Donald Trump ha llegado al G-7 en plena guerra comercial con China. La cumbre en la que participan Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón y Reino Unido se abre paso este fin de semana en Biarritz, en el suroeste francés, en medio de una situación de tensa incertidumbre por el próximo mensaje que lanzará el presidente americano en Twitter.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos se inició hace casi año y medio, pero este viernes la escalada de tensión aumentó cuando Trump acusó al gigante chino de haber robado a su país "cientos de millones de dólares" mediante la apropiación indebida de propiedad intelectual y dijo que "ordena" a las empresas estadounidenses evaluar una alternativa a producir en China.
La tormenta económica se desató horas antes cuando el Gobierno chino anunciaba nuevos aranceles a bienes estadounidenses por valor de 75.000 millones de dólares como represalia a otras medidas similares del Gobierno de Washington, este nuevo episodio provocó el hundimiento de las bolsas internacionales y el Dow Jones cayó un 2,37 %.
La pugna por el dominio del comercio mundial y la guerra más soterrada entre el dólar y el yuán son ya dos realidades que nadie ignora y que encuentran otras derivadas que en nada ayudarán al G-7. De hecho, la cumbre que reúne a siete de las más grandes potencias económicas y que en Biarritz ha decidido no contar con Rusia se cerrará sin una declaración conjunta de los países participantes para hacer aún más evidentes las disensiones en temas sensibles, a los que también está afectando la (in)acción del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ante los incendios de la Amazonía.
Trump tomó partido por el presidente brasileño -"Nuestras perspectivas comerciales son muy emocionantes y nuestra relación es sólida, quizás más que nunca", dijo- poco después de Emmanual Macron, presidente francés y anfitrión del G-7 criticase a Bolsonaro y amenazara con no ratificar el acuerdo comercial UE-Mercosur en las condiciones actuales, al considerar que Bolsonaro mintió cuando hace unos meses asumió compromisos sobre la protección de la biodiversidad que no está respetando.
Las tensiones "afectan a todo el mundo"
Macron, que se reunió en solitario con Trump a su llegada a Biarritz, advirtió de que estas tensiones comerciales "afectan a todo el mundo". "Debemos conseguir una especie de desescalada, estabilizar la situación, evitar esta guerra comercial que se esta instalando en todas partes", añadió el presidente francés en un mensaje televisado a toda la nación. Lo que era improbable de esperar era que Donald Tusk, presidente del Consejo de Europa, echase más leña al fuego y precisamente con la defensa de los interesés franceses como argumento.
Tusk, que también cuestionó el acuerdo con Mercosur que tanto costó a Pedro Sánchez que se aprobase inicialmente, advirtió a Estados Unidos y a su presidente con firmeza: si imponen algún tipo de arancel al vino francés, "la Unión Europea responderá del mismo modo" para defender a su país miembro. "Pese a que lo último que necesitamos es confrontación, especialmente con nuestro mejor aliado, tenemos que estar preparados para ese escenario", señaló Tusk en una rueda de prensa.
Esta nueva amenaza de Trump de imponer aranceles al vino francés llegó tras la aprobación por parte de Francia de la llamada tasa GAFA (por Google, Apple, Facebook y Amazon), una ley que obliga a los gigantes tecnológicos a pagar un impuesto del 3% sobre la facturación de su negocio digital.
Para Tusk, resulta necesario "poner fin a las guerras comerciales", puesto que "conducirán a una recesión" y además "erosionan la ya maltrecha confianza" en el seno del G7. "Si Trump usa los aranceles y las tasas como un instrumento político por diferentes razones políticas, esa confrontación puede ser muy arriesgada para todo el mundo, incluida la UE", aseveró.
Sin embargo, Tusk abrió un último frente, el referido a Rusia y a la necesidad y/o correción de volver a invitar a Rusia al G-7 como la gran potencia que es. "Las razones por las que Rusia dejó de ser invitada en 2014 todavía siguen siendo válidas, e incluso hay nuevas razones como la provocación rusa en el mar de Azov", señaló el que es uno de los paladines del sector más opuesto a Vladimir Putin. Curiosamente, Trump es partido de su regreso y otros países como Francia o Japón han invitado al resto de miembros a discutirlo. Tusk, por su parte, no sólo ha negado la mayor, sino que incluso ha afirmado que intentará conseguir que el próximo el año el invitado sea el nuevo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Para el responsable europeo, que dejará el cargo a final de octubre para ser reemplazado por el belga Charles Michel, cuando Ruisa ingresó en el G7, en 1998, "se creía que iría por el camino de la democracia liberal, el Estado de derecho y los derechos humanos. ¿Alguien puede decir (...) que Rusia está en ese camino?". En 2014, el G7 suspendió sus invitaciones a Rusia en respuesta a la anexión de Crimea, desde entonces el presidente Vladimir Putin no ha vuelto a asistir a una cumbre de los países que conforman el grupo.