La primera vez que Venezuela escuchó el nombre de Lilian Tintori (Caracas, 1978) fue a través del reality ‘Robinson, la gran aventura’, un programa de televisión donde los concursantes tenían que sobrevivir en una isla desierta superando duras pruebas físicas sin apenas comida. El paso del tiempo ha transformado los retos de Tintori, que cambió los platós por el activismo político contra el régimen de Nicolás Maduro. Un oficio que contrajo cuando se comprometió y casó con Leopoldo López, el preso político que se ha convertido en el icono de la lucha contra el chavismo.
Su vida cambió cuando en 2014 Maduro encarceló a su marido acusándolo de propiciar la violencia en unas manifestaciones contra el régimen. Trascendió entonces de matriarca y ‘mujer de’ a activista y defensora de todos los presos políticos venezolanos con voz propia. Tras la liberación de su esposo durante la llamada ‘operación libertad’ orquestada por Juan Guaidó el pasado mes de abril, Tintori emprendió un nuevo desafío que le obligó a dejar la embajada de España en Caracas para escapar de una Venezuela en ruinas. Tres meses después de su sigilosa llegada a nuestro país, Tintori responde a las preguntas de EL ESPAÑOL ante la crisis democrática y humanitaria que divide a su país en dos.
Lleva desde principios de junio en España, hubo mucho hermetismo sobre las condiciones de su llegada aquí y en primer lugar me gustaría que explicara cómo y por qué tomó la decisión de salir de Venezuela ¿Cómo se fragua la decisión de dejar la embajada y escapar?
Fue una decisión difícil que tuvimos que tomar por muchas razones. Desde que en 2008 inhabilitan a Leopoldo todo han sido trabas. Han querido bloquear su carrera política pero nosotros hemos resistido y seguimos resistiendo. Leopoldo sigue en Venezuela trabajando por nuestra libertad y yo ahora desde España. Mi decisión es la misma que están tomando muchos venezolanos. Salir de Venezuela para buscar libertad, comida, medicinas. Tan simple como poder criar a tus hijos, llevarlos al colegio. Fue muy duro. Tuve que arriesgar mi vida y la de mi hija, Federica -que tiene un año y medio- al escaparme. Me fui con mi hija guindada -aquí en el pecho, como los canguros-. Todo por mis propios medios, sin ayuda de nadie.
Me monté en un carro. Luego en otro. Después varios barquitos, lanchas... y luego avión hasta llegar a Madrid. Fueron 96 horas de travesía. No te puedo aclarar la ruta, en dictadura no se dice cómo uno se escapa, para que no le bloqueen a nadie esa salida. En este mismo momento, mientras te estoy contando cómo nos escapamos, están cruzando la frontera también muchos más. Se van por desesperación. Es la realidad de más de 4 millones de venezolanos que han dicho basta a esta dictadura. Pero hay que dejar algo claro, nos vamos para volver, vamos a rescatar a Venezuela. Sueño y tengo la esperanza del reencuentro con nuestras familias en nuestra tierra.
Sé que su hija Federica es muy pequeña. ¿Cómo le explica a una niña la situación de separación familiar con Leopoldo López?
Mi hija tiene un año y medio. Es una bebé. Tiene la misma edad que tenía mi hijo Leopoldo Santiago cuando su padre se enfrentó a la Justicia injusta de Maduro y fue encarcelado en 2014. Ya es la segunda vez que me pasa que tengo que explicarle a una bebé que su papá no está y que nos tenemos que separar. Es muy duro. Nosotros manejamos esta situación contando la verdad. Y con mucho amor.
Tuve que arriesgar mi vida y la de mi hija pequeña para escapar de Venezuela. Por mis propios medios, sin ayuda de nadie
Ellos entienden que estamos luchando por Venezuela. Leopoldo y yo tenemos un compromiso enorme con Venezuela y nuestros hijos ya lo entienden y comparten. Hasta nos animan. Estoy muy orgullosa de cómo han manejado esta situación. Y no ha sido nada fácil. Recuerdo el reencuentro de Federica con sus dos hermanos, que ya estaban en Madrid cuándo regresamos. La primera pregunta que me hizo fue: ¿Y papi?¿Dónde está? ¿cuándo viene? A mí me toca explicarle que su padre no está, porque está en Venezuela trabajando por la libertad.
