La oposición rusa rechaza las reformas constitucionales propuestas por el presidente, Vladimir Putin, ha creado un consejo constitucional para presentar enmiendas alternativas, prepara una campaña a favor del no en la consulta popular y convocará acciones de protesta.
"La Constitución del 93 es el símbolo de la nueva Rusia, del fin del partido único y de la ideología comunista. Las reformas propuestas por Putin anulan la división de poderes y el imperio del derecho internacional. Significa que regresamos al modelo soviético, al arcaísmo y a un mayor aislamiento", asegura Dmitri Gudkov, diputado de la Duma hasta 2016 y opositor al Kremlin.
Estratagema de Putin
La oposición extraparlamentaria -la leal al Kremlin apoya sin reservas la reforma- considera que Putin ha dado un "golpe constitucional", cuyo único objetivo no es reformar el anacrónico sistema político ruso forjado durante los últimos 20 años o iniciar una transición, sino perpetuarse en el poder por todos los medios.
"El tiempo pasa rápido. Putin quiere dar la impresión de que está cambiando la situación, ya que el anquilosamiento es evidente", señaló a Efe Grigori Yavlinski, histórico líder del partido liberal Yábloko.
Sospecha que después de la aprobación parlamentaria, la consulta popular será convocada en abril y después se adelantarán las elecciones parlamentarias previstas para 2021, ya que el Kremlin es consciente de que el descontento popular no ha dejado de aumentar desde el aumento de la edad de jubilación hace dos años.
La Duma o cámara de diputados ya aprobó esta semana la reforma constitucional en primera lectura en un tiempo récord, pero la oposición que sacó este verano a la calle a más de 50.000 personas en Moscú en las mayores protestas antigubernamentales desde 2012 no se rinde.
Consejo opositor
Miles de personas ya han firmado el manifiesto contra la "usurpación de poder" publicado por "Nóvaya Gazeta", el periódico más crítico con el Kremlin, cuyo objetivo es lanzar una amplia campaña popular contra la reforma, que no se limitará a protestar en las calles.
Yábloko dio el primer paso al crear un Consejo Constitucional que coordinará la presentación de enmiendas alternativas entre políticos, expertos en derecho constitucional, activistas y ciudadanos de a pie.
"Las enmiendas de Putin conducen a un mayor reforzamiento del régimen autoritario y a la concentración del poder en manos de una sola persona. Nosotros proponemos una alternativa. Si no hay alternativa, no hay política", subrayó Yavlinski.
Enmiendas alternativas
Donde Putin propone limitar a dos los mandatos presidenciales, la oposición plantea reducir de seis a cuatro años dichos mandatos, aumentar el número de escaños en la Duma para dar cabida a partidos minoritarios y recortar la permanencia de los diputados en sus puestos.
Además, demanda el retorno a las elecciones directas de gobernadores y alcaldes; la elección de los miembros del Senado; otorgar mayor poder a las asambleas regionales en un proceso de descentralización y precisar más claramente en la Carta Magna la libertad de expresión, asociación y reunión.
También alertan sobre las medidas que acaban con la independencia del sistema judicial y la inclusión en la Constitución de un cuarto órgano "cuasiestatal", el Consejo de Estado, que podría presidir el propio Putin una vez abandone el Kremlin en 2024 o incluso antes.
"La Constitución es un contrato con el pueblo. No podemos ceder el control del Estado a los burócratas, como si fuera su propiedad privada, o ponerlo en manos de Putin", insiste Yavlinski.
Campaña contrarreloj
Con todo, el tiempo corre a favor de las autoridades y en contra de la oposición. La Duma se propone aprobar el proyecto de ley en segunda lectura ya el 11 de febrero y no aceptará ninguna propuesta de enmienda a partir del día 6.
"Una vez sea aprobada en segunda lectura, entonces prácticamente todo estará decidido. Seguidamente, las autoridades llamarán al pueblo a votar. Debemos presentar cuanto antes las propuestas en las asambleas regionales", comentó a Efe Lev Shloshberg, miembro de Yábloko y uno de los iniciadores del consejo constitucional.
Recuerda que Putin tenía previsto presentar dicha reforma tras ganar las elecciones presidenciales en 2018, pero la indignación popular con la reforma de pensiones le hizo cambiar de opinión, motivo por el que ahora tiene tanta prisa y por lo que propuso, como gesto hacia el pueblo, acuñar una pensión digna y un salario mínimo en la Carta Magna.
Votar no
El opositor también adelanta que las autoridades aprobarán en breve una ley especial para la convocatoria de una consulta popular, que no un referéndum, en la que se votarán las enmiendas presidenciales.
"Será una forma de plebiscito. Los plebiscitos son propios de sociedades que se encuentran en transición hacia el totalitarismo o ya son totalitarias. Ahí nos encontramos nosotros. En ese umbral", precisa Yavlinski.
Shloshberg cree que la oposición debe compaginar la presentación de propuestas con una campaña de concienciación entre los rusos, que nunca han visto la Constitución como algo suyo, ya que fue aprobada después del ataque al Parlamento por orden de Boris Yeltsin en 1993.
"Los rusos ven la Constitución como algo ajeno y eso es un problema. Y es que fue adoptada en medio de la amenaza de una guerra civil. Es producto de la violencia política postsoviética. Hay que explicarle a la gente que la Constitución nos afecta a cada uno de nosotros", subraya.
Con todo, en su opinión, "lo más importante ahora es recabar el mayor número de votos contra el proyecto de Putin. Llamaremos a la gente a votar, a votar en contra", explicó, rechazando un posible boicot de la consulta.
La oposición advierte también que las reformas constitucionales reducen la influencia exterior en el país, allanan el camino a nuevas incorporaciones territoriales como ocurrió con Crimea -Donbás, Osetia del Sur o Abjasia- y otorgan un poder ilimitado al presidente a la hora de declarar la guerra.