La tensión continúa en aumento en el golfo Pérsico por el reciente ataque a la mayor petrolera de Arabia Saudí, el encargado del 5% de la producción mundial. Mientras Donald Trump continúa su relato contra Irán y le culpa de perpetrar la agresión, los países fronterizos mantienen un cruce de acusaciones que ponen de manifiesto más sospechosos.
En un inicio, todo apuntaba a que el ataque de diez drones a la petrolera estatal saudí, Aramco, la pasada madrugada, lo había ejecutado un grupo de rebeldes hutíes en Yemen. Su portavoz militar, Yahya Sarea, reclamó la autoría y aseguró que una docena de aviones no tripulados habían impactado de forma "precisa y directa" en los campos de Abqaiq y Khurais.
No sería la primera vez que estas milicias provocan este tipo de ofensivas contra el país, ya que Arabia Saudí lidera una coalición de países que combaten contra los hutíes de Yemen en un conflicto que dura ya cuatro años. Por ejemplo, en mayo de este año, Arabia Saudí denunció otros ataques contra sus petroleras que siguieron el mismo modus operandi, aunque en esa ocasión no tuvieron el mismo impacto para su rendimiento -en esta ocasión se han visto forzados a reducir un 50% su producción-.
Sin embargo, Trump continúa presionando al presidente iraní, Hasán Rohani, con el que mantiene una constante disputa desde que abandonase el acuerdo nuclear en 2018. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha negado todas las acusaciones y ha asegurado que intentan "destruir la imagen" del país.
Mientras, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pompeo, comunicó a través de Twitter que "no hay evidencias" de que la ofensiva tenga su origen en Yemen y afirmó que se trata de "un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo". Asimismo, el ministro de Energía saudí, Abdulaziz bin Salman, ha apoyado el argumentario estadounidense calificando el ataque de "acto terrorista" y culpando al país vecino.
Por su parte, el gobierno yemení ha aprovechado la disyuntiva para desligarse del ataque, y culpar del mismo a Irán, uno de los países que apoyan la milicia yemení hutí que reclama la autoría.
"Los brazos iraníes en la región pasan de la realización de un acto y apoyo logístico, a reivindicar su responsabilidad sobre el ataque. Los hutíes reivindicaron la responsabilidad para desviar las miradas lejos del régimen de Teherán", escribió el ministro de información yemení, Muamar al Eryani, en Twitter.
Tercer sospechoso: Irak
Además de la milicia hutí en Irán, algunos medios internacionales apuntan a un tercer sospechoso que por el momento está pasando desapercibido: Irak. Peter Bergen, analista de seguridad de la CNN, ha informado de que, según diferentes fuentes, los análisis preliminares apuntan a que los drones "no salieron de Yemen, sino que probablemente lo hicieron de Irak".
Esta conjetura se debe a que hay varios asentamientos al sur del país de milicias pro iraníes y de la Fuerza Quds -la unidad de la Guardia Revolucionaria iraní que se encarga de las operaciones en el extranjero-. Según explica CNN, algunos analistas regionales evaluaron otros ataques de aviones no tripulados, como el perpetrado en la estación de Afif, y también evaluaron que su origen fue Irak. Pero, admiten que finalmente no presentaron pruebas contundentes de ello. Además, al igual que en esta ocasión, todo apuntaba a los rebeldes hutíes, por lo que Estados Unidos y Arabia Saudí acusaron a Irán.
La historia fue la misma, la única diferencia en esta ocasión es que el ataque ha sido más efectivo y, tal y como ha admitido la Casa Blanca, la reducción en la producción de petróleo en Arabia Saudí ya ha afectado a la economía mundial, lo que podría provocar futuras acciones contra Irán.
"Muchas opciones sobre la mesa"
Donald Trump ha ofrecido su ayuda al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, para restaurar la seguridad y estabilidad de Riad, y ha respaldado el "derecho de Arabia Saudí a defenderse". Del mismo modo, la consejera presidencial, Kellyanne Conway, avisó de que "muchas opciones están sobre la mesa", aunque también afirmó que "el presidente no ha descartado reunirse con Rohani".
"El secretario Pompeo ha dejado muy claro que el régimen iraní es responsable de este ataque en áreas civiles y en infraestructuras que son claves para el suministro de energía global y no vamos a aceptar eso", subrayó durante una entrevista en la cadena Fox.
El gobierno de Teherán tampoco se ha callado. El comandante de los Guardianes de la Revolución de Irán, Amir Ali Hayizadeh, advirtió de que "vigilan constantemente las naves estadounidenses" y están "preparados para una gran guerra". "En cualquier punto en el que estén, es suficiente que se prenda la chispa de la guerra para que ataquemos sus naves", afirmó, aunque también opinó que Estados Unidos no busca un conflicto.