Marlen Ochoa-Uriostegui fue asesinada el pasado 23 de abril y su hijo fue arrancado de su vientre presuntamente por Clarisa Figueroa, de 46 años de edad, y su hija de 24 años Desiree, quienes ahora se enfrentan a cargos de homicidio en primer grado por la muerte de la joven.
Ochoa-López debía dar a luz el 5 de mayo y su desaparición fue denunciada el 23 de abril, el mismo día en el que fue a visitar el hogar de las acusadas, ubicado en el suroeste de Chicago. Piotr Bobak, de 41 años de edad y novio de Clarissa, ha sido acusado de ayudar a ocultar el homicidio.
Clarisa Figueroa atrajo a Ochoa-López con la promesa de regalarle ropa de bebé para su futuro hijo en un grupo de Facebook, pero, con la colaboración de su hija, la estranguló con un cable eléctrico en el salón de su casa, mientras la joven embarazada miraba un álbum de fotografías. A continuación, el bebé fue retirado de su vientre.
Los vecinos de la mujer detenida dijeron que la habían visto cubierta de sangre, sujetando un bebé en una toalla fuera de la casa, y gritando que su bebé necesitaba ayuda. Aseguraba que acababa de dar a luz y que el bebé estaba "pálido y azul".
Aunque el crimen se está investigando y todavía no está claro el móvil, Clarissa había perdido a su hijo en 2017, y los investigadores barajan que ella pudiese haber pretendido criar a ese niño.
La familia de Ochoa-López se reunió el pasado lunes con personal del hospital Advocate Christ, donde se repasaron los protocolos del hospital. Julie Contreras, otra portavoz de la familia, dijo a los medios que el hospital ha hecho todo lo que ha podido por atender correctamente al recién nacido.
Sin embargo, la Oficina del Sheriff del Condado de Cook está insatisfecha con el procedimiento del hospital, que no avisó del caso hasta el 9 de mayo.
Una de las asesinas dijo que el bebé era suyo
Según la investigación policial, Clarisa Figueroa hizo una llamada al teléfono de emergencias para avisar que el niño recién nacido tenía problemas para respirar, tras lo cual fue llevado en estado crítico a un hospital cercano donde actualmente se encuentra en cuidados intensivos y con daños cerebrales.
Desiree Figueroa declaró a los agentes que su madre había dado a luz al bebé, aunque luego las pruebas de ADN confirmaron que el recién nacido es hijo de la víctima, y de su esposo, Yovani López. Pero al parecer el hospital no informó al Departamento de Servicios de Infantes y Familiares.
Una ley existente ordena que se informe de cualquier abuso a un bebé. La Oficina del Sheriff del Condado Cook dijo este martes que va a examinar el caso para averiguar si alguien no siguió el protocolo ordenado por esa ley.
El funeral de Ochoa-López, quien ha recibido grandes muestras de apoyo por la severidad del caso, será el 25 de mayo en la Funeraria Mount Auburn, en el suburbio de Stickney, Illinois, aledaño a esta ciudad.
El impacto de este caso, con una amplia cobertura de prensa, inspiró al artista hispano Milton Coronado a pintar un mural en honor a Marlen Ochoa-López en el barrio de Pilsen, en Chicago.
El padre del bebé no quiere desconectarlo
Giovanni López, el padre del recién nacido que fue arrancado del vientre de su madre en Chicago por dos mujeres que se enfrentan a cargos de homicidio, no quiere desconectar al bebé, que aunque se mantiene en estado crítico y con cerebro inactivo, abrió los ojos por primera vez el domingo.
Cecilia García, pastora y portavoz de la familia de Marlen Ochoa-López, la madre de 19 años que fue estrangulada con 9 meses de embarazo, dijo a EFE que López tiene esperanza de que el bebé pueda de alguna manera recuperarse. "El quiere explorar todas las opciones antes de tomar alguna decisión (definitiva)," dijo este martes García.
La portavoz expuso que Giovanni abrazó a su hijo por primera vez el domingo y el bebé, al que se le ha puesto el nombre de Yovanny Jadiel, abrió sus ojos por primera vez, algo que vieron como una señal de esperanza.
"Como otros, todos nosotros estamos motivados por la fe, nosotros tenemos fe y su padre y el resto de la familia cree que el pequeño se va a recuperar.