El cardenal australiano George Pell, sentenciado a seis años de cárcel por abusar sexualmente de dos niños hace más de veinte años, comparó el sufrimiento que padece al que sufrió Jesucristo.
En una supuesta misiva firmada por el religioso y publicada anoche en las redes sociales por un grupo de apoyo, Pell, quien fue número 3 del Vaticano, asegura que la "fe" es la fuente de su fortaleza y el "sufrimiento" le da "sentido y dirección".
En una carta de dos páginas, fechada el 1 de agosto desde el penal de Melbourne donde se encuentra confinado, agradece el apoyo a las personas que creen en él y les dice que espera conocer la apelación contra la condena, cuyo recurso quedó en junio visto para sentencia.
Una portavoz del Departamento australiano de Justicia indicó al diario The Sydney Morning Herald que investigan si el prelado vulneró las normas de la prisión después de que la carta fuera divulgada por las redes sociales.
Pell fue condenado el pasado mes de marzo, después de que un jurado determinara su culpabilidad en cinco cargos de pederastia, incluido uno de penetración oral, por los abusos sexuales cometidos a dos niños del coro en la catedral de St Patrick's, en Melbourne, entre 1996 y 1997.
Rechazo de un vídeo de 19 minutos
La decisión, que se basaba principalmente en el testimonio de la víctima que sigue con vida, fue alcanzada por unanimidad en un segundo juicio, después de que un jurado anterior no llegara a un acuerdo sobre el proceso, que implica a otra víctima que nunca denunció los hechos y murió de una sobredosis de drogas en 2014.
La defensa de Pell ha presentado tres argumentos en su apelación, y el principal de los cuales consiste que el jurado no pudo emitir el veredicto de culpabilidad "más allá de toda duda razonable" y las pruebas presentadas durante el juicio demuestran que el cardenal no pudo haber cometido las agresiones.
Los otros dos argumentos, de carácter más técnico, denuncian que se denegara a la defensa presentar un vídeo animado de 19 minutos, que trataba de reconstruir los hechos y supuestamente demostraba que Pell no podía haber cometido los abusos, y el posible error de que no se brindara al acusado la oportunidad de declararse culpable o inocente frente al jurado.