Cinco horas después de abrir los colegios electorales, la participación en los comicios parlamentarios israelíes era de un 25% a las doce de la mañana hora local (09.00 GMT), dos puntos por debajo del porcentaje de los celebrados en 2015, informó la televisión pública israelí Kan.
"Hay que participar en las elecciones, no se puede ser neutral", declaró a Efe Monique Cadosh, israelí de origen francés que vive a caballo entre Jerusalén y Francia, y que hoy fue a votar en un colegio del centro de Jerusalén con un grupo de vecinos.
Tras poner su papeleta dentro de la urna, aseguró que "Israel necesita a un líder fuerte", motivo por el que decidió votar al primer ministro Benjamín Netanyahu.
"Aquí hay guerra de manera permanente. La gente que sale del instituto es enviada al frente y hace falta tener a un dirigente sensato y conocedor de los acontecimientos para reaccionar ante lo que pueda ocurrir", declaró Cadosh.
Electores de todas las edades, entre ellos jubilados, jóvenes y padres de mediana edad con sus hijos pequeños, votaron en una jornada de fiesta nacional que por ahora transcurre sin incidentes relevantes, donde el ambiente electoral impregna las calles, poco abarrotadas de tráfico, con los carteles de candidatos y listas electorales aún colgados por todas partes.
"Netanyahu está borracho de poder", opinó a Efe David Garboys, 24 años y residente en la colonia judía de Maale Adumim, en territorio palestino ocupado, que decidió participar hoy en la campaña a favor de la coalición centrista Azul y Blanco, que lidera el exjefe del Estado Mayor Beni Gantz, principal rival de Netanyahu en estos comicios.
"Los líderes de Azul y Blanco son gente nueva que está preparada para dirigir el país", añadió el joven, que dijo haber hecho el servicio militar como soldado a las órdenes de Gantz que, opina, "puede gobernar mejor que Netanyahu, que está llevando a Israel a ser un país cada vez menos democrático".
Los centros electorales para elegir el vigésimo primer Parlamento se mantendrán abiertos hasta las 22:00 hora local, y 6,3 millones de electores están convocados a votar, con un alto número de indecisos, según las encuestas, que decidirán a quién apoyan a última hora.