Los espías que trabajan a las órdenes del Ejecutivo que dirige Angela Merkel están de estreno. Desde principios de año, la sede del Servicio Federal de Inteligencia (BND, por sus siglas alemanas) está en Berlín. Antes se encontraba en Pullach, una pequeña población bávara situada cerca de Múnich (sur germano). Al servicio del BND trabajan unas 6.500 personas, casi tanta gente como población tiene Pullach, que ronda los 9.000 habitantes.
Podría pensarse que en Berlín, la mayor ciudad de Alemania, la sede central de los servicios de inteligencia teutones podría pasar desapercibida. Nada está más lejos de la realidad. Los espías de Merkel no se han mudado de edificio, han venido a Berlín para ocupar prácticamente un barrio.
Casi media hora se tarda en darle la vuelta al conjunto arquitectónico diseñado por la firma 'Kleihues + Kleihues' que ha pasado a ocupar el BND en la capital alemana. El recinto ha costado más de lo previsto, unos 1.100 millones de euros en lugar de los 720 millones de euros estimados inicialmente.
Entre semana, estos días de calor, alguna de las 14.000 ventanas de sus edificios están abiertas, pero en ellas no se ve a nadie. El conjunto apenas deja ver un alma. Los trabajadores que salen de los edificios de la nueva sede del BND evitan hablar. "No, gracias, déjeme en paz", dicen a EL ESPAÑOL más de uno y más dos empleados. Otros esquivan hacer comentarios, aceleran el paso y cruzan apresuradamente la calle al verse ante un periodista.
Transparencia del BND
La comunicación y las relaciones públicas del BND, sin embargo, se supone que son ahora una de las tareas principales que tienen lugar en un complejo bautizado por el periódico, Süddeutsche Zeitung, como "la estrella de la muerte". Desde el pasado mes de abril, parte del edificio se abre a visitas organizadas.
"Las visitas están yendo muy bien", afirman sonrientes algunos trabajadores del centro de visitas, un espacio de titularidad pública al que se agradece que esté refrigerado. No todos lo están en Berlín, una ciudad que a todas luces no está pensada para soportar temperaturas superiores a los 30 grados registrados estos días.
"Queremos ofrecer tanta transparencia y tanto secreto como sea necesario", declaran a EL ESPAÑOL los responsables de comunicación del BND. "Queremos asegurarnos de que los ciudadanos saben lo que hace el BND. No queremos ocultarnos, algo difícilmente posible con un edificio tan grande", añaden con algo de sorna. En el BND son conscientes de lo hiperbólica que es la nueva casa de "los espías" de Merkel.
Transparencia imposible
En el Süddeutsche Zeitung, diario bávaro que ha visto cómo su región perdía la sede del BND, hay quien se ha quejado de que "unos servicios de inteligencia no pueden estar en mitad de la sociedad", como ocurre actualmente con el centro de mando de los espías del Gobierno alemán.
Los hay que piensan que la lucha antiterrorista -algo que en el BND llaman una "prioridad especial"- o las tareas de ciberseguridad, nunca podrán hacerse de modo transparente.
"En realidad, el BND es una autoridad que, a diferencia de un centro cultural, no está al servicio de la sinceridad, sino de la protección y la seguridad", según ha dicho el periodista y crítico de arquitectura alemán Gerhard Matzig en su artículo del Süddeutsche Zeitunges que bautizaba a la nueva sede como la "estrella de la muerte".
"Nosotros queremos explicar nuestro mandato y nuestra forma de trabajar", insisten las fuentes del BND contactadas por este periódico. En su nueva sede, se quiere dar respuesta a preguntas como: "¿Qué tareas desarrolla el BND? ¿Sobre qué base? ¿En qué puntos se centra y cómo funciona el control sobre el BND en Alemania?", comentan desde los servicios secretos germanos.
"También presentamos nuestro pasado con una pequeña zona dedicada a una exposición histórica", abundan. Sitio, desde luego, no falta en la nueva sede del BND, que ocupa una superficie equivalente a 36 campos de fútbol, unos 260.000 metros cuadrados.
Merkel lo agradece
El día de la inauguración de la sede, poco después de que llegaran aquí procedentes de Baviera unos 100.000 cartones de mudanza y 58.000 muebles, Merkel dijo estar "muy agradecida" a sus "espías". "El Servicio Federal de Inteligencia cumple una contribución indispensable a la seguridad y a la paz en Alemania", dijo la canciller.
No es tanto por ese agradecimiento, sino porque la prioridades en materia de seguridad en Alemania así lo mandan, que el Ejecutivo germano esté ampliando de manera importante el presupuesto del BND.
El estreno de la nueva sede ha estado acompañado de un paulatino y significativo aumento de los recursos financieros de esta herramienta gubernamental. En 2015, su presupuesto rondaba los 615,6 millones de euros, ahora dispone de 966,5 millones.
En su nueva sede, el BND parece estar obligado a añadir a su lista de quehaceres el ser transparente. "Esa labor de transparencia está destinada a acabar con algunos de los estereotipos sobre los servicios secretos presentes en la población", explica a EL ESPAÑOL Rolf Tophoven, experto en seguridad y responsable del Instituto para la Prevención de Crisis (IFTUS por sus siglas alemanas), una institución con sede en Essen (oeste germano). "La apertura de la sede es también una ofensiva mediática del BND", añade este experto.
Está por ver si ese trabajo logra cambiar la percepción de los alemanes sobre sus espías, un colectivo que recibió un duro golpe hace unos años cuando se supo de su colaboración con la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) en el programa internacional de vigilancia global que revelaría Edward Snowden en 2013. En ese escándalo también estaban implicados servicios secretos españoles, franceses, daneses, británicos, canadienses e israelíes, entre otros.
De momento, lo que se ha logrado gracias al estreno de la nueva sede del BND es acabar con esa anomalía germana que hacía que el Gobierno alemán tuviera el cuartel general de sus espías a algo más de 600 kilómetros de distancia. Merkel tiene ahora mucho más a mano su "estrella de la muerte". Llega desde la Cancillería Federal en diez minutos en coche.