Dos formas opuestas de ver Polonia competirán este domingo en las urnas por el favor de los ciudadanos: la del presidente ultraconservador Andrzej Duda, aliado del nacionalista Partido de la Ley y la Justicia (PiS), y la del aspirante liberal Rafal Trzaskowski, que se proclama candidato del cambio.
Los dos rivales están virtualmente empatados en las encuestas de cara a la segunda vuelta de las presidenciales, tras una campaña que ambos se han esforzado por escenificar como un conflicto de valores y de visiones incompatibles sobre lo que constituye la identidad de Polonia.
"Defensor de la familia"
El ultraconservador Andrzej Duda, apadrinado por el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, pero sin militancia política formal desde que asumió la presidencia en 2015, es el vencedor de la primera ronda de las elecciones, celebrada el pasado 28 de junio, en las que obtuvo un 43,5% de los sufragios.
Pero lo que parecía una victoria fácil hace unos meses se fue complicando conforme su rival ascendía inesperadamente en las encuestas, a lo que Duda reaccionó subiendo el tono con una encendida defensa de los valores tradicionales y promesas de defender a la familia cristiana frente a la "ideología" LGTBI.
En esta línea se sitúan gestos de campaña como la firma de una "Carta de la Familia", contraria a la educación sexual en las escuelas, o la presentación de un proyecto de reforma de la Constitución para anclar en ella la prohibición de la adopción por parte de parejas homosexuales.
Pero los valores conservadores y nacionalistas no son la única baza de Duda, que también ha sabido sacar rédito del descontento de la población con las reformas liberales previas a 2015 y de las políticas sociales del PiS, como el aumento del salario mínimo y la reducción de la edad de jubilación.
Pese al discurso oficial de que defender los "valores" polacos no está reñido con ser europeísta, el presidente también ha capitalizado el rechazo a las "injerencias" de Bruselas en cuestiones que muchos consideran de soberanía nacional y la alianza estratégica con EEUU frente a la amenaza rusa.
De 48 años y jurista de profesión, Duda llegó a la jefatura del Estado casi como un desconocido, sustentado sin embargo por sus vínculos con el expresidente Lech Kaczynski, muerto en la catástrofe aérea de Smolensk, y también con su hermano gemelo y actual hombre fuerte de Polonia, Jaroslaw.
La compenetración de Duda con el líder del PiS llega a tal punto que las malas lenguas le llaman "el bolígrafo de Kaczynski", puesto que su papel se limitaría a firmar los borradores procedentes de la sede del partido y a ofrecer un rostro moderado y amable frente a la retórica más incendiaria del líder ultranacionalista.
La imagen europeísta
Su rival Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia por el partido de centro-liberal Plataforma Ciudadana (PO), es un recién llegado a la carrera por la Presidencia, a la que se sumó tan solo después de que, debido al coronavirus, se desconvocaran los comicios previstos inicialmente para el 10 de mayo.
En apenas dos meses, consiguió proyectarse como abanderado del cambio y del "basta ya" para gran parte de los descontentos con la deriva autoritaria del Gobierno, escalando en las encuestas a velocidad meteórica y lanzando el órdago más serio en los últimos cinco años a la hegemonía del PiS.
El antiguo eurodiputado, que fue ministro de Administración y Digitalización durante la segunda legislatura de Donald Tusk, ha nutrido su imagen de hombre moderno, europeísta y dinámico como contraposición a la Polonia reaccionaria e intolerante que sus partidarios ven en el PiS.
Así, como alcalde de Varsovia suscribió una declaración en contra de la discriminación contra el colectivo LGTBI, para el que defiende además la implantación de algunos derechos civiles como la posibilidad de formar parejas de hecho.
Sin embargo, Trzaskowski está en contra de facilitarles la adopción y las organizaciones de la comunidad LGTBI critican que su postura tolerante es solo de cara a la galería, pero que en realidad tiene miedo a que tales medidas creen animosidad entre los sectores más conservadores.
Además, en estas elecciones ha cortejado explícitamente el voto de los partidarios de la formación ultraderechista Konfederacja, destacando que ambos partidos tienen puntos en común como la defensa de la bajada de impuestos y la liberalización de la economía.
Duda y Trzaskowski tienen más en común que el año de nacimiento, que les sitúa en la generación que alcanzó la mayoría de edad con la caída del régimen comunista y se involucró en política bastante más tarde: ambos pretenden transmitir una imagen pulida y moderna gracias a una comunicación cuidada al detalle.
Sin embargo, la polarización que vive Polonia les ha llevado a situarse en extremos opuestos en cuanto a los valores políticos que pretenden encarnar; tanto partidarios como detractores de Trzaskowski consideran que una victoria, aunque simbólica, inauguraría una nueva era para el país.