Nunca fue la intención del Gobierno británico y ha tratado de evitarse hasta el último minuto, pero el calendario y la legislación han hecho inevitable la pesadilla de los partidarios del "brexit": tres años después del referéndum, el Reino Unido participará en las elecciones europeas.
El calendario parecía inapelable: si el país salía de la Unión Europea (UE) el 29 de marzo de 2019, como estuvo previsto durante casi dos años, estas elecciones no hubieran sido necesarias porque el Reino Unido ya estaría en un periodo de transición y no sería un Estado miembro de pleno derecho.
No obstante, las dos sucesivas prórrogas al "brexit" tras la incapacidad del Gobierno para lograr el apoyo del Parlamento a su acuerdo con Bruselas han impedido que se cumplieran los plazos previstos.
Aunque Theresa May mantuvo hasta el último momento la esperanza de poder aprobar el acuerdo en el tiempo de descuento y evitar así participar en la conformación de la próxima Eurocámara, Downing Street acabó anunciando que el Reino Unido celebrará las elecciones el día 23 de mayo. Será uno de los primeros Estados miembros en hacerlo, puesto que 22 de los 28 países las celebran el domingo, 26 de mayo.
Las matemáticas de los 73 escaños
No celebrarlas era la decisión lógica en lo simbólico y también en lo organizativo, pues ya se había acordado el nuevo reparto de escaños que no contaba con los 73 eurodiputados que le corresponden al Reino Unido: 46 hubieran quedado en reserva con vistas a la posible incorporación de nuevos Estados miembros en el futuro y 27 a repartir entre países hasta ahora infrarrepresentados.
La más que probable presencia de eurodiputados británicos en la próxima Eurocámara -podrían evitar ocupar su escaño si el acuerdo se aprueba antes de la constitución del Parlamento el 2 de julio, algo que se antoja poco probable- obliga a volver a la composición anterior y abre interrogantes para los veintisiete países restantes y los eurodiputados que se queden a las puertas de ser elegidos.
En España, por ejemplo, hasta cinco eurodiputados se quedarán "en el banquillo" tras las elecciones, listos para ocupar el escaño que les corresponde en el nuevo reparto cuando el Reino Unido logre cerrar los trámites del divorcio de la UE.
Con voz y voto
Los 73 británicos que ocupen su asiento en el Parlamento Europeo tendrán voz y voto en algunas de las decisiones más relevantes para la futura cara de la Unión Europea, como la aprobación de los comisarios para la próxima legislatura o la luz verde final al presidente de la Comisión que nominen los países.
Por el momento, muchas encuestas sitúan en cabeza al nuevo Partido del Brexit que dirige el eurófobo Nigel Farage, que podría entrar en una potencial agrupación de euroescépticos y populistas del resto del continente y poner en jaque las primeras decisiones de la próxima Eurocámara.
Por otro lado, una contribución significativa de los laboristas al grupo socialdemócrata en el Parlamento puede ser el empujón necesario para que logren una mayoría que les permita colocar a sus candidatos en cargos clave.
En cualquier caso, queda en el aire cuánto tiempo ocuparán los británicos sus escaños. El Reino Unido puede abandonar la Unión Europea tan pronto como apruebe el acuerdo de salida y la intención de Theresa May es hacerlo antes de la nueva fecha límite del 31 de octubre.
No obstante, los deseos del Gobierno británico respecto al "brexit" raramente se cumplen y la prórroga extendida hasta la noche de Halloween podría alargarse aún más si el Reino Unido lo pide y los Veintisiete se lo conceden, por lo que los 73 eurodiputados podrían permanecer en sus escaños mucho más tiempo del previsto y acabarían influyendo en decisiones legislativas.