Las negociaciones entre Bruselas y Londres sobre el acuerdo comercial post-brexit han entrado en su mes decisivo. Se necesita una solución como muy tarde el 31 de octubre si se quiere dejar el tiempo suficiente para las ratificaciones parlamentarias. La alternativa es una salida caótica de Reino Unido del mercado interior y la unión aduanera al final del año, cuando concluya el periodo de transición del brexit. Es decir, aranceles generalizados y barreras comerciales que agravarían la crisis de la Covid-19.
Los líderes de la UE quieren evitar este escenario a toda costa. Pese a las provocaciones de Boris Johnson y su intención de incumplir el pacto de divorcio, están dispuestos a seguir hablando hasta el último minuto: no se levantarán de la mesa. Así lo han ratificado en la cumbre que ha concluido este viernes en Bruselas, en la que han reafirmado su unidad frente a Reino Unido y su confianza en la Comisión, que negocia en nombre de los 27.
A nivel técnico, el diálogo entre Bruselas y Londres ha entrado en un callejón sin salida. La novena ronda de negociaciones, que se ha clausurado también este viernes en la capital belga, tampoco ha servido para resolver las "graves diferencias" entre los dos bandos, según ha dicho el negociador de la UE, Michel Barnier. Los principales escollos siguen siendo los mismos: las condiciones para una competencia justa, en particular en materia de subvenciones públicas y la pesca.
En un penúltimo intento de resucitar el acuerdo, las conversaciones suben un peldaño, del nivel técnico al nivel político. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, celebra este sábado una videoconferencia con Johnson. Su intención es presionar al primer ministro para "intensificar las negociaciones" porque "se acaba el tiempo": quedan apenas 100 días para fin de año.
No a cualquier precio
"Queremos un acuerdo porque pensamos que es mejor tener un acuerdo en tanto que vecinos. Sobre todo en estos tiempos del Covid con un efecto devastador en la economía, sería bueno tener un acuerdo, pero no a cualquier precio", ha dicho Von der Leyen en rueda de prensa.
¿Todavía es posible un acuerdo a tiempo? "Si se quiere, se puede", responde la presidenta de la Comisión. "No debemos olvidar que hemos realizado progresos en muchos campos, pero los más difíciles (la pesca y las subvenciones públicas) están completamente abiertos", ha relatado.
"Es una cuestión de justicia: si quieres tener un acceso pleno al mercado único, tienes que respetar sus reglas en cuestiones como las ayudas de Estado", insiste la presidenta de la Comisión.
Al inicio de las negociaciones, la mayor preocupación de Bruselas era que Johnson convirtiera a Reino Unido en un Singapur a orillas del Támesis, con impuestos bajos y estándares sociales y medioambientales degradados. Pero a medida que ha avanzado el diálogo, el foco de inquietud ha virado 180 grados. Ahora la UE teme que Londres dope a las empresas británicas con ayudas públicas para que puedan competir con ventaja con sus rivales europeas.
Un país independiente
El negociador británico, David Frost, admite que persisten "diferencias conocidas" y que queda "muy poco tiempo para resolverlas". A Boris Johnson le gustaría que el acuerdo comercial estuviera listo para poder firmarlo ya en la próxima cumbre de la UE del 15 de octubre, un escenario que se antoja totalmente imposible.
"Sobre la cuestión de las condiciones de competencia justa, incluyendo la política de subsidios, continuamos buscando un acuerdo que garantice nuestra capacidad de establecer nuestras propias leyes en Reino Unido sin restricciones que vayan más allá de las que son apropiadas en un acuerdo de libre comercio", sostiene Frost.
"En cuanto a la pesca, la brecha entre ambos bandos es desafortunadamente muy grande y, sin más realismo y flexibilidad por parte de la UE, quizá sea imposible de superar. Estas cuestiones son fundamentales para nuestro estatus futuro como país independiente", ha avisado el negociador británico. En esta materia, la UE quiere mantener en la medida de lo posible el actual acceso de sus buques, incluidos los españoles, a las aguas territoriales británicas.
En paralelo a las negociaciones sobre el futuro acuerdo comercial, Bruselas acaba de lanzar un procedimiento de infracción contra Londres por considerar que su proyecto de ley de mercado interior vulnera el pacto de divorcio cerrado el año, en particular el protocolo sobre Irlanda del Norte. Entre todas las opciones que Von der Leyen tenía en su arsenal para responder a Johnson, esta es la menos agresiva, lo que vuelve a demostrar la voluntad de la UE de negociar hasta el final.
¿Llegar a buen puerto?
"Mientras las negociaciones del brexit continúen, soy optimista", ha asegurado la canciller Angela Merkel, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE. También el primer ministro holandés, Mark Rutte, se declara "cautamente optimista". "En un mundo inestable debemos mantenernos juntos y por eso existe una justificación clara" para un acuerdo.
También Pedro Sánchez ha expresado su "deseo de poder llegar a un acuerdo con Reino Unido". El presidente del Gobierno lamenta la "ruptura de confianza" que ha supuesto la ley de mercado interior de Boris Johnson pero todavía espera "reconducir esta situación y llegar a buen puerto".
"Nosotros continuaremos manteniendo una actitud tranquila y respetuosa y seguiremos unidos y determinados hasta el final de estas negociaciones", ha dicho Michel Barnier.