Este domingo, tras un largo mes de confinamiento, Israel comienza una lenta desescalada. Además de quedar sin efecto la prohibición de desplazarse a más de un kilómetro del domicilio, las guarderías y comercios que no reciban al público podrán reabrir sus puertas.
Los israelíes podrán también, a partir de ahora, volver a ir a la playa, a parques nacionales y a reservas naturales, y ya no estará prohibido visitar a familiares o amigos en sus casas. Sin embargo, aún rige el límite de máximo diez personas en reuniones en espacios cerrados y veinte en áreas abiertas.
Al Muro de las Lamentaciones, en la Ciudad Vieja de Jerusalén y lugar de oración más sagrado para el judaísmo, podrán ir a rezar quienes vivan a menos de un kilómetro, aunque en grupos de como mucho veinte personas. Los restaurantes seguirán sin poder atender al público, pero al menos podrán llevar comida a las casas, ya que hasta ahora solo podían servir in situ productos para llevar.
Por otra parte, las denominadas "zonas rojas", con alto índice de casos y que en su mayoría son ciudades o barrios de población judía ultraortodoxa, permanecerán confinadas, aunque, tras un extenso debate, se autorizó la reapertura de sus guarderías. Esto eleva a casi un millón la cifra de niños que ha regresado a la escuela.
Según medios locales, sin embargo, muchas escuelas ultraortodoxas, incluyendo varias en estas "zonas rojas", recibieron este domingo también a alumnos mayores de seis años, en violación de las restricciones gubernamentales y con el aval de algunos de sus principales rabinos, entre ellos el influyente Jaim Kanievsky.
El levantamiento de restricciones representa la primera de una serie de medidas que se prevé alivien el confinamiento de manera lenta y progresiva durante los próximos meses.
Próximas fases
Las siguientes etapas, que comenzarían a partir del mes que viene y dependiendo de la cantidad de contagios, incluirían la vuelta a clase de niños entre seis y diez años y la reapertura de sinagogas. Más adelante, volverán a funcionar los gimnasios y podrán reabrir tanto los centros comerciales como los mercados y gran parte de los comercios.
Este plan, y el énfasis en su carácter gradual y escalonado, se contrapone con la rápida reapertura del primer confinamiento, en abril, que según los expertos fue uno de los principales desencadenantes de la fuerte segunda oleada que azotó a Israel en los últimos meses y obligó a aplicar un nuevo cierre total.
"Si seguimos las instrucciones, estoy seguro que esto funcionará, pero si notamos que no está funcionando, que estamos yendo hacia atrás, entonces no tendremos más alternativa que volver a endurecer las restricciones", dijo anoche el primer ministro, Benjamin Netanyahu, sobre el comienzo de la desescalada.
Mejores cifras
Tras un fuerte repunte de contagios y muertes en septiembre y los primeros días de octubre, las cifras han mejorado notablemente en las últimas dos semanas. Un ratio de positivos de un 15% a fines del mes pasado ha disminuido hasta el 2.6% registrado este fin de semana (395 sobre casi 15.00 pruebas), menor también que el 4% o 5% de los últimos días.
Mientras que las cifras de nuevos casos diarios llegaron a rozar los 9.000 en pleno confinamiento, durante los últimos cuatro días se registraron cifras inferiores a 2.000.
Esto confirma nuevamente la tendencia decreciente y ha sido el factor decisivo para dar comienzo a la desescalada, que se preveía comenzara la semana pasada pero que fue postergada por fuertes divisiones entre miembros del Ejecutivo, sobre todo entre los representantes de Sanidad y de Finanzas.
Vuelven las protestas
El sábado por la noche, con la llegada del fin de las leyes de emergencia que limitaban las manifestaciones por la pandemia, miles de israelíes retomaron las multitudinarias protestas para pedir la dimisión de Netanyahu.
Las protestas, que se celebran semanalmente desde hace meses, se habían mantenido en un "formato" coronavirus, solo a un kilómetro a la redonda de cada domicilio, pero desde el miércoles los manifestantes pueden volver a congregarse como hicieron el sábado. Se reunieron en puentes, intersecciones y, principalmente, frente a la residencia oficial de Netanyahu en Jerusalén.
Los manifestantes expresaron su frustración con la gestión gubernamental de la pandemia, que califican de "irresponsable". La Plaza de París, en el oeste de la Ciudad Santa, atrae desde hace meses cada semana a más ciudadanos que acusan al primer ministro de corrupto -por el juicio que enfrenta por cohecho, fraude y abuso de confianza-.
Durante la última semana, cientos de comerciantes exigieron más ayudas gubernamentales, el levantamiento de más restricciones y algunos hasta regalaron o incluso quemaron su mercadería en las calles a modo de queja.
Israel, con unos nueve millones de habitantes, ha registrado hasta ahora poco más de 300.000 casos de coronavirus desde el inicio de la pandemia y 2.190 muertes, la mitad de todos ellos en el último mes. Más de 30.000 pacientes permanecen aún activos, 670 de ellos en estado grave.