Boris Johnson ha hecho una petición a los 27 miembros de la Unión Europea: eliminar la salvaguarda irlandesa. Si así sucediera se llegaría a la fecha límite del brexit, el próximo 31 de octubre, con un acuerdo y Reino Unido no tendría que forzar la situación. Así se lo habría transmitido a Donald Tusk, presidente del Consejo de Europa, en su reunión conjunta en Biarritz, durante la celebración de la cumbre del G7. Y la amenaza en caso de no conseguirlo es suficientemente seria como para tenerla en cuenta.
Durante las negociaciones iniciales para la salida del Reino Unido de la UE, Theresa May y su equipo garantizaron 39.000 millones de libras en caso de un brexit duro. Una cantidad que Boris Johnson pone en duda, según publica este domingo el Sunday Times. De acuerdo a esta información, el premir británico amenazará a la UE con pagar apenas nueve mil millones de libras. Es decir, Johnson dejaría de pagar algo más de 32.500 millones de euros de la factura inicialmente pactada.
Según SkyNews, este impago podría llegar a considerarse como el incumplimiento de una deuda soberana e incluso podría terminar en una reclamación en los tribunales, más allá de lo que pudiera afectar a las futuras relaciones bilaterales de los británicos con los diferentes miembros de las Unión Europea.
La amenaza coincide con el anuncio que Donald Trump, también en Biarritz por el G7, ha hecho en la mañana de este domingo de que Reino Unido y Estados Unidos alcanzarían un acuerdo comercial "rápido" toda vez que los británicos abandonen la Unión Europea.
Sin embargo, hay quien considera que se trata de una amenaza con el único obnjetivo de garantizar que la UE prescinde de la salvaguarda irlandesa en las negociaciones finales para evitar el 'no deal' antes del 31 de octubre.
Una vez que el brexit se materialice el 31 de octubre, la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte pasaría a ser una frontera real, material. Esto supondría un grave problema tanto en lo que se refiere al aspecto comercial como en lo que choca con el acuerdo de Viernes Santo, firmado en Belfast en 1998, que puso fin al conflicto irlandés y que contempla como condición la ausencia de fronteras físicas en la isla.
"Acuerdo incierto"
Tras su reunión con Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, Johnson señaló que "todo depende de nuestros amigos de la UE y de los socios". Sin embargo, el premier birtánico optó por la cordialidad, al menos de puertas hacia afuera. "Hasta el momento se puede decir que tú y yo hemos pasado casi todas nuestras conversaciones en completo acuerdo en la mayoría de temas que se han tratado, sea el libre comercio, Rusia, Irán o Hong Kong, una demostración de la cercanía de Reino Unido hacia nuestros amigos europeos", dijo.
Sus declaraciones llegan, sin embargo, el mismo día en que el dominical británico The Observer filtró que Johnson ha buscado asesoramiento legal sobre la posibilidad de suspender el Parlamento durante cinco semanas para evitar que los diputados pudieran, llegado el caso, forzar una nueva prórroga del brexit.
Según sus fuentes, podría tratarse de un plan destinado a que los diputados no puedan ampliar el plazo para la salida del país de la UE, fijado para el 31 de octubre, si Johnson no consiguiera forjar un acuerdo con Bruselas antes. La cercanía con esa fecha ha provocado que el brexit sea uno de los temas centrales de la agenda de este G7, que se inauguró el sábado.