Este martes 21 de mayo, Malawi celebra unas elecciones generales que podrían llevar por primera vez a personas albinas a la Asamblea. En este país, situado al sureste de África y en el que todavía son frecuentes los asesinatos y las mutilaciones a albinos por la creencia de que su cuerpo tiene poderes mágicos, la presencia en el Gobierno de personas con este trastorno genético podría ayudar mejorar su situación en todo el país.
En junio de 2018, Overstone Kondowe, director de la Asociación de Personas con Albinismo en Malawi (APAM), anunció que seis albinos se presentarían a las elecciones de este año para luchar contra el estigma que sufren en el país y "demostrar que somos más que nuestra piel". Esta es una candidatura histórica en el país y podría suponer un antes y un después para las casi 10.000 personas de esta minoría que, según Amnistía Internacional, viven en él.
A pesar de que en 2016 el Gobierno prohibió la "hechicería" y la "magia" para acabar con los asesinatos y la persecución de albinos, las supersticiones sobre los poderes mágicos de sus cuerpos está muy arraigada en el país, por lo que todavía hoy sufren una fuerte persecución.
Según la APAM y otras organizaciones internacionales, desde 2014 (que fue cuando se comenzaron a contabilizar las agresiones), se han denunciado: 25 asesinatos, 15 desapariciones, 122 intentos de secuestros y algunas exhumaciones de tumbas de albinos.
De estos casos, solo un 30% se resuelven, según los datos de la Policía de Malawi y el Ministerio de Justicia y Asuntos Constitucionales. Amnistía Internacional denuncia que apenas un asesinato y un intento de asesinato se han juzgado "satisfactoriamente".
El Alto Comisionado de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos expresó su preocupación por el aumento de la "violencia política" contra esta minoría en los meses anteriores a las elecciones.
Poderosos involucrados
Aunque el actual presidente, Peter Mutharika, dijo en 2016 que las matanzas a albinos se debían a "la superstición, la necedad y la ignorancia", algunas personas apuntan a las altas cúpulas políticas como instigadoras de estos asesinatos durante la campaña electoral.
El guardaespaldas personal de Lázaro Chakwera, uno de los candidatos a la presidencia, fue arrestado por su presunta implicación en un asesinato, e incluso Mutharika ha sido acusado según informaciones del diario británico The Telegraph.
Se cree que estos crímenes se hacen por encargo a través de una red organizada que actúa en nombre de clientes ricos. Incluso expolíticos del país aseguran que se les recomendó acudir a los "hechiceros" (witchdoctors como les llaman allí) cuando les iba mal.
Un ejemplo reciente fue el caso de un chico albino que murió electrocutado estando bajo custodia policial, lo que aumentó el temor de algunos malauíes sobre la posible vinculación de los poderosos con los ataques, según explica la BBC.
Por ese motivo, la situación de los albinos ha sido un tema fundamental durante la campaña. En este sentido, la oposición ha reprochado a Mutharika no haber hecho lo suficiente para protegerles, por lo que el presidente ha nombrado una comisión de investigación para esclarecer los casos abiertos.
División del Gobierno
Además del escándalo por los asesinatos, las posibilidades del presidente, Peter Mutharika de conseguir una segunda legislatura se han torcido por la 'rebelión' de parte de su partido, el Partido Demócrata Progresista (DPP).
El vicepresidente, Saulos Chilima, decidió fundar su propio partido, el Movimiento de Transformación Unido (UTM), tras comprobar la intención de Mutharika de conseguir la reelección. De esta manera, Chilima se llevó a gran parte de los militantes de la DPP, lo que podría dividir el voto en el electorado.
Rap por el voto joven
Chilima, de 46 años, podría ganar las elecciones gracias al voto joven, personas entre 18 y 34 años, y que representan el 54% de la población. En comparación con Mutharika, que tiene 78 años, el líder de la UTM es relativamente joven y aporta una visión mucho más moderna de la política.
Asimismo no ha sido precisamente sutil durante la campaña para atraer a este segmento del país. Un ejemplo es el 'videoclip' protagonizado por su mujer, Mary Chilima, en el que rapea, baila y utiliza expresiones coloquiales para pedir el voto.
Acusaciones de corrupción
A pesar de la división del Gobierno, el rumor que circuló durante dos días por todo el país sobre la supuesta muerte del presidente y las sospechas sobre él por los asesinatos de albinos, las acusaciones de corrupción es lo que podría costarle el cargo a Mutharika.
No solo la oposición ha denunciado la corrupción del presidente, sino que miembros de su propio partido, entre los que se encontraba Chilima y que asegura que es el motivo por el que dejó la militancia en DPP, le culparon de "permitir que la corrupción se arraigue en el país".
El presidente fue absuelto de un caso de soborno, pero se ha descubierto que su partido recibió cerca de cuatro millones de dólares de un empresario a través de un controvertido contrato firmado por el propio Mutharika.
Reaparición de la MCP
Aunque se presentan ocho candidatos a la presidencia, el último gran rival de Mutharika es Lazarus Chakwera, líder de la oposición durante la última legislatura. Pertenece al Partido del Congreso de Malawi (MCP) que llevó al país a la independencia en 1964.
Tras décadas de gobierno autoritario, perdieron las primeras elecciones multipartidistas en 1994, pero en los últimos años ha reaparecido y ha tomado fuerza. El objetivo de Chakwera es recuperar el poder de antaño.