Un cura callejero. De ayudar a los más desfavorecidos a los pasillos de la Santa Sede. El Papa Francisco tiene a su lado una nueva persona de confianza para desarrollar su labor de pontífice de la Iglesia Católica. Así pues, lo hará acompañado de un sacerdote a su imagen y semejanza, acostumbrado a asistir a los más pobres, a los marginados, a los drogadictos. Ahora, esta nueva figura, continuará su misión desde la capital del cristianismo. Al lado del Santo Padre.
Padre Gonzalo Aemilius (Montevideo, 1979) será el nuevo secretario personal del Papa Francisco. A partir de ahora Padre Gonzalo sustituirá al que hasta ahora fue el secretario personal del sumo pontífice latinoamericano, el argentino Fabián Pedacchio Leaniz, quien decidió dejar su puesto con el deseo de un relevo. Padre Gonzalo acompañará también al otro secretario personal de Francisco, el sacerdote egipcio y copto Yoannis Lahzi Gaid. Así pues, a partir de ahora tendrá que gestionar las citas, las llamadas, los correos y la actividad del primer pontífice americano de la historia.
Cuarenta años, uruguayo, de familia acomodada, con abuela judía y padres no creyentes. Ordenado sacerdote en el año 2006, es doctor en Teología, ha estudiado en Roma dos años y ha sido director del Liceo Jubilar Juan Palo II en Montevideo.
Tenía todo para hacer una vida más fácil respecto a otros y decidió escoger el camino más largo y difícil, al lado de los que menos tienen y más problemas tienen que afrontar. Se convirtió al cristianismo, de hecho, durante los años del instituto "impactado por las sonrisas de los sacerdotes que trabajaban en zonas difíciles a pesar de las amenazas de muerte", explica el diario católico italiano Avvenire.
Cuando conocio a Bregoglio
Jorge Mario Bergoglio y Gonzalo Aemilius se conocieron en Buenos Aires en 2001. El entonces cardenal argentino empezó a oír varias historias acerca de un joven laico que estaba muy comprometido con la gente de la calle, con los menos favorecidos.
Fue en ese periodo cuando el purpurado decidió hacerle una llamada al chico, en coincidencia con su vigésimo segundo cumpleaños: "Pensé que era la broma de un amigo", explicó recientemente Padre Gonzalo al Osservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede: "Cuando me di cuenta de que era él, entendí que estaba cambiando mi vida. Cada uno de nosotros, si decide tomar una decisión, necesita un modelo".
"De él me llamó la atención su forma de ser padre, antes que nada, de las personas pobres", explicó Padre Gonzalo en 2013 tras el nombramiento de Jorge Mario Bergoglio. Y añadió: "En una villa miseria [favela argentina] donde circulaba mucha droga, un Jueves Santo realizó el lavado de pies a toxicómanos y enfermos de sida con una ternura impactante".
La admiración de Padre Gonzalo por el entonces cardenal Bergoglio era total: "Con ese gesto [el lavatorio] redimió a muchísimos vecinos de ese barrio, prisioneros de aquel mecanismo tremendo que representa la droga". Para Aemilius la batalla de Francisco "es la mía": "Lucho en ella para liberar a los jóvenes del flagelo de la droga, para darles un futuro que no sea el de la calle".
En todo momento, Padre Gonzalo quiso aprender del mensaje y la acción del Papa Francisco: "Vivir experiencias acerca de esta capacidad suya ha sido decisivo en mi vida. Me ha enseñado a sacar lo mejor de cada individuo, por muy distinto que pueda ser respecto a los demás, y que sea útil para el bien de todos".
Reencuentro con el papa Francisco
El primer domingo después de la elección de Francisco como obispo de Roma, en marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio se encontraba celebrando misa en la Iglesia de Santa Ana, dentro del Vaticano. Entre los feligreses, reconoció a un viejo amigo suyo, que conoció siete años antes, cuando éste era un joven cura callejero.
En ese momento en Roma, el nuevo Santo Padre dijo a los presentes: "Quiero presentaros un cura que desde hace mucho tiempo trabaja con los chicos de la calle, con los abandonados", dijo Francisco, tal como recuerda estos días el diario italiano Corriere della Sera.
Y añadió: "Ha abierto una escuela, ha hecho muchas cosas por ellos. Ahora todos estos chicos y chicas trabajan gracias a los estudios realizados, y aman a Jesús. Rezad por él. ¡Gonzalo! ¡Ven aquí para saludar a la gente!". Siete años más tarde, se ha convertido en su hombre de máxima confianza.