El proceso impeachment o juicio político impulsado por los demócratas contra Donald Trump en la Cámara de Representantes ha comenzado este miércoles una nueva fase de la que se esperaban pocas novedades o revelaciones, pero que pretendía convencer a la audiencia norteamericana, y de paso a algún congresista republicano, sobre la necesidad de destituir al presidente por el Ucraniagate.
Sin embargo, sí que han aparecido nuevos datos que ratifican la mala conducta del magnate en la relación con el país europeo, y otros no tan nuevos pero que también salpican al exvicepresidente Joe Biden.
En esta nueva etapa, el Comité de Inteligencia del Congreso interrogará a varios testigos claves del caso, que en su mayoría ya declararon a puerta cerrada. La gran novedad es que estas audiencias serán televisadas en directo. Todo lo que ocurra en el Capitolio desde ahora estará pensado y diseñado para que ambos partidos traten de convencer a la opinión pública de su versión de los hechos.
La expectación es máxima. Las principales cadenas, periódicos y emisoras de radio cubrirán al minuto todo lo que ocurra en Capitol Hill, con tertulias y debates posteriores. No en vano, es la primera vez en dos décadas que un proceso de impeachment es televisado. El interés es tal que algunos bares de Washington han abierto sus puertas incluso antes de lo habitual para permitir a sus clientes ver las sesiones con unas cervezas, como quien disfruta de una final de fútbol.
Los primeros en pasar por estas audiencias han sido dos altos diplomáticos, el embajador interino de Estados Unidos en Ucrania, William Taylor, y el subsecretario de Estado adjunto para asuntos europeos y euroasiáticos, George Kent. Ambos ya declararon a puerta cerrada y por escrito anteriomente, confirmando que la administración Trump contaba con una política exterior paralela para Ucrania y que existía una amplia preocupación por las presiones a las que se estaba sometiendo al gobierno ucraniano.
Los demócratas, que ya han logrado elevar el respaldo público al juicio político a niveles nunca antes vistos para estos procesos, han aprovechado su turno de preguntas para hacer repetir a estos dos diplomáticos sus testimonios anteriores. Su objetivo es insistir en los hechos y machacar a la audiencia con la acusación de que Trump condicionó el envío de 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, que necesitaba este material para hacer frente a los ataques rusos en su frontera, a cambio de que investigara políticamente a Joe Biden, posible rival candidato a las presidenciales de 2020.
El testimonio de Taylor ya había resultado clave para construir el caso contra Trump semanas antes. Los congresistas demócratas que este miércoles han tomado la palabra para interrogarle se han centrado en demostrar que la paralización de la ayuda militar a Ucrania pudo ocasionar fallecimientos de soldados ucranianos en el frente, debilitar la postura de Kiev para negociar ante Moscú, y afectar a la seguridad nacional estadounidense al poner en riesgo la paz en Europa.
Sin embargo, el principal diplomático estadounidense en Ucrania ha aportado importantes novedades este miércoles. Según desveló, el embajador estadounidense en la Unión Europea, Gordon Sondland, le dijo a un miembro de su personal en julio que el presidente Trump se preocupaba más por una investigación sobre Biden que por Ucrania.
En concreto, Taylor reveló una conversación de la que habría tenido conocimiento a través de uno de sus colaboradores. Dicha charla tuvo lugar el 26 de julio, un día después de una llamada telefónica entre Trump y el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en la que el magnte habría presionado para investigar a los Biden.
Taylor dijo que su empleado, cuya identidad no desveló, escuchó la llamada telefónica. “El miembro de mi personal pudo oír al presidente por teléfono preguntando al embajador Sondland sobre las investigaciones”, añadió.
“El embajador Sondland le dijo al presidente Trump que los ucranianos estaban listos para seguir adelante. Después de la llamada con el presidente, el miembro de mi personal le preguntó al embajador Sondland qué pensaba Trump sobre Ucrania. Sondland respondió que Trump se preocupa más por las investigaciones de Biden, y que su abogado Rudy Giuliani estaba presionando “, continuó.
