Un libro que todavía no está a la venta ha desatado los demonios en Washington. Y en el mundo, porque lo que pasa en la capital de Estados Unidos retumba en todos lados, guste o no. El que se va de la lengua es John Bolton, uno de los asesores de Seguridad Nacional más polémicos que ha rondado la Casa Blanca. El bigotudo quiere capitalizar la que será una de las campañas electorales más incendiarias que se recuerden.
El halcón Bolton, fanático de meterse en los terrenos más pantanosos, se va de indiscreto en sus memorias. Los chismes que cuenta son divinos, como todo chisme de vecindad. Desatará pasiones, eso denlo por seguro. Sin embargo, no es más que un relato de un día normal en cualquier oficina, con el valor agregado de que el jefe Trump tiene una pasmosa facilidad para que sus empleados hablen mal de él. Mal ojo en el Departamento de Recursos Humanos. El libro, si es que la demanda del Departamento de Estado lo permite, saldrá a la venta el 23 de junio. Mike Pompeo, uno de los más alabados por Bolton en el texto, está furioso con la cantidad de información clasificada que el ex asesor revela.
Curiosamente, el muy conservador Bolton capitalizará su libro gracias a los liberales. “Es realmente precioso y adorable cuan pro-John Bolton son todos ahora. Es realmente lindo”, dijo sarcásticamente Kellyanne Conway, una de las asesoras más cercanas a Trump. Conway es capaz de negar que el mundo sea redondo con tal de defender a su jefe, pero razón no le falta en esto. Bolton fue embajador encargado ante las Naciones Unidas durante el gobierno de George W. Bush. Encargado porque el Partido Demócrata, el mismo que ahora le saca punta a las indiscreciones del libro, no quiso ratificarlo en el Congreso, decisión que terminó siendo juiciosa: Bolton se hizo famoso poco después por el falso testimonio ante el Consejo de Seguridad en el cual aseguró que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva.
Con esto, pretendía justificar la posterior invasión a Irak. Esta metida de pata lo volvió un paria en Washington hasta que un Trump sin equipo político y fanático de los renegados lo rescató. Este personaje es el nuevo héroe del establecimiento demócrata. Por cierto, es una situación muy parecida a la de Colin Powell, el general que era el secretario de Estado de Bush cuando se prendió la candela que todavía no se apaga en Oriente Medio. Hoy ambos son aplaudidos simplemente porque son anti-Trump. La política hace los más extraños compañeros de cama.
El mundo según Trump
De los extractos a los cuales más se les saca punta es el que hace referencia a la relación de Trump con personajes como Putin, Xi y Erdogan. Nada nuevo, aquí no hay exclusiva. El presidente de EEUU tiene la costumbre de admirar a los mandatarios fuertes, lo cual se convierte en mala costumbre cuando se trata de autócratas. Sin embargo, ninguno de los tres dictadores mencionados se han salvado de las sanciones de Trump. Sobre todo el chino, que ha visto cómo el estadounidense se ha convertido en el vengador de los desmanes históricos de Beijing contra Occidente.
¿Quién ha desatado una guerra comercial contra China para paliar los desequilibrios? Bolton también dice que Trump alaba los campos de concentración que Xi construye para las minorías Uigur, pero lo cierto es que Washington acaba de sancionar a Beijing precisamente por esto.
El presidente de EEUU tiene la costumbre de admirar a los mandatarios fuertes, lo cual se convierte en mala costumbre cuando se trata de autócratas
En cuanto a Venezuela, tema fetiche de Bolton, hay demasiado cotilleo en el libro. Lo único realmente determinante es que Trump no ve con malos ojos una solución militar para el tema, independientemente de que se intenten las vías de la negociación y de las sanciones. Maduro duerme con un cuchillo en el cuello, porque si en algo tiene razón Bolton es en lo impredecible que puede resultar Trump, sobre todo cuando está arrinconado.
¿Por qué ahora sí le creemos a Bolton? Dice el ex asesor que al presidente le parece “cool” la posibilidad de una operación militar en Venezuela. Supuestamente, es el entorno de Trump el que lo ha frenado hasta ahora, incluyendo al senador Marco Rubio. No olvidemos que el propio mandatario tuiteó, poco después de despedir al bigotudo, que “de hecho, mis opiniones sobre Venezuela, y especialmente sobre Cuba, eran más fuertes que las de John Bolton. ¡Él me estaba aguantando!”.
Rubio, por su parte, también informó en ese momento que “acabo de hablar con Donald Trump sobre Venezuela. Es verdad que no estaba de acuerdo con algunas de las visiones de su asesor previo. Pero, como él mismo me recordó, es lo contrario a lo que muchos dicen o asumen: si las políticas cambian no serán para suavizarlas”. La posterior catarata de sanciones al madurismo y de apoyos al gobierno de Juan Guaidó han demostrado que esto es correcto.
Según Bolton, Trump veía a Guaidó como un joven desconocido, lo cual era rigurosamente cierto sin demérito del aludido. Sin embargo, los hechos también han demostrado que el presidente interino venezolano se ha ganado el respeto y el apoyo tanto de EEUU como de la comunidad internacional, algo palpable en episodios como la reciente gira internacional, culminada con un prolongado aplauso bipartidista en el Congreso de EEUU tras ser alabado en el discurso del Estado de la Unión de Trump por su coraje.
El propio Bolton, el nuevo héroe del anti-trumpismo, terminó comprobando que realmente todas las opciones están sobre la mesa. Eso es lo que le quita el sueño a Maduro y a Vladimir Padrino, el hombre en Venezuela de Putin. Por cierto, otra cosa rescatable de los chismes de Bolton es que el ruso no defenderá su enclave sudamericano más allá de recursos retóricos.
*** Francisco Poleo es un analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.