Berlín

La canciller alemana Angela Merkel podría dedicarse a brillar políticamente este sábado, día en que Alemania celebra los 30 años de la caída del Muro de Berlín. Al fin y al cabo, nunca hubo alguien como ella al frente de la Cancillería Federal, alguien salido de lo que otrora fue la Alemania del este, la República Democrática de Alemania (RDA).

La canciller nació en Hamburgo hace 65 años, pero se crió en aquella Alemania comunista. Por haber llegado a canciller con esos orígenes, Merkel también es un símbolo político de la reunificación de las dos Alemanias, un proceso cuyo comienzo representaba a la perfección la caída del muro del 9 de noviembre 1989. Sin embargo, Merkel es hoy un símbolo políticamente agotado.

Frente los temas que hoy debieran ocupar a la canciller, Merkel parecer estar políticamente en las últimas. "Está claramente cansada de los duros conflictos necesarios para dar una dirección al país", ha escrito recientemente Jochen Bittner, editorialista del semanario liberal Die Zeit. “¿Sigue Merkel en el poder?”, se titulaba el texto de este comentarista.

Ahora se echa en falta que Merkel haga acto de presencia en la primera línea de los temas que preocupan a los alemanes. A saber, mayormente, la pobreza, la desigualdad, el control de la inmigración y la criminalidad, según datos recientes del instituto de estudios de opinión IPSOS. Ante estas y otras preocupaciones, "la canciller parece ir flotando, sin que nada la toque y sin implicarse en nada", según ha analizado Christoph Schwennicke, director del mensual conservador Cicero.

De fatiga es muestra esa ya habitual imagen de la jefa del Gobierno alemán sentada, escuchando un himno nacional en un acto oficial. El pasado fin de semana se la veía de esa guisa en su visita a la India. Sentar a la canciller es el modo con el que los responsables de protocolo del Gobierno teutón evitan imágenes como las de este verano, en las que Merkel sufría preocupantes episodios de temblores.

Narenda Modi, el primer ministro indio, elogiaba ostensiblemente a la canciller en su reciente visita. Es una “líder sobresaliente, no sólo de Europa, sino del mundo”, decía Modi sobre Merkel. Pero los halagos de Modi no silencian el ruido que generan en Alemania los movimientos organizados contra su mandato, al que oficialmente le quedan dos años.

Dos años de mandato

“La situación para Merkel no es buena. La 'gran coalición' no está gobernando bien, sus partidos han obtenido resultados muy malos en las últimas elecciones del este alemán”, explica a EL ESPAÑOL Robin Alexander, periodista del diario Die Welt y gran conocedor de la familia política conservadora teutona. “En Turingia, los grandes partidos, socialdemócratas y conservadores, no pueden gobernar, esto algo nuevo en Alemania y algo que preocupa”, añade Alexander.

Los resultados registrados en las últimas elecciones regionales de Turingia, Sajonia y Brandeburgo fueron, efectivamente, decepcionantes para los grandes partidos. Por eso, en la formación de Merkel, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), las voces críticas contra la canciller han vuelto a ganar fuerza. Lo hacen frente a una canciller centrista que, a diferencia de Helmut Kohl, el otro gran jefe de Gobierno de la CDU que ha tenido la Alemania reunificada, siempre encontró resistencias en el centro-derecha.

Merkel, más querida por la izquierda 

“Kohl siempre fue muy poco querido por la izquierda y muy querido por la derecha. Con Merkel pasa un poco lo contrario”, según Alexander.

El congreso que organizaba la CDU hace casi un año, en el que Merkel pasó el testigo de la presidencia del partido a Annegret Kramp-Karrenbauer - en quien se supone la canciller ve a su 'heredera' -, dejó algunas heridas abiertas, tal vez demasiadas. No hay que olvidar que entonces Kramp-Karrenbauer se hizo con la presidencia del partido gracias a una victoria ajustada frente a Friedrich Merz.

A este critico con la canciller los malos resultados de su partido en los Länder del este alemán le han vuelto a dar alas. “No puedo imaginar que este tipo de Gobierno vaya a durar dos años más”, ha dicho Merz a cuenta de la 'gran coalición' que forma la CDU con el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).

En concreto, Merz reprocha a Merkel “falta de liderazgo”. No es el único. Así, según ha dicho al periódico estadounidense The New York Times el político conservador Norbert Röttgen, todo un presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Bundestag, “Alemania es ahora un vacío en todo”. “Ahora mismo no puedo visualizar una política europea [de Alemania, ndlr.]. El ministerio de Asuntos Exteriores es un vacío. La canciller lo sabe pero no hace nada”, según Röttgen.

La canciller alemana en una imagen de archivo Reuters

Bittner, el comentarista del semanario Die Zeit, ha recordado que Merkel siempre se quedará con el apodo Mutti o “madre”. Pero ante el esquivo comportamiento de la primera canciller salida de la Alemania del este, Bittner tachaba a Merkel de “reina madre”. “Alemania no necesita una 'reina madre'. Necesita una autoridad política que ayude a moderar y a mitigar las crecientes fracturas sociales”, según Bittner. Este periodista aludía así a la actual polarización del debate público germano, fenómeno generado, en buena medida, por el auge del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Conservadores y socialdemócratas pierden poder

A la pujanza de ese partido, al que lo sondeos ven ya como tercera fuerza política o luchando codo con codo con el SPD por ocupar esa posición en el paisaje político, está asociado el actual declive de cristianodemócratas y socialdemócratas. Éstos últimos sufren especialmente por el viento a favor que supone para Los Verdes la sensación global de urgencia climática.

Pero el SPD también acusa el palidecer político de la socialdemocracia en Europa, no haber tenido un liderazgo coherente desde los tiempos del canciller Gerhard Schröder y, sobre todo, haber dejado que Merkel gane todo el crédito de las reformas de inspiración socialdemócrata puestas en marcha en los sucesivos gobiernos del dúo CDU-SPD.

“Antes Alemania era gobernable con una coalición de un partido grande con uno pequeño, ahora hacen falta tres partidos”, analiza Alexander, el periodista de Die Welt. “Así todo resulta más complicado”, añade.

Después 30 años de la caída del muro de Berlín, CDU y SPD, partidos que otrora dominaran la política alemana, parecen estar muy lejos de la comodidad de la que se supone aún gozan en el Bundestag. Todavía forman una aplastante mayoría. No obstante, a la actual 'gran coalición' se la ha descrito ya como “un zombie incapaz de actuar que no quiere morir”, según Steven Erlanger, periodista del The New York Times.

Que algo así pueda afirmarse del Ejecutivo que lidera Merkel invita a pensar que la canciller no está para muchas celebraciones, ni siquiera cuando se trata de festejar el 30º aniversario de la caída del muro de Berlín.

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