El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, ha puesto de ejemplo a España como uno de los Gobiernos que actuaron mal adquirir material sanitario defectuoso de China para gestionar la crisis del coronavirus. En ese sentido, Pompeo también condena a China por no haber sido "transparante" al inicio del brote, lo que "podría haber impedido la muerte de cientos de miles de personas".
El jefe de la diplomacia norteamericana ha afirmado en rueda de prensa que Estados Unidos no negocia con China porque necesita "socios fiables" y ha apuntado que, en los últimos meses, otros países están comenzando a "entender los riesgos de hacer negocios con China". Entre esos países ha citado a España como mal ejemplo por no haberse asegurado de que los envíos desde ese país contaban con todas las garantías, y haber aceptado material sanitario defectuoso.
El Gobierno de España tuvo que devolver en marzo una partida de 58.000 test rápidos a China por no ser fiables. Según explicó en su día el ministro de Sanidad, Salvador Illa, los test se adquirieron de un proveedor nacional que los importaba de China y que contaba con homologación europea. Sin embargo, al recibirlos se comprobó que no funcionaban correctamente.
En un primer momento, el director del Centro de Alertas y Emergencias sanitarias, Fernando Simón, explicó que el problema sólo afecta a un lote de 9.000 test adquiridos. Pero Illa especificó que en realidad había otras 50.000 unidades que no se llegaron a distribuir.
En ese momento el Gobierno reconoció que el escenario era complicado y que en un contexto internacional en el que todo el mundo quiere adquirir material "España no iba a perder ninguna oportunidad de adquirirlo", sin embargo, aseguraron que iban a ser "exigentes con la calidad del material".
"No se trata de culpar"
Pompeo ha alegado que no se trata de establecer "culpas", sino de "la necesidad actual de salvar vidas de estadounidenses. En su comunicado también menciona otros países que recibieron test defectuosos, como la República Checa, y valora como positiva la decisión de naciones como Francia por haber condenado la mala praxis del país asiático.
Asimismo, ha asegurado que el país ha formulado "muchas peticiones formales" a China en busca de datos. Pekín "se niega a compartir información que necesitamos para mantener a salvo a la población", ha dicho Pompeo, que ha puesto como ejemplo el desconocimiento en torno al paciente cero.
"Siguen siendo opacos", ha insistido, en busca de respuestas que permitan no solo aclarar el origen de la actual pandemia, sino evitar que ocurra de nuevo. Pompeo incluso ha ofrecido la asistencia de Washington en potenciales pesquisas, si bien Pekín no ha abierto la puerta por ahora a la ayuda internacional.