Los republicanos, por su parte, han tratado de desacreditar este testimonio por no ser directo, alegando que el empleado podría haber escuchado o entendido mal. Además, han argumentado que estamos ante otro intento de los demócratas por ganar en los medios de comunicación lo que no consiguieron en las urnas en 2016, rememorando lo ocurrido con el Rusiagate.
Para ello, han insistido en que la ayuda militar se prestó a Kiev, que no hubo investigación sobre los Biden, que la mayoría de testimonios que apuntan al presidente no son directos, sino de oídas, y que el mismo gobierno ucraniano niega presión o extorsión alguna.
Acusaciones contra Biden
Pero además, el partido conservador ha usado a los testigos para darle la vuelta al impeachment y tratar de poner la lupa sobre los Biden, concretamente sobre la actuación de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, durante su presencia en la juntas directiva de la empresa energética ucraniana Burisma.
Para ello se han basado en las declaraciones previas de uno de los testigos, ya que George Kent manifestó en 2015 su preocupación a la oficina del Vicepresidente Biden cuando su hijo Hunter Biden consiguió un puesto bien remunerado en el consejo de esta empresa ucraniana de gas natural, mientras su padre actuaba como jefe diplomático de Obama en Ucrania.
Kent ha ratificado este miércoles, a preguntas de los republicanos, que alertó de que el puesto de Hunter Biden creaba la “percepción de un conflicto de intereses”, ya que su padre, Joe Biden, lideraba la política ucraniana como vicepresidente. No obstante, ha dejado claro que no tiene constancia de que esto se tradujera en un intercambio de favores o conflicto real.
Los republicanos han utilizado esto para insistir en que lo que Trump quería con su llamada del 25 de julio al presidente ucraniano era desbloquear la investigación por posible corrupción entre Ucrania y Biden. Entre otros asuntos, los congresistas conservadores han preguntado si Hunter Biden estaba capacitado para el puesto, si sabía algo de gas, si hablaba el idioma, o si alguna vez acudió realmente a Ucrania, algo de lo que Kent dice no tener conocimiento directo.
Formato y siguientes pasos
El presidente del Comité de Inteligencia es Adam Schiff, demócrata de California, que ha planificado las audiencias de esta semana para centrarse en el testimonio de los funcionarios que manejaron la política estadounidense en Ucrania. A los dos de hoy se sumará este viernes la ex embajadora en Ucrania Marie Yovanovitch.
El formato de estas audiencias públicas permite a los miembros de este comité preguntar directamente a los testigos durante cinco minutos. El presidente del comité, Adam Schiff, y el portavoz republicano, Devin Nunes, tendrán hasta 45 minutos cada uno, aunque podrán ceder ese tiempo a un abogado del personal del comité designado para el interrogatorio.
Durante estas audiencias, los republicanos también podrán llamar a testigos, aunque la mayoría demócrata ha rechazado que puedan citar a Hunter Biden o al denunciante anónimo cuya denuncia desencadenó la investigación.
El Comité de Inteligencia ha programado tres audiencias públicas más la próxima semana. El martes lo harán, entre otros, Jennifer Williams, asistente del vicepresidente Pence, y el teniente coronel Alexander Vindman, asistente del Consejo de Seguridad Nacional.
El próximo miércoles le llegará el turno a Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos en la Unión Europea; Laura Cooper, funcionaria del Departamento de Defensa; y David Hale, subsecretario de estado para asuntos políticos.
Una vez que termine esta fase, este comité mandará su informe de conclusiones al Comité Judicial de la Cámara de Representantes para que redacte los cargos contra el presidente para el juicio político. En esta etapa también podrá haber audiencias públicas en las que el presidente podría estar representado.
Una vez redactada la acusación contra Trump, se votará en el pleno de la Cámara de Representantes a final de año. La mayoría demócrata propiciará su aprobación, pasando el caso al Senado. Allí se celebrará el juicio político, pero los demócratas tienen el control de la Cámara Alta, por lo que muy difícilmente el presidente será destituido.