¿Cómo fue el tiempo que estuvo junto a su esposo Leopoldo en calidad de huésped en la embajada española? Durante su estancia allí el ministro de Exteriores español hizo unas declaraciones en las que advertía que “no permitiría que la embajada se convirtiera en una plataforma para el activismo político”. ¿Como les sentaron esas palabras a Leopoldo y a usted?
Yo siempre estaré muy agradecida a España por acoger a Leopoldo en la embajada en Caracas. Pero hay que subrayar que mi marido está libre y debe tener sus derechos garantizados dentro de la embajada. Cuando escuchamos esa frase de Borrell simplemente seguimos nuestra vida. No le puedes pedir a un político que no hable de política. Leopoldo ha dedicado su vida al servicio público. Es como pedirle a alguien que no hable, y Leopoldo no va a callar. Leopoldo sigue trabajando en la embajada por que la transición democrática triunfe en nuestro país.
En mi caso yo dentro de la embajada me sentí presa durante 30 días. Pero no por culpa de la embajada, en la puerta de la legación diplomática estaban las patrullas del Sebin, la policía política. Hombres encapuchados y armados apuntando en la puerta. Eso no es normal. Estuve 30 días con ese hostigamiento, sin poder salir.
Recientemente Juan Guaidó ha designado a su marido Leopoldo López como Comisionado Presidencial de su Gabinete. ¿Es un cargo simbólico o tiene capacidad real para ejercer funciones ejecutivas?
Más allá del nuevo cargo de mi marido te quiero contar cómo es el presidente Juan Guaidó y su equipo. Son personas comprometidas que conozco y admiro desde hace mucho tiempo, han superado momentos muy duros y siempre siguen de pie. Hoy hay una estructura política organizada, mucho más que en enero cuando Juan Guaidó asume la presidencia. Guaidó es un hombre valiente que sabe lo que necesita Venezuela. Desde su posición como presidente designa su Gabinete y Leopoldo asume una coordinación muy importante de este equipo. Esto nos da una estructura, un orden interno y externo. Ahora el mundo ya sabe con quién tiene que hablar para lograr el cambio.
En enero se va a cumplir un año desde que Guaidó se juramentó como presidente encargado. ¿Por qué se sigue hablando de dos legitimidades en Venezuela? ¿Ha seguido la oposición el camino correcto para lograr sus objetivos?
¿Qué dos legitimidades? No hay dos legitimidades. Sólo hay un presidente legítimo en Venezuela y ese es Juan Guaidó porque así lo dice nuestra Constitución. Somos demócratas, creemos en las reglas, en los derechos humanos, en nuestra Constitución. Tenemos ahora la misión de rescatar nuestras leyes, que se vuelvan a respetar. En dictadura ellos pasan por encima de todo eso, tratan de eliminarlo. El dictador Maduro trata de atropellar al pueblo, además les quita la comida y la medicina al pueblo. A él no le importa el pueblo. Es un dictador criminal que ni siquiera ha sido elegido democráticamente. Su última elección del 30 de mayo fue ilegítima, no fue válida. No hubo candidatos representativos de todas las fuerzas políticas, la manipulación en los centros de votación fue absoluta. Aquello fue un fraude que quedó registrado y documentado.
¿Cómo valora el papel de España y en concreto del Gobierno de Pedro Sánchez en la respuesta internacional a la crisis en su país? ¿Qué ha echado de menos?
Siempre se puede hacer más y nosotros pedimos que hagan más. Es lo legítimo, lo éticamente correcto. España reconoció a Juan Guaidó como el único presidente legítimo pero debe liderar la UE para presionar aún más. Los países democráticos deben comprometerse aún más para dar impulso al cambio definitivo mediante acciones contundentes. Ese cambio está cerca, lo que necesitamos es más presión.
¿Puede ser más específica? ¿Qué medidas contundentes están demandando?
Sanciones a quienes han robado, sanciones directas e individuales para los funcionarios responsables de las muertes, de las torturas. Necesitamos esas acciones contundentes ya, las muertes y las torturas siguen a día de hoy y la gente de Venezuela no puede esperar más. Nosotros sabemos quiénes son los responsables y la UE también, constantemente les tenemos informados de las violaciones de DDHH. Ellos saben perfectamente qué pasa y quiénes son los responsables de los horrores de la dictadura de Nicolás Maduro.
¿Se ha reunido con alguna autoridad del Gobierno español desde que llegó a Madrid?
