Cuatro católicos que portaban una estatua de la Virgen María en una procesión en la Región Centro-Norte de Bukina Faso fueron asesinados por hombres armados este lunes en esa zona azotada a menudo por el terrorismo yihadista, informó la estatal Agencia de Información de Burkina (AIB).
El grupo de religiosos regresaba a la localidad de Singa, en la provincia de Bam, desde el pueblo vecino de Kayon, situado a unos diez kilómetros, cuando una decena de ellos fueron interceptados por hombres armados, indicó AIB, citando como fuentes a residentes locales.
Los atacantes dejaron huir a los menores que participan en la procesión, ejecutaron a cuatro adultos y destrozaron la estatua de la Virgen María, según las mismas fuentes.
Este suceso se produjo un día después de que seis personas perdieran la vida en otro ataque armado contra una iglesia católica en la localidad de Dablo, próxima al Sahel y localizada también en el norte del país, el área más castigada por el terrorismo yihadista desde 2015.
El incremento del terrorismo en Burkina Faso comenzó en abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a la red Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso Tambao, en el norte del país, que aún sigue desaparecido.
Desde entonces, el número de ataques atribuidos al grupo local Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel, al Grupo de Apoyo al Islam y los musulmanes (GSIM), y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS) ha ido en aumento.
La región más afectada por esta creciente inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, siendo un foco habitual de ataques armados y secuestros.
Sin embargo, desde mediados de 2018, la situación del este del país también se ha degradado.
Burkina Faso es uno de los cinco países que componen la fuerza transfronteriza conjunta G5 Sahel -junto a Mali, Mauritania, Níger y Chad- con el objetivo de combatir el terrorismo yihadista en la región.