Tras una tensa reunión de más de siete horas, el gobierno israelí ha aprobado la imposición de otro confinamiento total en el país que durará tres semanas. El debate ha provocado incluso la renuncia del ministro de Construcción y Vivienda, Yakov Litzman, que estaba en desacuerdo porque la medida impedirá que los judíos puedan acudir a las sinagogas.
Sin embargo, debido al alarmante aumento de casos -la semana pasada Israel superó los 150.000 contagios- el gobierno dirigido por Benjamin Netanyahu ha dado su visto bueno a la propuesta del gabinete especial creado para gestionar el coronavirus.
El confinamiento se iniciará el viernes a las dos de la tarde y, entre las medidas, están: el cierre de los colegios, prohibición de que los ciudadanos salgan a más de 500 metros de su casa y el cierre de todos los negocios no esenciales, informó The Jerusalem Post.
Además de por el coste económico del confinamiento, el gobierno israelí quería evitar el cierre por todos los medios porque coincidirá con importantes festividades judías como: el Año Nuevo judío, el Yom Kipur o Día del Arrepentimiento.
El primer ministro Netanyahu, el ministro de Salud, Yuli Edelstein, y el comisionado de coronavirus, el profesor Ronni Gamzu, se han dirigido a la nación para dar cuenta de la decisión del Ejecutivo.
Las escuelas seguirán funcionando hasta el viernes, víspera de Rosh Hashaná, a pesar de que originalmente pedían que se cerrasen desde el miércoles. Netanyahu dijo que el sistema escolar permanecerá cerrado durante al menos dos semanas y luego el gobierno considerará abrir las escuelas de infantil y primaria, dependiendo de la tasa de infección.
Se espera que los lugares de trabajo privados sigan funcionando, al menos aquellos que son esenciales, los cuales tienen permitido abrir sus puertas, o puedan continuar gracias al teletrabajo. Por su parte, la administración establecerá un esquema con las medidas para el sistema público en los próximos días.
Aunque todavía no se ha concretado, los medios israelíes han informado de que lo más probable sea que el aeropueto Ben-Gurion permanezca abierto. Según The Jerusalem Post, la decisión la tomará el lunes un comité encabezado por la ministra de Transporte, Miri Regev.
Divisiones del gobierno
Reestablecer el confinamiento ha generado muchas divisiones dentro del gobierno de Netanyahu, formado por 30 ministerios y varios partidos políticos, y algunos miembros de su Ejecutivo han votado en contra de la medida. El ministro de Agua, Ze'ev Elkin, afirmó que "aunque la decisión final del gobierno experimentó cambios significativos durante la discusión, me vi obligado a votar en contra, porque no se establecieron criterios claros ni plazos para poner fin al cierre".
Varios le reprocharon al ministro de Salud el no haber hecho lo suficiente para frenar la expansión del virus. Algunos como el ministro de Ciencia y Tecnología, Izhar Shay (del partido Azul y Blanco), y el ministro de Economía, Amir Peretz (laborista), lucharon contra el cierre, asegurando que el daño a la economía israelí será demasiado severo para que el país se recupere.
El ministro de Finanzas, Israel Katz, dijo que se estaban tomando decisiones difíciles porque el Ministerio de Salud "no hizo su trabajo correctamente", y advirtió de que el cierre supondrá un coste de 6,5 mil millones de shekels a la economía del país.
Aumento de casos
Al principio de la pandemia, Israel fue uno de los países que tomó medidas más drásticas. Por ejemplo, el 22 de febrero, y tras conocer el primer caso de coronavirus en el país, de una pasajera que que había estado a bordo del crucero Diamond Princess, atracado en Japón, se prohibió la entrada de cualquier ciudadano de Corea del Sur y Japón e impuso cuarentenas de 14 días a los israelíes que hubieran estado en estos países en las dos semanas anteriores.
Menos de una semana después, amplió la lista a China, Tailandia, Singapur, España e Italia. A principios de marzo cerró por completo sus fronteras a cualquier visitante de otro país a no ser que demostrara que podría permanecer en aislamiento durante 14 días, en un hotel o en un domicilio particular.
A mediados de marzo decretó un cierre parcial de la economía y desde finales de marzo a mediados de abril, el país estuvo confinado. Después, se realizó una desescalada parecida a la seguida por los países europeos, en la que se fue reabriendo la economía poco a poco.
Pero a finales de junio se empezó a hablar de una segunda ola de Covid y, aunque se volvieron a imponer medidas restrictivas como el cierre de playas y algunos negocios (mercados al aire libre, centros comerciales, salones de belleza, peluquerías, gimnasios... entre otros), o el toque de queda nocturno para evitar el confinamiento total, los contagios no han dejado de subir.
Este domingo, mientras se celebraba la reunión para decidir sobre el confinamiento, se registraron de 2.715 nuevos positivos y 1.108 muertos. The Jerusalem Post informó de que también se alcanzó un nuevo récord de números de pacientes en estado grave con 513.
Este nuevo confinamiento llega además en un momento crítico para Netanyahu, que tomó posesión del cargo en plena pandemia y después de haber celebrado tres elecciones en menos de un año. Miles de personas se manifiestan en las calles desde hace semanas para pedir su dimisión por su gestión del coronavirus, así como los casos de corrupción por los que está siendo juzgado.