Acabo de llegar, y estoy aquí para que el nombre de Venezuela suene todos los días en España y en Europa. Porque nuestra historia no se puede repetir en ningún país del mundo. Queremos ver ya el final de esta etapa que tiene que ser la libertad absoluta de un país que vamos a reconstruir para que vuelva a ser el mejor del mundo.
Es demasiado el daño que la dictadura de Maduro ha hecho. Quien es silente es cómplice. Quien espere más, está favoreciendo al dictador. La tardanza le da oxígeno al régimen de Nicolás Maduro.
¿Están sirviendo de algo los intentos de diálogo con el chavismo o ha dejado de ser una opción real para la solución en Venezuela?
Ojalá el diálogo funcionara porque todos queremos un cambio pacífico. Nadie quiere enfrentamiento ni más sufrimiento. El presidente Juan Guaidó nos ha dicho que estamos jugando nuestras opciones en todos los tableros y uno de ellos es el diálogo. Se ha intentado pero no se ha llegado a nada porque Nicolás Maduro, como dictador que es, no quiere. Es momento que España entiendan quién es Nicolás Maduro y no sigan esperando y hagan lo que tengan que hacer. La responsabilidad no es sólo de los venezolanos, es también una tarea que tiene que asumir la comunidad internacional. Desde 2014 nos han escuchado, en voz de mi esposo, denunciar el régimen antidemocrático, represor y corrupto de Maduro. También anunciamos que venía una crisis humanitaria, ya no es una crisis es una emergencia, una catástrofe que duele en el corazón. Tenemos todo lo que necesitamos, todo lo que nos pidieron lo hemos hecho: nos pedían unión y mostramos unidad, nos pedían un presidente legítimo y lo tenemos , un canciller… Ahora se tienen que dar los pasos definitivos y positivos para lograr la libertad y la democracia en Venezuela.
La postura de los militares siempre ha sido clave para el desarrollo de los planes de Guaidó y la oposición. Se han producido deserciones y pronunciamientos puntuales pero parece que la cúpula se mantiene fiel al a Maduro. ¿Se siente decepcionada por su falta de apoyo?
Todos somos necesarios para que llegue el cambio a Venezuela. La sociedad civil, principalmente y también nuestra fuerzas armadas. El Ejército también está perseguido y presionado, es raro decirlo porque son ellos quienes nos dispararon en las protestas, son los mismos que torturaron a mi esposo en la cárcel. También maltrataron a mis tres hijos. La última etapa de Leopoldo yo la viví embarazada de mi hija Federica. Me maltrataron estando embarazada. Son militares que reciben y ejecutan las órdenes de un dictador. Ahora, muchos de ellos no están con Maduro y no quieren ver a más familias comiendo comer de la basura ni seguir matando gente.
Es demasiado el daño que la dictadura de Maduro ha hecho. Quien es silente es cómplice. Quien espere más, está favoreciendo al dictador
El quiebre en las Fuerzas Armadas se siente. Tuve la oportunidad de verlo y vivirlo de cerca antes del 30 de abril. Ellos fueron a nuestra casa cuando Leopoldo aún estaba en arresto domiciliario. Nos contaron cómo está el Ejército por dentro,y están mal, como todo el pueblo. Son responsables de no haber parado cuando tenían que parar. Son responsables cuando les ordenan disparar en las protestas y siguen esas instrucciones. Ellos están quebrados moralmente. Quieren salvar su alma y muchos de esos soldados valientes dieron el paso el 30 de abril. Yo lo veo como una gran grieta. Imagínate un techo con mucha humedad. Llueve, sale el sol, se seca, vuelve a llover y esa grieta se llena de agua poco a poco, cuando se abra vamos a ver la libertad. Hay gente fuerte, importante que va a dar el paso cuando lo tenga que dar, espero que ese momento esté cerca para abrir paso al futuro en Venezuela.
¿Cree que se ha resentido la unidad de la oposición en torno a la figura de Juan Guaidó desde la ‘operación libertad’?
No siento esa división, cabemos todos. El día de la ‘operación libertad’ fue trascendental y estuvieron todos en el puente. De todos los partidos políticos. Todos son valiosos y quieren lo mismo: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Hasta ahora Maduro sólo ha amagado con un adelanto de las elecciones legislativas. ¿Es una maniobra para desactivar a la oposición?
