México está escandalizado por un crimen de los llamados 'mediáticos': el de la joven Ingrid Escamilla, de 25 años, que tomó aun mayor dimensión con la filtración por parte de la policía de las imágenes del cadáver.
El asesinato se produjo el domingo 9 de febrero en el norte de Ciudad de México. Agentes hallaron el cuerpo de Escanilla y junto a ella su marido, Francisco Robledo, de 46 años, que confesó desde el primer momento ser el responsable.
"La puerta está semiabierta y a simple vista notamos que en el suelo había manchas hemáticas. Al dar un paso al interior, vemos del lado derecho en la sala del departamento a una distancia aproximadamente a dos metros el cuerpo de una mujer en posición cubito dorsal totalmente desollada", se puede leer en el informe.
¿Quién filtró?
Según las pesquisas, Robledo, tras matar a su mujer, intentó deshacerse de los restos arrojándolos por el inodoro dentro de bolsas de basura.
¿Por qué la opinión pública ha tenido que ver todo esto? Es el debate que se plantea en México, en una gran polémica que llena horas y horas de televisión: las fotografías son explícitas y se puede ver de forma cruda y sin pixelar el cuerpo desmembrado de la mujer.
Los espectadores también han podido ver en medios sensacionalistas y redes sociales un vídeo en el que el criminal machista, lleno de sangre, llora y lamenta lo hecho. Acto seguido, lo justifica, asegurando que lo hizo "por miedo y vergüenza" y que su esposa le había pegado y amenazado con un cuchillo.
La fiscalía ha abierto una investigación contra seis policías, sospechosos de haber facilitado este material gráfico a los medios. Se juegan cárcel o sanción administrativa, pero por el momento ni han sido apartados de sus cargos.