La hidroxicloroquina reduce los accidentes de patinete, según un estudio que tiene entre sus firmantes al perro del presidente francés, Emmanuel Macron. Una "investigación" con la que sus auténticos autores han dejado en evidencia los escasos criterios de publicación de una revista científica.
La historia de cómo este falso artículo acabó en la poco conocida Asian Journal of Medicine and Health la cuenta en su blog uno de sus autores, el médico de la Universidad de Lille (Francia) Michaël Rochoy.
El objetivo era simple: "todo debe ser ridículo, desde el título a las referencias y hasta la frase más pequeña del artículo. Si logramos publicar este tipo de 'artículo', habremos dado respuesta a nuestra pregunta inicial: ¿Esta revista publica cualquier cosa?, escribe.
La "investigación" vio la luz el pasado día 15 y fue retirada 24 horas después, cuando los autores destaparon el embrollo en las redes sociales. La revista justificó su supresión "tras la denuncia de un grave fraude científico", indicó Retraction Watch, una web que recopila los estudios que son retractados por las publicaciones.
Los autores reales del estudio, cuatro científicos suizos y franceses, no dan puntada sin hilo ya desde el título: "En contra de lo esperado, el SARS-CoV-2 es más letal que los patinetes. ¿Podría ser la hidroxicloroquina la única solución?", en referencia al investigador francés Didier Raoult.
Ese microbiólogo señaló al inicio de la pandemia que en Italia había más muertos por accidentes de patinete que por coronavirus y, posteriormente, inició un movimiento a favor de la hidroxicloroquina para tratar la covid-19, un medicamento que finalmente fue desestimado por la Organización Mundial de la Salud.
Autores dudosos
A los verdaderos autores del "informe" se unen en el apartado de firmas, entre otros, Nemo Macron -el perro de Macron- cuya filiación científica es el Palacio del Eliseo o Manis Javanica, nombre científico del pangolín malayo, animal que, en un principio, se señaló como origen del coronavirus.
Aunque estos detalles podrían pasar desapercibidos a los responsables de la revista, hay otros, ya en la primera página, que dejan pocas dudas, como los que se leen en la contribución de los autores a la investigación.
"El autor DL estaba de vacaciones y añadió su nombre en el último momento. El autor ST no ha escrito nada, pero ha proporcionado los patinetes. El autor OFH no ha hecho nada, pero es un buen amigo nuestro (...) el autor NM -Nemo Macron- ha dicho 'guau' cuando los autores empezaban a dudar".
El estudio describe tres ensayos en los que evalúan "el potencial de una combinación de hidroxicloroquina y azitromicina para prevenir los accidente de patinete", cuyo resultado es que el uso "masivo" del primer fármaco está "fuertemente ligado" a un nivel muy bajo de accidentes.
Por eso, concluye que esa combinación de medicamentos "debería usarse urgentemente en la prevención de los accidentes de patinete en todo el mundo" y sugiere que la hidroxicloroquina "pueda añadirse a la sal de mesa en prevención, al mismo tiempo, de la covid-19 y de los accidentes de patinete".
Una de las supuestas pruebas se realizó con un grupo de voluntarios ("amigos y familiares") quienes, tras ser tratados con ambos fármacos, debían lanzarse en patinete a toda velocidad por una pendiente contra un muro y frenar antes de darse con él.
Revista "desconocida y depredadora"
La "investigación" está plagada de frases ingeniosas y situaciones inverosímiles, como cuando aseguran que no pudieron medir la saturación de oxígeno de los fallecidos en el ensayo porque no disponían de material para profanar tumbas.
La revista no fue elegida al azar, pues un mes antes había publicado un artículo firmado por franceses, el cual señalaba que la hidroxicloroquina y la azitromicina aceleraban la curación de pacientes con síntomas leves de covid-19 y cuyo rigor fue puesto en duda por otros científicos.
Asian Journal of Medicine and Health es "una revista desconocida y posiblemente depredadora" escribe Rochoy, en referencia a las publicaciones científicas que no aplican los debidos estándares de calidad en la publicación de artículos, sin revisión por otros expertos, o hecha esta de manera deficiente. Publicar la "investigación" les costó 77 euros.
"Esperamos (con humildad) -señala Rochoy- que esta sea una pequeña lección para los científicos crédulos o deshonestos y los periodistas que no están acostumbrados a las revistas depredadoras. Esas revistas aceptan y publican cualquier cosa. Un artículo publicado no es garantía de verdad".