Hay que recordar que es una dictadura. Todo lo que venga de los voceros de la dictadura es un montaje. No tiene base legal. ¿Quién convocaría esas elecciones? La Asamblea Constituyente, que es un organismo sin base legal, no hicieron lo que tenían que hacer para nombrarla. Lo que hicieron fue agarrar una lista de amigos y colocarlos, no tienen validez y no está reconocida internacionalmente. Es un montaje la dictadura.
El dictador no puede convocar las elecciones. Lo que hay ahora es un vacío de poder desde la fecha del nuevo período parlamentario con la llegada de Guaidó. Él tiene que convocar unas elecciones libres. Tenemos que rescatar a Venezuela constitucionalmente, de forma correcta. Tenemos que acabar ya con la peor etapa de nuestra historia. No se dejen confundir: sólo hay un Gobierno legítimo, lo demás es una dictadura criminal que hay que acabar.
¿Cómo recuerda la etapa en la que Leopoldo López estaba encarcelado? ¿Es usted capaz de perdonar?
Es muy duro recordar esas cosas, te vuelven a golpear cada vez que lo recuerdas. Cuando te quitan al padre de tus hijos y se lo llevan a una cárcel y sabes cómo lo intimidan y tortura es muy difícil pasar página. Lo tenían encerrado, sin luz, desnudo. Estuvo un año en aislamiento total. Cada vez que íbamos a visitarlo lo comprobamos: el trato era indigno, abusivo. Querían que nos olvidáramos de él. Y Leopoldo es un preso político más. Hay más de 500 presos políticos en cárceles inhumanas donde no hay reglas. Leopoldo aguantó esa situación sin dejar de alzar su voz en contra del régimen, luego vivió una casa por cárcel. En este momento ya no está preso pero está en una embajada y no puede salir porque está rodeado de víctimas de la dictadura.
Hay que curar las heridas para avanzar. Aunque cueste. Es un esfuerzo que tenemos que hacer todos los venezolanos
Imagina el miedo de sentirte preso en tu propia casa. Cada vez que entraba un funcionario tú no sabías que iba a pasar. Vivimos muchos momentos difíciles en los que entraban en la casa a la fuerza y nosotros estábamos con nuestros hijos intentando tener una vida normal. Todo eso lo sufrí, lo viví y lo denuncié.
Imagine una Venezuela sin Maduro, con una democracia estable. ¿Cómo se debe gestionar la memoria de este pasado? ¿Hay espacio para la reconciliación?
Hay que curar las heridas para avanzar. Aunque cueste. Es un esfuerzo que tenemos que hacer todos los venezolanos. Yo me inspiro en personas como Rosa Orozco, que es la madre de Geraldine, una muchacha de 23 años que amaba Venezuela y protestaba por nuestra libertad. Un día en una manifestación, un militar la mató con tiro en la cara.... Rosa Orozco tuvo que perdonar de algún modo para poder seguir viendo. Ella montó una organización que se llama Justicia, Encuentro y Perdón. Si ves cómo ha sobrevivido Rosa te das cuenta de que todos tenemos que dar ese paso también: perdonar. Siempre entendiendo quiénes son los culpables y que tienen que pagarlo porque la impunidad no puede existir.
Tengo entendido que usted tuvo que enfrentarse con uno de los torturadores de Leopoldo cuando estaba en arresto domiciliario. ¿Cómo fue ese encuentro?
Sí, Christopher Figuera fue el director del Sebin y estuvo en nuestra casa, él era el encargado de torturar a Leopoldo. Daba la orden a cuatro custodios entrenados por Cuba para que torturaran a mi marido. Estuvo en nuestro hogar y se sentó a conversar con Leopoldo durante horas. Reconoció que él daba las órdenes de torturarlo porque así se lo mandaba la dictadura. Dijo que ya no quiero seguir las órdenes de Nicolás Maduro y que se ponía a la orden del presidente Juan Guaidó.
¿Llegó a verbalizar su perdón?
Sí, dio ese paso porque ya no podía seguir viviendo con ese peso. Lo hizo a su manera. A día de hoy Figuera está contando verdades, pruebas legítimas de los horrores que hizo y hace la dictadura criminal de Maduro.
¿Si tuviera la oportunidad de encontrarse frente a frente con Nicolás Maduro, qué le diría?
Lo mismo que le diría cualquier mamá venezolana. Que deje a Venezuela en paz. Que se vaya. Son muchas las familias separadas, hay mucha tristeza... El chavismo ha destruido el país pero no van a poder con nosotros. Hay muchos sueños en Venezuela y vamos a cumplirlos todos.