El Día de la Independencia ha sacado a las calles a los brasileños. El tercer país del mundo más afectado por la pandemia en el mundo, con 4.123.000 casos, se ha volcado con esta fecha, que celebra la separación de Brasil de Portugal, declarada el 7 de setiembre de 1822.
Pese a las casi 127.000 muertes registradas desde marzo, el festivo llevó a millares de personas a las playas y parques, sobre todo en Río de Janeiro, el litoral de Sao Paulo y muchas ciudades del noreste. Tampoco sirvieron las alertas de las autoridades sobre la necesidad de mantener ciertas medidas de aislamiento social durante la celebración para contener a la pandemia.
Estos esos mensajes cayeron en sacos rotos y más allá de las arenas de Copacabana e Ipanema, en Río de Janeiro y también en Sao Paulo se celebraron grandes fiestas populares y bailes en algunos barrios, a pesar de que ese tipo de reuniones aún no han sido incluidas en las medidas de desescalada.
Escenas similares se registraron en playas fluviales de Manaos, en el corazón de la Amazonía y que, hace tres meses, llegó a entrar en colapso sanitario y hasta funerario por la epidemia, que si bien ha remitido en esa región, aún no ha sido totalmente superada.
Lo mismo ocurrió en Brasilia, donde las playas del lago Paranoá, uno de los principales puntos turísticos de la ciudad, se abarrotaron de gente durante un día festivo soleado y caluroso, como en casi todo el país.
En representación de todo, en la capital, el presidente, Jair Bolsonaro, encabezó una breve ceremonia en el Palacio de la Alvorada y, como viene siendo costumbre, haciendo caso omiso de las medidas básicas para prevenir contagios.
A bordo de un vehículo descapotable, sin mascarilla y rodeado de niños. El presidente saludó a los asistentes, tomándose fotos incluso con ellos sin guardar ningún tipo de distancia.
Bolsonaro es uno de los mandatarios más negacionistas de la real gravedad del coronavirus, que ha llegado a tildar de "gripecita".
La ceremonia reunió a todos los ministros del Gobierno, altos jefes militares y unas 500 personas frente a la residencia oficial de la Presidencia, donde fue izada la bandera nacional y hubo una breve presentación de una escuadrilla de aviones acrobáticos.
En la Explanada de los Ministerios, centro neurálgico de Brasilia y donde se concentran los edificios del poder públicos, pequeños grupos de personas se manifestaron tanto a favor como en contra de Bolsonaro, también en un abierto desafío a la Covid-19.