Al menos seis personas murieron y más de 300 resultaron heridas en un terremoto de magnitud 5,9 en la escala Richter que sacudió este viernes la provincia de Azerbaiyán Oriental, en el noroeste de Irán.
La comarca más afectada fue la de Mianeh, donde se registraron cinco de las víctimas mortales, la mitad de los heridos y varias poblaciones fueron evacuadas.
Respecto a los heridos, el director general de gestión de crisis de Azerbaiyán Oriental, Mohamad Baqer Honarbar, explicó a la agencia oficial IRNA que la mayoría de los 312 lesionados fueron tratados en el lugar del suceso, salvo doce que tuvieron que ser hospitalizados.
El seísmo, que fue seguido por unas 40 replicas, la más fuerte de 4,8 grados, se sintió en la capital provincial Tabriz, según confirmaron a Efe habitantes de la ciudad.
En total, seis ciudades y 145 pueblos se han visto afectados en mayor o menor medida por el temblor, que se ha notado también en las provincias vecinas de Azerbaiyán Occidental, Gilan, Zanyan y Ardabil.
Cientos de casas han sufrido algún tipo de daño material, por lo que los equipos de emergencia están trabajando para ofrecer un alojamiento temporal a los damnificados.
El presidente de la Media Luna Roja, Ali Asghar Peivandí, señaló que aproximadamente 1.100 familias necesitan alojamiento y que esperan completar su reubicación antes de esta noche.
Para ello, se están repartiendo entre los damnificados tiendas de campaña y también paquetes de comida.
El Centro Sismológico de la Universidad de Teherán precisó que el terremoto se registró a las 2:17 hora local del viernes (22:47 GMT del jueves) a una profundidad de 8 kilómetros cerca de la localidad de Tark.
El presidente iraní, Hasan Rohaní, expresó sus condolencias por el siniestro y urgió a movilizar todos los recursos para brindar ayuda y reasentar a los afectados.
Irán tiene una fuerte actividad sísmica ya que está situado en el límite de varias placas tectónicas y se encuentra atravesado por varias fallas.
El último terremoto de gran poder de devastación, de magnitud 7,3, ocurrió en noviembre de 2017 en la provincia de Kermanshah, donde causó 620 muertos y más de 12.000 heridos.
Los más graves registrados hasta la fecha en Irán se produjeron en diciembre de 2003 y en junio de 1990, cuando perdieron la vida 31.000 y 37.000 personas, respectivamente.