“Cambio, cambio; pesos reales, dólares reales”. La calle Florida tiene su propia melodía, es la de los arbolitos, personas que ofrecen la compra-venta de pesos y mayoritariamente dólares. Sus cánticos acompañan a las miles de personas que pasan a diario por una de las calles más comerciales del centro de Buenos Aires y son una forma de conseguir divisa a un mejor precio. Es lo que tiene el mercado negro o en Argentina ‘dólar blue’: mientras que en una casa de cambio oficial el dólar se consigue en torno a los 60 pesos, los 'arbolitos' (a veces operando en tiendas dedicadas al turismo) pueden llegar a ofrecer hasta 70 pesos.
Los datos del peso son un reflejo de la crisis argentina. En dos años se ha pasado de que un euro cueste 22 pesos hasta los 65 pesos que hoy se da en la actualidad de manera oficial. El mercado paralelo, el llamado dólar blue, nace del intento de poner límites a la compra de dólares para frenar, precisamente, la devaluación. “La sociedad argentina está acostumbrada a esa fluctuación, el mercado cambiario forma parte de nuestra vida”. Quien habla es Ariel Wilkis, coautor junto a Mariana Luzzi de ‘El dólar. Historia de una moneda argentina’ que cuenta cómo la moneda estadounidense está instalada en el acervo cultural argentino.
El también sociólogo y decano de IDAES de la Universidad Nacional de San Martín explica que el dólar y el mercado cambiario influyen a diario en la forma de actuar de la sociedad argentina: “Es un conocimiento con el que se está familiarizado, esa es la gran singularidad, que en otras sociedades esos datos sólo los conocen quienes se dedican a exportar e importar, aquí es ampliamente conocido porque de ello depende el valor del salario, se utiliza para calcular el patrimonio, invertir y ahorrar”. "Es algo así como una segunda moneda", añade. Por ello no es extraño que existan "pequeñas especulaciones" con el cambio, desde clases medias acomodadas con fondos en bancos extranjeros (hasta 400.000 millones de dólares en activos exteriores) hasta los mencionados arbolitos que pueden conseguir 4.000 pesos de diferencia (65 euros) con la compra-venta de 1.000 dólares en 15 minutos.
El aumento del precio del dólar va en paralelo a uno de los mayores problemas de la economía argentina: la inflación. En lo que lleva de año la inflación ha superado el 50%, es decir, lo que antes costaba 20, ahora cuesta 30, o más. Y no parece que se vaya a detener mientras el peso siga perdiendo valor internacional y siga la dependencia a la importación de productos exteriores, algo común en cualquier país. “Argentina tiene un mal que es como la lepra, que solo lo tienen cuatro o cinco países del mundo”, dice Facundo Martínez respecto a la inflación. La inflación acaba siendo fundamental para provocar, por ejemplo, una tasa de pobreza del 35%.
Dólares: la mejor inversión
La segunda economía de América del Sur vive un momento en el que la gente con dinero prefiere invertir en la compra dólares que en consumir. La incertidumbre de cara a las elecciones, a cuánto se pondrá el dólar o si habrá futuras retenciones a su compra hace que una gran parte de la sociedad argentina viva mirando el cajero automático y a la cola del banco. El dinero, en dólares, acaba en los colchones y, por lo tanto, deja de estar en la economía. "Es como si una compañía cuando cobra una factura, en vez de volver a reinvertir en stock se lo lleva a su casa", señala Martínez, ex director del Banco Nación y economista de la consultora Macroview.
Según los datos del Banco Central Argentino, las reservas en divisas internacionales son de 46.000 millones de dólares, casi 20.000 millones menos que en agosto cuando los resultados de las primarias en las que competían todos los partidos dieron como claro favorito a Alberto Fernández, candidato de la opositor y cercano al kirchnerismo, que provocó el miedo en los mercados. En la última semana, el Banco Central tuvo que multiplicar por 5 la venta de reservas para evitar que el dólar se disparase.
Los últimos días se viven en la cola del banco para retirar parte del dinero y guardarlo en casa ante un coste de oportunidad que es nulo ya que el interés del dólar ahorrado es 0. “El único problema es si te entran a robar en casa”, explica un hombre a punto de sacar parte del dinero que se permite tener en dólares. Del miércoles al jueves la retirada de reservas fue de 560 millones de dólares, un hecho que podría complicar el futuro comienzo del que salga elegido como nuevo presidente el domingo.
Rescate del FMI
El otro dato que se mira de reojo desde las candidaturas a dirigir el país es la deuda y la relación con un organismo conocido por Argentina: el Fondo Monetario Internacional. El FMI concedió al gobierno de Macri en junio de 2018 el mayor rescate que el organismo haya dado en su historia. Más de 50.000 millones de euros de los que todavía faltan por entregar 5.400 millones que no llegarán a las arcas argentinas hasta que el que sea elegido presidente se siente con los dirigentes del fondo financiero.
En su canal de YouTube Visualpolitik, el español Enrique Couto explica en un vídeo titulado ‘El tango entre Argentina y el FMI’ que la relación entre el Fondo Monetario y Argentina dura más de 70 años. “Desde mediados de la década de los 50, Argentina ha tenido que negociar un rescate del FMI cada cuatro años y medio”, señala Couto. Para Martínez, el problema del país “es fiscal, es un tema macroeconómico que se debe a un desajuste entre ingresos y gastos del Estado, un problema de más de 70 años por el que no se hizo nada en los últimos cuatro”.
Cómo pagar la deuda y de dónde viene es uno de los asuntos que ha recorrido la campaña electoral. Las acusaciones entre Macri y Fernández por haber endeudado la economía argentina son constantes. Si Fernández le reprocha haber hecho que Argentina fuera en 2018 el país donde más creció la deuda según datos del Banco Mundial y haber pasado del 52% de deuda sobre el PIB en 2015 al 86% actual, Macri le responde que dos de cada tres pesos iban destinados a pagar la “pesada herencia” que dejaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner entre 2003 y 2015. El descenso del precio de la soja, las sequías en el campo o los problemas internacionales entre China y EEUU también han sido señalados como factores.
En los mercados internacionales ya se ponen en la tesitura de tener que negociar con el equipo de Alberto Fernández dada su condición de favorito en las encuestas con entre 15 y 20 puntos de diferencia. Así, Financial Times anticipa que los acreedores podrían sufrir una quita de hasta el 40%, un hecho que, según los propios bonistas, podría dificultar que el país accediera posteriormente a créditos internacionales. La otra opción que sobrevuela los titulares de prensa es el llamado ‘modelo uruguayo’, básicamente, extender los vencimientos de pago sin una quita nominal, pero que al no pagar más por ese dinero durante más tiempo suponga una quita financiera.
La economía será uno de los principales motivos por el que los argentinos y argentinas voten el domingo. La incertidumbre, gane quien gane, es amplia, desde cómo actuar con la deuda a si ampliar las restricciones cambiarias para evitar más episodios de devaluación. Sea como fuere, Argentina, el mercado cambiario y su deuda seguirán bailando un tango en el que tropezarse puede agravar la crisis actual del país latinoamericano.