La Policía rusa ha detenido a al menos 200 personas este miércoles durante unas protestas en Moscú pidiendo castigos para los policías envueltos en la detención del periodista Ivan Golunov, que era acusado de tráfico de drogas, pero que el clamor popular denunciaba que se trataba de un montaje para callarle. Entre los detenidos se encuentra el opositor Alexei Navalny.
Finalmente, el Gobierno ruso ha cedido este miércoles a las presiones y ha liberado sin cargos al periodista de investigación. "Pienso proseguir mis investigaciones. Espero que nadie se encuentre en un futuro en la misma situación que yo", comentó Golunov nada más salir en libertad.
Golunov fue recibido a su salida del edificio del Ministerio del Interior por decenas de periodistas y activistas, que no dejaron de corear su nombre, que se ha convertido en los últimos días en un símbolo de la resistencia contra la arbitrariedad policial.
"Todas las acusaciones han sido retiradas", declaró el ministro ruso de Interior, Vladímir Kolokóltsev, en un comunicado.
Las palabras del ministro tomaron por sorpresa a los moscovitas, muchos de los cuales habían expresado en redes sociales su intención de participar este miércoles en una marcha no autorizada por la liberación del reportero del diario digital Meduza, uno de los más críticos con el Kremlin.
Kolokóltsev subrayó que el caso penal contra el periodista, conocido por sus reportajes sobre la corrupción entre los altos funcionarios moscovitas, quedaba cerrado por "falta de pruebas" de su culpabilidad.
Informó además de que los agentes implicados en el arresto del informador han sido temporalmente "apartados" de sus funciones. Asimismo anunció que pedirá al presidente ruso, Vladímir Putin, el cese de los altos cargos policiales involucrados en el caso, entre los que mencionó a dos generales.
En un gesto sin precedentes en la historia reciente de este país, este lunes tres grandes diarios rusos abrieron con la misma portada en defensa del periodista detenido -"Kommersant", "Védomosti" y "RBK"-, mientras otros actos de solidaridad con el informador se sucedían en decenas de medios regionales y nacionales por todo el país.
Golunov, de 36 años, fue detenido en Moscú el 6 de junio, después de que la policía supuestamente hallara drogas en su mochila y su domicilio. Dos días después, un tribunal moscovita decretó arresto domiciliario para el informador, que tras su detención denunció haber recibido una paliza y permanecido 16 horas incomunicado.
No obstante, los investigadores no hallaron las huellas del periodista en las pruebas recabadas en su vivienda y tampoco se pudo demostrar la presencia de estupefacientes en los análisis de orina y de las uñas realizados a Golunov, quien acusó a los agentes de haberle colocado la droga.
"Lloro de alegría. Entendemos perfectamente que esto ha sido posible gracias a los esfuerzos de miles de personas", declaró la directora general de Meduza, Galina Tímchenko.
En vista del vuelco que dio el caso, Tímchenko recomendó renunciar a la marcha y organizar el acto de solidaridad con Golunov otro día, acordándolo previamente con el Ayuntamiento. En este sentido, la Alcaldía anunció su disposición a autorizar el evento el domingo, 16 de junio, con una afluencia estimada de hasta 20.000 personas.
Por su parte, el jefe del Consejo de Derechos Humanos adjunto al Kremlin, Mijaíl Fedótov, se congratuló de la decisión de poner en libertad al reportero, que calificó de "una victoria de todos: de la sociedad civil, del sentido común y de la ley".
Coincidió con él el director de la prestigiosa emisora independiente Eco de Moscú, Alexéi Venedíktov, quien celebró la actuación de las autoridades ante el clamor popular.
"Es algo muy positivo, porque la sensatez del poder es una de las partes integrales de una sociedad sana. Cuando las autoridades reconocen sus errores, los de la policía, y los subsanan", afirmó el periodista, citado por la agencia Interfax.
La persecución penal de Golunov desató numerosas críticas de activistas en el país y de organizaciones internacionales fuera de Rusia, como Amnistía Internacional y organismos como el Consejo de Europa.
Rusia ocupa en la actualidad el lugar 149 en la clasificación de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras, de un total de 180 países que participan en este índice anual, tras caer un puesto debido a las presiones a la prensa independiente.
Recientemente, un grupo de periodistas de "Kommersant" presentó su dimisión después de que dos compañeros fueran despedidos, supuestamente por revelar filtraciones sobre el pronto relevo de la presidenta del Senado, Valentina Matviyenko.
Sin embargo, fue precisamente el "caso Golunov" el que colmó el vaso y generó una gran conmoción en la comunidad periodística rusa, cuyos representantes comenzaron a organizar piquetes solitarios frente al Ministerio de Interior para protestar contra la detención de su compañero sin infringir la ley sobre las concentraciones masivas.
El gesto de solidaridad de la prensa con su compañero fue apoyado por los ciudadanos que acudieron en masa a los quioscos para comprar las ediciones especiales de los tres mayores periódicos financieros.
"La gente cogía dos o tres ejemplares de cada uno. Lo vendimos todo casi enseguida", dijo a Efe la vendedora de un quiosco en el sur de Moscú.
En los últimos años, al menos ocho periodistas y activistas rusos han sido detenidos por los mismos cargos que Golunov, entre ellos Oyub Titíev, director de la oficina chechena de la ONG Memorial, condenado a 4 años de prisión por posesión de drogas y puesto también ayer bajo arresto domiciliario.