eléctrico nacional", indicó el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, al leer un comunicado difundido por el canal estatal de televisión.
"De manera nada fortuita se produjeron nuevos ataques coordinados y sincronizados contra las líneas de transmisión eléctrica. Estos ataques ocurrieron a la misma hora, las 19.11 (01.11 de este domingo hora peninsular española)", dijo Rodríguez en alusión a las dos caídas de la electricidad, la de este sábado y la del domingo.
Según el ministro, estos supuestos ataques buscan "obstruir de manera criminal, homicida, los inmensos esfuerzos del Gobierno revolucionario, de los trabajadores, del pueblo todo para estabilizar el servicio de energía eléctrica".
Venezuela acumula desde el lunes una serie de apagones que han venido paralizando prácticamente a todo el país y que han determinado que solo el viernes hubiera actividad comercial y empresarial.
Los dos primeros apagones se produjeron el lunes y el sistema no ha vuelto a recobrarse totalmente desde entonces, con afectación a todo el país, especialmente a los estados occidentales.
El régimen chavista atribuyó los apagones a un primer ataque terrorista contra una línea de transmisión y a un incendio posterior en el patio de transformadores de la central eléctrica del Guri, la principal del país. En este último caso, según la versión oficial, por disparos de un francotirador contra los aparatos.
El ministro señaló que estos ataques se suman a los ya registrados el 7 de marzo, cuando el chavismo dijo que había habido un ataque cibernético y otro electromagnético contra el Guri.
Rodríguez señaló que las "atroces agresiones de los viernes 29 de marzo y sábado 30 de marzo" se produjeron justo en el momento en que el Gobierno había logrado la recuperación de la electricidad en todo el país.
Aseguró que el Gobierno de Maduro persistirá "tercamente" en el restablecimiento de la energía y logrará la "reparación y recuperación de los equipos salvajemente dañados por agentes del imperio supremacista del norte (en alusión a Estados Unidos) y sus tristes y genuflexos lacayos locales".
Ayuda humanitaria de Cruz Roja
Entretanto, Fabiana Rosales, la esposa del líder opositor venezolano Juan Guaidó, pidió este sábado no detener la recolección de ayuda humanitaria a favor de Venezuela, porque persiste una crisis energética y "casi el 100 % del país no tiene luz".
Rosales acudió este sábado a un centro de acopio levantado en el Condado de Miami-Dade para reiterar su llamamiento a la comunidad internacional en pos de mantener la solidaridad a favor de Venezuela, que sufre una grave crisis política y social.
"Nuestro objetivo es salvar vidas, devolver la sonrisa a nuestros niños, y lo estamos logrando", señaló a los periodistas apostados en una nave industrial de Doral, ciudad aledaña a Miami, en donde reiteró que la oposición no va a detener su acción "para evitar la masacre que hay hoy en Venezuela".
"La ayuda humanitaria es un hecho, porque hay muchas personas dispuestas a salvar vidas", resaltó la esposa del jefe de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 60 países, entre ellos Estados Unidos.
Rosales dio a conocer que en la jornada de este sábado en Miami se habían reunido unas 650 cajas con alimentos no perecederos, medicamentos, vitaminas, insumos ortopédicos y hospitalarios y pastillas potabilizadoras de agua y desparasitadoras.
La esposa de Guaidó manifestó que la ayuda "ya está ingresando y salvando vidas", y agradeció en ese sentido a los voluntarios y personas que han colaborado tanto con la recolección a favor de Venezuela como con la restauración de la democracia en ese país.
"No se detengan, este camino continua, la libertad y la justicia, esta muy cerca", resaltó Rosales, quien estuvo acompañada, entre otros de la vicegobernadora de Florida, Jeanette Nuñez, y del alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez.
La esposa de Guaidó se halla de visita en Estados Unidos, donde ha sido recibida en la Casa Blanca por el presidente, Donald Trump, y el vicepresidente, Mike Pence.
"Todo se resolverá. Siempre se resuelve. Vamos a conseguir que se resuelva", le prometió Trump, con su hija Ivanka cerca.
Rosales también fue recibida por la primera dama, Melania Trump, en Mar-a-Lago, la residencia de invierno del matrimonio Trump en Palm Beach, en el sur de Florida, donde le reiteraron el apoyo del Gobierno al "nuevo liderazgo en Venezuela".
El viernes Rosales recibió las llaves tanto del Condado de Miami-Dade como de la ciudad de Miami.
El domingo, Rosales tiene previsto visitar la capilla Caridad del Cobre para luego sostener un encuentro con la comunidad venezolana.