El próximo domingo 19 de diciembre, el derechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile en un escenario político de polarización, crisis e incertidumbre donde algunos analistas no descartan el peor de los escenarios: el enfrentamiento civil.
Este domingo tuvieron lugar los primeros encontronazos entre simpatizantes de ambos candidatos. Los partidarios de José Antonio Kast se concentraron a primera hora de la mañana en el monumento al general Baquedano (héroe de la Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia del siglo XIX), situado en la plaza Italia de la capital Santiago: un lugar icónico para los seguidores del candidato de la izquierda al haber sido el centro de las protestas y los destrozos públicos ocasionados tras el "estallido social" del pasado 18 de octubre de 2019, que dio paso al proceso de reforma constitucional que en la actualidad vive el país andino.
Según informó la policía de Carabineros, un grupo de ciclistas adherentes a Gabriel Boric habría atacado a simpatizantes de Kast que se encontraban en ese lugar, lo que derivó en duros enfrentamientos entre ambos bandos. No se produjeron detenciones, si bien la policía tuvo que utilizar un camión lanzaagua para dispersar a los agresores. Desde la jefatura de José Antonio Kast se informó que dos de sus votantes habían resultado heridos.
Esta es una muestra más del clima de tensión que vive Chile cuando apenas quedan cinco días para la celebración de las elecciones presidenciales del domingo. Una tensión que también tuvo su punto álgido durante el último debate público celebrado el pasado viernes entre los dos candidatos. El líder conservador José Antonio Kast, de 55 años, increpó al candidato del Frente Amplio y del Partido Comunista, Gabriel Boric, de 35 años, con una pregunta: "¿Le pediste perdón a la mujer que te acusó de abuso?", refiriéndose a unos hechos que habrían afectado a una estudiante en 2012 cuando el actual diputado de izquierdas lideraba la Federación de Estudiantes de Chile.
"Es un cerdo que me acosaba cuando trabajé con él" relató la víctima en redes sociales, algo negado por Boric, que ha contado siempre con la complicidad del silencio de los sectores feministas de su candidatura.
Después del debate, Boric anunció que iba a demandar a Kast ante los tribunales al haber confundido los términos de "abuso" por "acoso sexual", contestándole Kast que "le parecía muy bien y que le esperaba el lunes en los tribunales porque así, finalmente, se podría saber la verdad de lo sucedido entonces".
Ante el clima perjudicial que este incidente estaba suponiendo para las expectativas electorales del candidato de izquierdas, la víctima de aquellos hechos ha dado la cara con su nombre y apellidos, Macarena Castañeda, emitiendo el pasado domingo un comunicado donde reconocía los hechos y anunciaba que "recientemente tuvimos una conversación donde él (Gabriel Boric) me pidió disculpas por las actitudes machistas que tuvo hacia mí".
Sin embargo, denunciaba "el aprovechamiento inescrupuloso y violento de la derecha y del comando de José Antonio Kast" de este caso, y anunciaba que "mi voto es para Gabriel Boric, porque el autoritarismo fanático y fascista que representa Kast es un peligro para nuestras vidas, nuestros derechos y nuestra democracia".
En las elecciones más disputadas de los últimos 30 años desde que Chile recobró la democracia tras la dictadura del general Pinochet, el resultado del próximo domingo sigue siendo totalmente incierto. Queda todavía un debate en televisión que podría hacer variar a favor de cualquiera de los candidatos el porcentaje de indecisos que todavía reflejan las encuestas: en torno al 25%, según el último estudio publicado este mismo lunes.
En él, Gabriel Boric aparece como vencedor al moverse en una horquilla de apoyos que va del 49 por ciento al 55 por ciento de los votos. José Antonio Kast no haría valer su victoria en la primera vuelta del pasado 21 de noviembre (en Chile, el que gana en primera vuelta siempre resulta vencedor en la segunda) y se quedaría en torno al 45 por ciento y el 51 por ciento de las preferencias de los electores.
Unos datos muy ajustados que reflejan un empate técnico entre los dos candidatos que representan a dos sectores de la sociedad chilena radicalmente opuestos.