Entre 2016 y 2018, un ola de enfermedades asoló el personal de Estados Unidos en La Habana. Docenas de diplomáticos y familiares desarrollaron dolores de cabeza, mareos y problemas con el equilibrio, la concentración y el sueño. Muchos decían que los primeros síntomas empezaron en sus hogares u hoteles después de escuchar sonidos penetrantes, descritos de diversas maneras como chirridos, golpes o chirridos de cigarras.
EEUU desarrolló entonces la teoría de que podrían haber sido víctimas de una serie de presuntos "ataques acústicos", perpetrados por un arma acústica o algún otro dispositivo novedoso. El gobierno de los Estados Unidos ordenó a todo el personal no esencial de su embajada en La Habana que regresara a casa y los acontecimientos provocaron un colapso en las relaciones entre EEUU y Cuba menos de dos años después de que Barack Obama hubiera tratado de restablecer los lazos diplomáticos.
Sin embargo, nunca se ha encontrado evidencia de tal ataque. Ahora, varios correos electrónicos oficiales y telegramas diplomáticos catalogados como sensibles, revelan por primera vez cómo el Gobierno británico intentó entender y darle sentido a lo que estaba ocurriendo.
Los documentos publicados por The Guardian arrojan luz sobre cómo la Embajada británica en La Habana y el personal superior del Ministerio de Relaciones Exteriores en Londres investigaron los acontecimientos.
Los documentos muestran cómo el personal británico analizó detenidamente los noticias salidas en prensa, las declaraciones oficiales y otras comunicaciones para intentar comprender una situación que, de la noche a la mañana, se presentaba en los medios como "una nueva confrontación al estilo de la Guerra Fría ".
La correspondencia entre funcionarios británicos en Londres y Cuba indica que no tenían una explicación para lo que les sucedió a los diplomáticos. Durante varios meses compartieron informes que señalaban que los sonidos extraños eran causados por los grillos y que la ola de enfermedad podría ser psicosomática y desencadenada por las condiciones estresantes bajo las cuales operaban los diplomáticos.
Más de dos años después de que los diplomáticos enfermaran, los médicos aún no tienen claro qué sucedió. Dos estudios médicos de EEUU que evaluaron algunos de los afectados descubrieron que tenían síntomas similares a los de una conmoción cerebral y posibles anomalías cerebrales, pero especialistas independientes han criticado ambos estudios. En un informe reciente que aún no ha sido revisado, los científicos canadienses sugieren que la culpa es la fumigación excesiva con pesticidas para mantener a los mosquitos bajo control.
Mitchell Valdés-Sosa, director del Centro Cubano de Neurociencias, que formó parte de una investigación cubana sobre los incidentes, dijo que sin más datos era difícil sacar conclusiones firmes. "Pero estoy muy seguro de lo que no sucedió", dijo. "No hay absolutamente ninguna evidencia de un arma misteriosa que cause un nuevo síndrome caracterizado por daño cerebral y mucho menos daños al oído interno".
"Y todo lo que se ha encontrado coincide mucho con varias afecciones médicas frecuentes. El único factor común en la mayoría de los casos es un gobierno que les dice a los empleados que fueron atacados, y un aluvión de medios que ha reforzado en gran medida esta idea ".