El célebre barrio rojo de Patpong creció en Bangkok entre las bambalinas de la Guerra de Vietnam, donde mientras espías organizaban sus operaciones clandestinas, el enclave se convertía en parada de la ruta del turismo sexual.
Una larga historia documentada y expuesta por primera vez en el Museo de Patpong, ubicado en uno de los estrechos callejones de la zona y jalonado por lupanares, a través de antigüedades, recortes de presa, fotografías, vídeos y documentos originales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
Aunque en la actualidad el distrito ha perdido el lustre de antaño y sufre un periodo de decadencia propia del tiempo y el despegue de nuevas zonas de prostitución, el empresario austriaco Michael Messner, propietario del museo, augura un futuro próspero.
"Con el paso de los años Patpong se ha ido reconvirtiendo. Ahora existen más galerías de arte y restaurantes, mientras muchos burdeles han cerrado. Hay una evolución hacia un público de mayor diversidad sexual y espero que en 4 o 5 años podamos organizar aquí el primer desfile del orgullo gay en Tailandia", indica el también comisario de la muestra.
De plantación a barrio rojo
A través de varias estancias distribuidas en una sola planta, el museo traza una línea temporal sobre el desarrollo y evolución del barrio, que pasó de ser en la década de los 50 una plantación bananera a las afueras de la ciudad a convertirse en el refugio y centro de operaciones de la CIA durante la guerra de Vietnam y las operaciones en Laos.
"Mi primer borrador del museo data de 2006, cuando comencé a indagar sobre la historia del barrio y atesorar numerosos objetos relacionados. Aunque el gran impulso para abrir la sala lo dimos hace tres años", declara el austriaco, quien también regenta varios bares de alterne en Patpong.
Udom Patpongpanich, primogénito de una familia de inmigrantes chinos que estableció vínculos empresariales con la monarquía tailandesa desde los albores del siglo XX, es considerado el arquitecto de este barrio.
Discípulo del espía estadounidense reconvertido en magnate de la seda tailandesa Jim Thompson en la Oficina de Servicios Estratégicos (la antecesora de la CIA), Udom regresó a Tailandia durante la Segunda Guerra Mundial para unirse a la resistencia que combatía a la ocupación japonesa.
Tras el fin de la contienda, su familia adquirió en 1948 a cambio de unos 2.950 dólares (2.675 euros) la parcela donde ahora se asienta Patpong y el tailandés utilizó sus conexiones para desarrollar un distrito comercial donde empresas estadounidenses fijaron sus primeras delegaciones en Tailandia.
Guerra de Vietnam
El actual Museo de Patpong se encuentra en el mismo espacio donde en 1953 la compañía informática estadounidense IBM estableció su primera oficina en el país, asegura Messner.
El agente de la CIA Anthony Poshepny, conocido como Tony Poe y encargado de entrenar un ejército secreto en Laos durante la guerra de Vietnam, es uno de los personajes que se prodigan a lo largo de la galería, donde destaca una fotografía suya de una reunión en el Bar Madrid -un piso franco de la CIA- con otros espías.
Al calor de la constante afluencia de soldados y trabajadores, entre ellos pilotos de la aerolínea Civil Air Transport -propiedad de la CIA-, se establecieron los primeros bares, algunos regentados por antiguos combatientes que se resistían a abandonar el país.
Entre ellos el expiloto de las Fuerzas Aéreas estadounidense Rick Menard, quien, según palabras del propietario del museo, fundó en 1969 el primer gogó bar tras una disputa sobre licencias con las autoridades.
Turistas y famosos
El incremento de las casas de lenocinio, coincidió con la apertura del país al turismo.
Un joven David Bowie aparece en el vídeo de la gira Moonlight, en 1983, en alguno de los lupanares de la zona, también visitada por actores como Hugh Grant o Robert De Niro o más recientemente por la modelo Kendall Jenner.
La última parte del museo- cuya entrada incluye una bebida y cuesta 350 baht (unos 10 euros)- se reserva para una sección más explícita y donde no faltan referencias a los espectáculos de ping-pong, que aún siguen siendo una de las principales atracciones en el barrio para mayores de edad.
"El objetivo es mostrar al visitante los secretos de Patpong y que al terminar el recorrido por el museo observe el barrio de una forma diferente al conocer la historia del distrito", zanja Messner. A pesar de que la prostitución es ilegal bajo las conservadoras leyes de Tailandia, la práctica de este basto sector que mueve miles de millones cada año es evidente a lo largo del país.