Horas después del asalto al Capitolio, el Congreso ha confirmado de forma definitiva a Joe Biden como vencedor de las elecciones y próximo presidente de Estados Unidos. Tras esto, Donald Trump ha aceptado que su presidencia será de un solo mandato y prometió una "transición ordenada".
El anuncio llegaba tras horas de intenso debate en las que tanto el Senado como la Cámara de Representantes tumbaban las objeciones para descartar los votos electorales a favor de Biden en los estados de Pensilvania, Georgia, Arizona, Navada y Michigan.
Lo que en cualquier otro año electoral hubiera sido un mero trámite de apenas una hora de duración, se ha convertido en Estados Unidos en una jornada surrealista, donde manifestantes pro Trump han asaltado el Congreso por la "insurrección" del republciano, tildada de "atropello de la democracia".
Amenazas de bomba, asalto al Capitolio, tiroteos, Mike Pence evacuado, decenas de parlamentarios refugiados en el sótano del Congreso, varios heridos, cuatro muertos, medio centenar de detenidos, toque de queda, bloqueos en Twitter y un despliegue sin precedente de efectivos de la Guardia Nacional, el FBI, la Policía Metropolitana y los SWAT han definido uno de los días más oscuros de la Historia de Estados Unidos.
Tras esta insurrección, el Congreso volvió a reunirse el miércoles a las ocho de la tarde para terminar de certificar la victoria del presidente electo Joe Biden, proceso interrumpido cuatro horas antes por el asalto al Capitolio protagonizado por varios simpatizantes de Donald Trump.
"Debemos y demostraremos al país - y de hecho al mundo - que no seremos desviados de nuestro deber", afirmaba categóricamente Nancy Pelosi. "Con aquellos que participaron en la alegre profanación de este, nuestro templo de la democracia, se hará justicia", sentenciaba la presidenta del Congreso.
En la misma línea se pronunciaba el vicepresidente Mike Pence, quien denunciando la violencia de horas antes sin nombrar a Trump, repudiaba a los asaltantes y manifestantes violentos que irrumpieron por la fuerza en el Capitolio sobre la una de la tarde, hora local. "Para aquellos que causaron estragos en nuestro Capitolio hoy, ustedes no ganaron", dijo Pence.
El líder de la mayoría en el Senado, el conservador Mitch McConnell, fue más allá, calificando los disturbios de "insurrección fallida" y describiendo la reanudación de la sesión de confirmación de votos del Colegio Electoral como una muestra de desafío contra aquellos que "buscan descarrilar la democracia". "Estamos de regreso en nuestros puestos, cumpliremos con nuestro deber bajo la Constitución y para nuestra nación. Y lo haremos esta noche", concluyó Mitchell.
La Constitución de Estados Unidos establece unos plazos muy concretos para el desarrollo del proceso electoral, en virtud de los cuales el Congreso, presidido por el vicepresidente en funciones, debe de confirmar al ganador de los comicios como próximo presidente del país el 6 de enero, para proceder con la sesión de investidura el 20 de enero.
"Atasco" con Arizona
Tras el caos desatado por los asaltantes, la mayoría de senadores tenía la esperanza de haber convencido a los ocho senadores republicanos que planeaban cuestionar los resultados electorales de que dejaran sus objeciones de lado para poder así que el debate finalizara rápidamente el miércoles por la noche, según fuentes citadas por Politico.
Aun así, la objeción planteada contra los votos electorales de Arizona supuso más de tres horas de debate en ambas Cámaras, para acabar siendo tumbada en el Senado con 93 votos en contra y seis a favor (dos de los senadores republicanos que se oponían al principio, cambiaron de opinión tras los disturbios.)
En concreto, la senadora Kelly Loeffler (republicana por Georgia) dijo en la sala que no desafiaría la victoria de Biden después el caos en el Capitolio, mientras que una portavoz de Josh Hawley (senador por Montana) adelantó que se opondrá a la certificación de Pensilvania cuando el Congreso vaya a una sesión conjunta, pero que cederá su turno de palabra para agilizar la votación.
Pese a que el debate sobre los resultados electorales en Michigan y Alaska se resolvieron prácticamente al momento, las deliberaciones sobre los resultados de Pensilvania volvieron a echar el freno al transcurso del recuento. A cierre de esta edición, los senadores votaron 92-7 pasada la medianoche para acabar con el intento del Partido Republicano de revocar el apoyo de Pensilvania al demócrata.
