El rapero y MC (Maestro de Ceremonias) brasileño Ricardo Alves se define a sí mismo como "conservador". Alves pasó su infancia en el sur de Sao Paulo, pero ahora llena los escenarios del centro de la ciudad, y se ha convertido en una de las caras más visibles del movimiento derechista de raperos brasileños.
El movimiento rapero en el país siempre ha estado vinculado a la izquierda, y de hecho, cuando Bolsonaro salió elegido como nuevo presidente, un grupo de raperos lanzaron un comunicado llamándole "desgraciado", y diciendo que amenazaba a las comunidades pobres, negras y LGTB de Brasil. "No está de tu lado, ni de mi lado, ni de nuestro lado", dijo el rapero BNegão.
Pero mientras Brasil, la democracia latinoamericana más antigua, vira hacia la derecha con la ideología pro-armas, anti-aborto y ultracatólica, existe una parte de la escena del hip-hop brasileño que ha decidido apoyarle.
Rap bolsonarista
"Ser progresista es lo típico, estamos en contra de lo institucional", dice Alves, miembro del dúo Mensageiros da Profecia, según recoge The Guardian. Sus canciones contienen fragmentos de discursos de Bolsonaro o letras exaltando a dictadores.
Luiz, O Visitante, considerado el padrino del movimiento, tiene una canción llamada "Mi hijo será un bolsonarista", en la que canta: "Cuando mi hijo nazca seguirá los pasos de su padre. Sus primeras palabras serán: "Nunca más el Partido de los Trabajadores".
La letra continúa diciendo que "se vestirá como Ustra (un líder de la dictadura militar brasileña). Cuando esté en el colegio con sus compañeros, será un opresor hijo de puta".
Otro rapero, PapaMike, también bolsonarista, tiene un tema llamado "Una carta a Bolsonaro", que critica a los oponentes del presidente y los llama "matones". Por otra parte, ensalza a Bolsonaro como un "salvador del rifle".
"No me cae bien, pero creo en lo mismo que él"
Alves sin embargo rechaza la etiqueta de bolsonarista, a pesar de haberle votado en las dos vueltas de las elecciones de 2018. "No me siento cercano a él en el plano personal, no me cae bien", cuenta Alves a The Guardian en el estudio de su grupo en Jardim Capelinha, al sur de Sao Paulo.
"Me sentaría a tomar una cerveza con Lula, pero de ninguna manera lo haría con Bolsonaro. Pero su agenda contiene muchos de los valores en los que creo". El presidente lleva una fuerte capaña pro-armas -hermanándose así con Trump-, algo que la izquierda siempre ha criticado. Pero Alves asegura tener sus razones para ello.
Cuando tenía 10 años vivía en el llamado "triángulo de la muerte", en Sao Paulo. En esa zona llovían los cadáveres tiroteados en la calle. "Los izquierdistas de Vila Madalena -algo así como la Malasaña brasileña- no lo entienden", cuenta. "Nunca han visto un cuerpo tirado en el suelo. Si alguna vez han visto un ataúd es porque su perro murió", ironiza.
Alves cree que la izquierda brasileña está obsesionada con "problemas secundarios" tales como los baños para las personas transgénero, en vez de centrarse en los asuntos sobre los que los votantes más se preocupan, como el crimen o la sanidad. "Es demasiado grosero -dice sobre Bolsonaro- pero habla para el clamor de la gente".
A pesar del fanatismo, Alves reconoce que el porcentaje de raperos que abrazan la derecha en Brasil es ínfimo. "Es como un 1%", admite. Critica a aquellos compañeros MC, con los que comparte ideología, y que no han 'salido del armario' de la derecha: "Tienen miedo de los medios de comunicación -dice Alves-, porque ser de derechas no es guay, ¿sabes?".