Italia piensa ya en la nueva normalidad tras casi un mes de confinamiento y pone, con todas las cautelas, fecha para el fin de las restricciones. El 4 de mayo, primer lunes después del puente de mayo, es el día que maneja el Ejecutivo de Conte para sacar al país del coma inducido al que está sometido por las restricciones de la pandemia de coronavirus, que se ha cobrado la vida de más de 16.000 personas.
El primer ministro no ha mencionado esta fecha en su discurso a la nación de este miércoles, y se ha limitado a confirmar que el confinamiento de toda la población seguirá hasta el 13 de abril, como mínimo. "Nuestro país está atravesando la fase aguda de la emergencia. No estamos en condiciones de aliviar las medidas de restricción en este momento, pero empezamos a ver los resultados", ha adelantado.
"Si dejamos de respetar las reglas, todos los esfuerzos serán en vano y pagaremos un precio aún más alto: tendríamos que empezar de nuevo", ha advertido Conte desde el Palacio Chigi.
Salida escalonada
La salida de la cuarentena que se decretó en todo el país el 11 de marzo será escalonada y dependerá de la curva de contagios, que sigue estabilizándose de forma progresiva. Según apunta la prensa italiana, ya se contempla que a finales de abril se pondrán en marcha algunas industrias que fueron cerradas con el decreto de parón de las actividades no esenciales.
Después abrirían los comercios en los que no haya contacto entre clientes y más adelante, bares y restaurantes, pero con medidas de seguridad reforzadas: más separación entre mesas y el uso recomendado de mascarillas.
En último lugar, y siempre teniendo en cuenta la evolución de los contagios, abrirían cines y teatros, aunque se exigirán medidas de distancia social que podrían basarse en una reducción de aforo. Esta nueva normalidad en tiempos de coronavirus está condicionada a los criterios del comité científico que asesora al Gobierno italiano, pero Conte ya ha avisado este miércoles de que la última decisión es suya: "Hay recomendaciones científicas y luego interviene la política. El político debe medir todos los intereses (economía, sociales...), no sólo los epidemiológicos".
Walter Ricciardi, miembro del comité científico que asesora a Conte resumía así cómo será la Italia tras el golpe del coronavirus: "Esto no significa poder volver a la vida anterior. Nos olvidamos de las playas, conciertos y aperitivos hasta que hayamos encontrado una terapia efectiva o una vacuna".