Sobre la una de la madrugada del jueves, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, compartía su creencia de que los votos de otros estados no serían cuestionados, con lo que la certificación formal del Congreso de la victoria de Biden podría finalizar rápidamente una vez que la Cámara se pronuncie sobre Pensilvania.
A medida que avanzaba la noche, se sucedían las renuncias de altos cargos de la Casa Blanca. La primera, la de Stephanie Grisham , que dimitía como jefa de gabinete de la primera dama. El secretario social de la Casa Blanca, Rickie Niceta, también renunció, al igual que una subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Matthews. En la quiniela de dimisiones sonaban con fuerza los nombres del asesor de seguridad nacional Robert O'Brien y su adjunto, Matthew Pottinger.
Pence se desmarca de Trump
La tensión ha ido en aumento desde primera hora de la mañana, cuando miles de seguidores de Donald Trump se congregaban en las inmediaciones del Capitolio para participar en un mitin convocado por el presidente en funciones.
Trump arrancaba fuerte, asegurando desde el exterior de la Casa Blanca que "Mike Pence tendrá que ayudarnos, y si no lo hace, será un día triste para nuestro país". El presidente en funciones ha ido subiendo de tono, acusando a "los republicanos blandos" de "mirar para otro lado" al seguir adelante con la confirmación de Biden.
Mientras, a pocos metros de distancia, en el Capitolio, daba comienzo la sesión conjunta del Congreso y la Cámara de Representantes convocada para ratificar la victoria electoral de Joe Biden. "Vamos a detener el robo", aseguraba un confiado Trump. "Nunca nos daremos por vencidos, nunca cederemos", continuó arengando a los miles de seguidores que acudieron al mitin, procedentes de diferentes puntos del país.
Por su parte, Pence ha marcado distancia rápidamente, prácticamente desmintiendo a Trump en tiempo real. "Es mi juicio meditado que mi juramento de apoyar y defender la Constitución me limita a reclamar autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deben contarse y cuáles no", escribía Pence en una carta a los miembros del Congreso hecha pública poco antes de que diera comienzo la sesión del Congreso.
Así, mientras el mitin de Trump continuaba en medio de un frío glacial, Pence inauguraba el proceso de apertura y validación de los certificados de los votos electorales de cada estado. Hacia la una de la tarde hora local varios manifestantes irrumpieron en el Capitolio, enfrentándose con la policía y forzando la evacuación del vicepresidente y varios miembros del Congreso.
La mayoría de los parlamentarios fueron escoltados por agentes del FBI y del SWAT al sotano del Congreso, donde han permanecido varias horas, hasta que sobre las cuatro de la tarde, se ha dado por seguro el edificio. Cabe destacar que fue el propio Pence, no Trump, quien habló con el secretario de Defensa en funciones para discutir la movilización de la Guardia Nacional en la capital del país.
Altercados en Oregón, Atlanta, Colorado y Texas
Mientras tanto, cientos de personas se reunían en el Capitolio del Estado de Oregón para protestar por los resultados de las elecciones presidenciales. Lo que comenzó en Salem, la capital estatal, como una protesta de oración pacífica, desembocó en enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores de Trump.
Entre los primeros, miembros de Oregon Women for Trump, Proud Boys, varios grupos religiosos y otros partidarios del presidente Donald Trump. Los contra-manifestantes, vestidos de riguroso negro, dijeron pertenecer a Antifa. La policía local tuvo que recurrir a bombas de humo para dispersarlos.
Otras protestas de menor calado se sucedieron en los alrededores de los capitolios estatales de Atlanta y Colorado. En Kansas, el gobernador autorizó una manifestación pacífica y en Texas, el Capitolio volvió a cerrar sus puertas tras reabrir por primera vez el lunes tras meses de cierre motivado por la pandemia.
Mientras se desplegaba la Guardia Nacional en las inmediaciones del Capitolio en Washington, en la ciudad de Nueva York, delante del Hotel Trump International, se concentraban varias decenas de manifestantes contrarios al todavía presidente, armados con carteles y letreros luminosos con mensajes como "Trump es culpable", "Procesen a Trump".