El Gobierno del Reino Unido defiende su estrategia contra el coronavirus entre la creciente alarma de la población por la ausencia de medidas drásticas similares a las de otros países, como la prohibición de eventos y el cierre de escuelas.
A diferencia de la estrategia tomada por la mayoría de países europeos y asiáticos que consiste en intentar contener el virus a través del cierre de fronteras y colegios y, en definitiva, el confinamiento de la población, Boris Johnson decidió salirse de esa línea y anunció el viernes que lo que haría sería intentar pasar de la fase de "contención" a la de "retraso" de la expansión del coronavirus.
A pesar de que admitió en una comparecencia ante los medios que es muy probable que "muchas personas vayan a perder a sus seres queridos", el objetivo del gobierno británico es controlar el ritmo de desarrollo del virus, pero sin frenarlo por completo.
"Si retrasamos el pico nuestro Servicio Nacional de Salud será más fuerte a medida que mejore el clima y menos personas sufran enfermedades respiratorias normales, haya más camas disponibles y tengamos más tiempo para la investigación médica", explicó el primer ministro.
De esta manera, esperan conseguir una especie de "inmunidad de grupo". "La inmensa mayoría de los contagiados sufrirá trastornos leves, y de ese modo conseguiremos construir cierta inmunidad de grupo para que más y más gente sea resistente a la enfermedad y reduzcamos el número de contagios", explicaba el viernes en la BBC asesor científico jefe del gobierno, Patrick Vallance.
La decisión de Johnson ha dividido a la clase política y científica del país, puesto que muchos consideran que el sistema sanitario británico no podrá atender a las miles de personas que se van a contagiar en las próximas semanas.
Aumento de los contagios
Además, Vallance ha afirmado que aproximadamente el 60% de la población del Reino Unido -de más de 66 millones de habitantes- tendrá que contraer el coronavirus para que la sociedad "se inmunice grupalmente" frente a futuros brotes.
Esto significa que para llegar a un estado de inmunidad grupal casi 40 millones de personas tendrían que contagiarse y, si se tiene en cuenta que el índice medio de mortalidad es de menos del 5% (suele estar entre el 2 y el 4% de los casos), podrían morir cerca de 900.000 personas -todo ello si realmente llega a haber un contagio mayor al 50% de la población-.
La primera muerte se dio en Escocia el viernes y según las últimas cifras publicadas el domingo a las ocho de la tarde, en el país 1.372 personas han dado positivo -574 más que el viernes- y 35 han fallecido (un 2,5% de los casos).
El asesor médico del Estado, Chris Whitty, reiteró el sábado que las iniciativas oficiales persiguen "salvar vidas y proteger a los más vulnerables" y apuntó que todas las personas fallecidas estaban dentro de "grupos de riesgo": tenían más de 60 años y patologías previas.
Diferencias de opinión en el gobierno
La oposición laborista, que en general apoya el enfoque gubernamental dictado por científicos, ha pedido hoy que el Gobierno conservador publique sus proyecciones sobre la propagación del virus y su plan a largo plazo a fin de responder a las "preguntas legítimas" de la población.
El sindicato nacional de educación (NEU, por sus siglas en inglés) ha escrito por su parte a Johnson para solicitar que difunda sus estadísticas sobre posibles contagios si los colegios permanecen abiertos o cerrados y el riesgo para los niños y el personal docente.
La NEU se muestra dispuesta a colaborar para mantener una estrategia que permita retrasar la propagación del virus "a nivel de la sociedad" -lo que, según las autoridades, puede implicar mantener los colegios abiertos para posibilitar otras medidas más efectivas-, pero exige conocer los modelos estudiados por el Ejecutivo.
Medidas drásticas solo "llaman la atención"
Esta semana, el exministro de Sanidad conservador Jeremy Hunt expresó su "preocupación" por que el Gobierno no haya tomado medidas más radicales como prohibir congregaciones masivas a fin de prevenir contagios y evitar situaciones como las de Italia o España.
Sin embargo, el asesor científico del Estado, Patrick Vallance, argumentó este fin de semana que, aunque medidas como esas "llaman la atención", tienen relativamente "poco impacto" en primera instancia frente a otras más eficaces, como lavarse bien las manos y aislar a los contagiados, y solo deben aplicarse en el momento adecuado.
Vallance explicó que, dado que el Reino Unido presenta aún pocos casos, es más eficaz reservar iniciativas de choque como el cierre de escuelas o comercios, que no son sostenibles por mucho tiempo, hasta que se llegue a un punto determinado de infección y así además se puede desarrollar inmunidad dentro de la sociedad.
Escuelas abiertas y sin eventos masivos
No obstante sí que se se están tomando algunas medidas como aislar a personas con síntomas (incluso de resfriado). El Ejecutivo también está planeando prohibir los eventos multitudinarios a partir de esta semana para aliviar la carga de trabajo a la policía que normalmente atiende esos actos y de los servicios sanitarios, para que puedan centrarse en confrontar los casos de coronavirus.
Por el momento tampoco se plantean cerrar las escuelas, después de haber vetado también las excursiones escolares al extranjero y desaconsejado los viajes a las zonas más afectadas.
Asimismo, muchas organizaciones y empresas británicas han tomado sus propias medidas preventivas y, por ejemplo, la Premier League inglesa (EPL) ha suspendido todos sus partidos al menos hasta el 4 de abril.
Medidas económicas
El pasado miércoles, el ministro británico de Economía, Rishi Sunak, anunció un plan de estímulo por valor de 30.000 millones de libras (casi 35.000 millones de euros) para mitigar el impacto económico de la epidemia del nuevo coronavirus, en lo que calificó como "la mayor respuesta económica del mundo" en ese momento para respaldar a los hogares y las empresas frente a una posible crisis de liquidez, demanda y suministro.