"No es un hombre de palabra". Con estas palabras define un exguardaespaldas de Donald Trump al expresidente norteamericano. ¿El motivo? Todavía le debe, según su relato, más de 111 euros por unas hamburguesas con queso de McDonald's. Con patatas fritas incluidas.
Así lo denuncia Kevin McKay, que trabajó para Trump en Escocia durante cinco años hasta 2012. El préstamo tuvo lugar en una visita a Aberdeenshire en 2008, cuando el magnate -Trump todavía no residía en la Casa Blanca; se convirtió en inquilino tras las elecciones de 2016- iniciaba la construcción de su campo de golf Trump International.
Según McKay, Trump le prometió que le pagaría la comida, "pero nunca lo hizo". “Durante gran parte del tiempo que estuve trabajando para él, pensé que diría, 'Kevin, aquí está el dinero que te debo', pero no sucedió”, lamenta ahora McKay, de 50 años, al diario Daily Mail.
En ese momento, McKay dio por hecho que Trump era "un buen tipo" pero el tiempo le ha demostrado que "no es un hombre de palabra". En aquel entonces, su guardaspaldas, que según el citado medio ganaba alrededor de 2.700 dólares al mes, dijo que Trump le pidió hacer una parada en un McDonald's para pedir comida rápida para el vuelo de vuelta a Nueva York.
El equipo de Trump, formado por 15 personas, viajaba en varias furgonetas, en concreto seis Range Rover negras, cuenta McKay. Al parecer, Trump no tenía libras esterlinas y pidió a su guardaespaldas que "le diera efectivo" para pedir comida.
20 hamburguesas
McKay accedió y se ofreció a pagar el pedido: cerca de 20 hamburguesas con queso y patatas fritas más refresco. ¿Qué pidió exactamente Trump? "Creo que el señor Trump pidió dos hamburguesas con queso y patatas fritas y una Coca-Cola Light, ya que era su pedido habitual".