"Es inadmisible que Nagorno Karabaj y las regiones adyacentes, que son territorio azerbaiyano, estén todavía ocupadas, pese a todas las resoluciones aprobadas", dijo el pasado jueves Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, ante la Asamblea General de la ONU.
Tres días después estallaron los combates en Nagorno Karabaj, territorio habitado por armenios y cuya capital, Stepanakert, fue alcanzada por los proyectiles azerbaiyanos, lo que ha encendido todas las alarmas sobre el estallido de un conflicto a gran escala en el Cáucaso Sur.
El Cáucaso es el patio trasero por excelencia del Kremlin desde que Moscú lograra imponerse en el siglo XIX al Imperio otomano, pero en sus renovadas ansias de expansión regional Turquía nunca ha perdido de vista la región, encajada entre los mares Negro y Caspio.
Puede que Nagorno Karabaj no sea más que un puñado de tierra, pero su importancia es vital para la supervivencia de ambos países en conflicto y, por lo tanto, para sus principales patrocinadores.