"No es la Amazonia, es la Chiquitanía", se empeña en aclarar. María Cruz Bayá es poeta, catedrática y líder activista por la democratización de Bolivia de la mano de su movimiento Primero La Patria. Acaba de cerrar una gira por Europa, reuniéndose con líderes políticos e instituciones para llamar la atención sobre su país, "que va camino de ser Venezuela".
Es precisamente el potente foco puesto sobre el país caribeño sometido a la tiranía de Nicolás Maduro lo que hace que "ni siquiera se hable de los dos millones de hectáreas que Evo Morales ha ordenado quemar en la Chiquitanía". Bayá quiere llevar el caso a la Corte Penal Internacional. Está convencida de que tiene pruebas de sobra de que "el desastre ecológico y humano es premeditado, alevoso y doloso".
Y es que el pasado 10 de julio, mientras el mundo miraba los disturbios en Caracas y las llamas en la Amazonia brasileña, el país vecino gobernado por el que se dice "defensor de las naciones indígenas" publicaba el decreto 3973 para permitir "quemas controladas" que "amplíen la frontera agrícola".
Y lo que ha pasado es que desde entonces, "de controladas nada", las llamas se han tragado dos millones de hectáreas del bosque seco chiquitano, y el negocio futuro -carne, soja transgénica y biocombustibles- ha desplazado de su hogar a los 82.000 habitantes de la región.
-¿A todos?
-A todos. Evo es el mayor peligro para los indígenas, es un criminal.
Bayá denuncia los contratos con la China para producir carne de manera industrial en los próximos años. "Para eso queman el bosque, para poner vacas". Señala los cultivos de la multinacional Monsanto, que da por hecho que serán los que llenen las tierras "porque el bosque seco tiene menos humus y el fuego ha destrozado hasta el semillero, ahí sólo podrán plantar transgénicos. Y llama la atención sobre los precursores del etanol "que son un negocio gigante para los oligarcas".
Eso sí, añade que además hay un cuarto sector que ocupará las tierras boscosas calcinadas. "La hoja de coca", dice, "y no sólo para picchar [mascar], sino la que sirve para la cocaína... este Gobierno está vendido a los cocaleros".
Según las cifras oficiales, Bolivia es el tercer país del mundo -tras Colombia y Perú- en producción de hoja de coca, del orden de 44.000 toneladas al año. "Pero sólo 20.000 se usan para la coca de mascar, eso nos deja un negocio de unos 9.000 millones de dólares para las otras 24.000 toneladas, que oficialmente nadie sabe dónde van". Y cada año, al menos una vez, el Gobierno de Morales se reúne con el sindicato cocalero, "que es el que lo maneja con sus megaganancias por la cocaína", denuncia.
Riesgo vital
De ahí el doble crimen que ha traído a Bayá a Europa, a verse con representantes del Parlamento Europeo, de la OEA, el Ministerio de Exteriores, la Liga de Derechos Humanos italiana, el Alto Comisionado de la ONU que dirige Michelle Bachelet... "Sí, tengo miedo por mi vida, sobre todo ahora cuando regrese. Puede que ni pueda entrar a mi país", lamenta. "Pero en Cohabamba, casi todos los que controlan ahora el MAS [Movimiento al Socialismo, el partido de Evo] fueron mis alumnos, así que por ahí eso me defiende".
El caso es que son los simpatizantes, militantes y contratistas del MAS los que se hicieron con las concesiones de las tierras ahora quemadas. "El Gobierno las repartió, sin derecho alguno, porque eran el hogar del pueblo chiquitano", desarrolla, "y luego se quemaron los bosques para que ahora se puedan explotar con los contratos de las multinacionales, China o los oligarcas".
Los efectos no son sólo una tragedia humana -con decenas de miles de personas sin territorio, modo de subsistencia y al menos seis bomberos muertos-, sino también de la naturaleza. "En la Chiquitanía, hay más de 1.500 especies endémicas, calculamos que el 80% se ha extinguido". Entretanto, Morales se negaba a declarar la situación de desastre. "Porque no quería que entrara ayuda exterior, ¡llegó a echar a 200 bomberos argentinos a la frontera!", denuncia Bayá.
"Mi padre está muerto y votó"
Hoy, Bolivia empieza a sentir la presión de las persecuciones políticas. El líder cocalero de la región de Yungas, Franklin Gutiérrez, fue arrestado hace un año por querer presentarse a las elecciones y por denunciar las maniobras de Evo Morales para perpetuarse en el poder. "El 21-F de 2016, el pueblo dijo no a la reforma del artículo 168 de la Constitución para que Evo pudiese volver a presentarse... aun así, lo hará; hay presos políticos,; no queda casi prensa libre, ya la que queda prefiere no hacer ruido; la economía es artificial y la deuda externa ha vendido el país a los chinos... pero les hemos quitado la calle".
Al menos, eso es lo que siente María Cruz Bayá, presidenta también del movimiento La Patria Primero. "Y menos mal, porque la oposición política es colaboradora necesaria de la perpetuación". Para las elecciones del 20 de octubre, se presentan al menos ocho candidatos, muchos de ellos "submarinos de Morales, para dividir el voto y asegurarse el triunfo con menos necesidad de fraude", que en Bolivia es una tradición: "En mi país votan hasta los muertos... yo lo sé porque mi padre está muerto y votó".
Hay 400.000 duplicados en el padrón electoral general, recuerda, "y los cocaleros amenazaron con enterrar vivos o cortar el agua a quienes no participaran en las primarias a través del sindicato". Bayá denuncia que con el voto electrónico, además, se pone fácil el fraude comunicacional. "Evo dice que defiende la Pachamama, pero no defiende su pachamamada... con perdón".