La esclavitud del siglo XXI vive, entre muchos otros lugares, en un recodo de Corea del Norte llamado Dandong pero sus sombras se proyectan en rincones más cercanos. De las manos de cientos de trabajadores esclavos, la mayoría de ellos mujeres, salen los equipos de protección que se usan en países como Reino Unido, Italia o Alemania.
Las fábricas chinas que operan en esta ciudad, frontera entre los dos países asiáticos, están usando los llamados esclavos modernos de Corea del Norte para producir estos materiales, según ha desvelado una investigación que publica The Guardian.
En un informe de 2018, la ONU ya señalaba que uno de cada diez norcoreanos están sometidos a lo que denomina "esclavitud moderna". En concreto, habla de más de 2,6 millones de personas víctimas de un Estado que ha convertido los trabajos forzosos en una parte central de su sistema político, según la literalidad del documento.
Ahora, gracias a la investigación del diario británico, sale a relucir cómo, también en Europa, hay quien se beneficia de estos abusos, violando las sanciones que la ONU estableció para frenar los ingresos que Corea del Norte obtenía de sus trabajadores en el extranjero y otros intereses comerciales foráneos.
En concreto, el diario menciona que, además del gobierno del Reino Unido, los de Estados Unidos, Italia, Alemania, Sudáfrica, Japón, Corea del Sur, Filipinas y Myanmar también se benefician de las exportaciones de las fábricas que usan esta mano de obra.
De esta forma, siempre según The Guardian, todos estos estados podrían haber canalizado indirectamente el dinero de sus contribuyentes hasta los bolsillos de Kim Jong-un y su régimen que, según la ONU, es culpable de "violaciones generalizadas y graves de los derechos humanos" como crímenes de lesa humanidad.
18 horas y vigilados
Estos cientos de norcoreanos que trabajan en fábricas chinas de Dandong se ven sometidos a jornadas maratonianas de hasta 18 horas al día, con poco o ningún tiempo libre, y bajo vigilancia constante.
"No tienen días libres. No se les permite salir. El [Estado] norcoreano los controla. Ganan dinero para el país", explica el gerente de una de estas fábricas al diario. Según estas fuentes, cerca del 70% de los salarios de estos trabajadores están incautados por el Estado comandado por Kim Jong-un.
Pero esto no es nuevo. Los fabricantes de ropa de Dandong han estado contratando trabajadores norcoreanos durante años a través de un acuerdo de beneficio mutuo en el que las fábricas chinas obtienen una mano de obra barata y obediente y el régimen de Corea del Norte recibe millones de dólares.
La única novedad es que la pandemia vino a asentar el golpe final a este sistema: en las líneas de producción cambiaron las prendas de moda por batas aislantes y monos protectores. Hasta 14 empresas de Dandong registraron este tipo de productos en la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU.
Seung-jae Kim, escritor surcoreano que ha documentado el trabajo de norcoreanos en el extranjero, asegura a The Guardian que "Dandong se ha convertido en un centro mundial de producción de batas y overoles porque ya cuentan con mano de obra barata de Corea del Norte". "La producción de batas requiere mucha mano de obra, y en Dandong se pueden producir al menor coste y con las mayores ganancias", afirma.
Según los registros publicados en la web de la ciudad, entre enero y julio de 2020, lapso en el que se ubica la emergencia de la pandemia más allá de Asia, salieron de las fábricas de Dandong más de 21 millones de equipos de protección.