No ha pasado ni un mes desde que la Gendarmería francesa tuvo que desalojar la Torre Eiffel de París el 26 de septiembre cuando el Arco de Triunfo y el Campo de Marte, también en París, han tenido que ser desalojados por otra amenaza de bomba. En esta última ocasión, la policía recibió un aviso telefónico previo y pudo detectar dos bultos sospechosos, uno de los cuales contenía "diversa munición", según han informado fuentes policiales.
Ambas amenazas han llegado después de que el pasado 25 de septiembre, un solo hombre apuñalara a cuatro personas en las inmediaciones de la nueva sede de la revista satírica Charlie Hebdo, víctima a su vez en otros tiempos de uno de los crímenes más sanguinarios contra la prensa por publicar unas viñetas sobre Mahoma.
Lamentablemente, el último acto de violencia acaecido en Francia fue la decapitación de Samuel Paty, un profesor de Geografía e Historia de 47 años que fue decapitado por uno de sus alumnos, de 18 años, por enseñar viñetas de Mahoma en una clase sobre libertad de expresión.
Tensión social
Los continuos incidentes, con un amplio porcentaje de su población con el Islam como credo, han llevado a una tensión social materializada a inicios del mes de octubre en lo que Emmanuel Macron denominó "separatismo islámico".
"Defenderemos el laicismo. Y la libertad que enseñabas tan bien. No renunciaremos a caricaturas ni a las ilustraciones", dijo Macron en el último homenaje a Samuel Paty. "Fue asesinado porque los islamistas quieren nuestro futuro. Ellos separan a los fieles de los infieles. Paty solo veía a ciudadanos", continuó el presidente de la República Francesa.
Por todo esto, Macron ha decidido implementar un paquete de medidas que van desde la educación a los derechos de las mujeres. Una ley aún en proceso de elaboración -pretende presentarla en diciembre- que, unida a los últimos incidentes, lejos de envalentonar a quienes defienden las posturas del presidente ha servido para que parte del mundo islámico llame a un boicot de los productos franceses, critique las acciones de su presidente e, incluso, amenace la vida de nacionales franceses en su territorio.
De hecho, el Ministerio francés de Exteriores ha actualizado por ese motivo las advertencias de seguridad sobre Tanzania, Bahrein, Kuwait, Turquía, Indonesia, Bangladesh y Mauritania.
Crisis con Turquía
Uno de los países más beligerantes hacia Francia ha sido la Turquía de Recep Tayyip Erdogan. De hecho, el presidente turco ha recomendado al francés hacerse un "control mental" por su "obsesión con el Islam", lo que ha enardecido aún más a sus seguidores.
"Macron, terrorista" ha sido el gran grito de guerra de la masiva manifestación celebrada este martes en numerosas provincias de Turquía donde se ha enarbolado un retrato del mandatario francés con la huella de un zapato impresa encima a modo de insulto puesto que consideran las medidas que pretende impulsar en Francia como un "ataque al islam" y le acusan de actitudes "racistas y fascistas".
Francia llamó el domingo a consultas a su embajador en Ankara y Erdogan subió la apuesta el lunes, pidiendo a la ciudadanía un boicot a los productos franceses, llamamiento que domina las portadas de gran parte de la prensa turca.
Irán, Bangladesh...
Desde la Cancillería de Irán no sólo han emitido un comunicado criticando las palabras de Macron porque "hieren los sentimientos de millones de musulmanes en Europa y en todo el mundo" sino que han citado al encargado de negocios de Francia en Teherán para expresarle su protesta por la posición francesa.
"Cualquier insulto y falta de respeto al profeta del Islam y sus valores puros deben ser condenados y rechazados con firmeza por cualquier persona en cualquier posición", expresó uno de los funcionarios de la Cancillería. "Es profundamente lamentable incitar la islamofobia y la propagación del odio en nombre de la libertad de expresión, que debe servir a la comunicación, la empatía y la convivencia pacífica entre sociedades humanas", agregó.
En Bangladesh, encabezados por el partido islamista Movimiento Islámico, miles de islamistas se concentraron en Dacca con la idea de marchar hacia la embajada francesa, aunque la policía consiguió aislarles colocando barricadas en su camino, lo que llevó a que se disolviera la marcha sin incidentes violentos.
En Bangladesh, los manifestantes también acusan a Macron de promover la islamofobia. "El presidente francés debe disculparse por sus comentarios. Si no lo hace, exigimos al gobierno de Bangladesh que rompa las relaciones diplomáticas con Francia. También instamos a la gente a boicotear los productos franceses", dijo a Efe el portavoz del partido islamista, Atiqur Rahman.
Por su parte, el también participante en la protesta Fazle Bari Masood explicó a Efe que otra de sus exigencias al Gobierno es que convoque una sesión del Parlamento para condenar formalmente los comentarios del presidente francés.