2021 será recordado como el año en que se lanzó una de las mayores campañas de inmunización para proteger a la población mundial, pero también será un hito en la historia de los 'antivacunas', que lograron inocular el miedo y el rechazo a estos antivirales contra la Covid-19 que han demostrado su eficacia para limitar los efectos graves que puede llegar a provocar la enfermedad.
El consenso científico en torno a la eficacia, la seguridad y la necesidad de las vacunas, ha sido ignorado por algunos desinformadores que han explotado los temores que podían surgir en cada fase de la vacunación para convencer a la gente de que no lo hiciera.
Estas son las principales mentiras que los antivacunas han difundido en este año que termina, movidos casi siempre por unos esquemas mentales que anhelan el control sobre una realidad compleja y sentirse superiores a los demás.
Modificación del ADN
La lucha contra el nuevo coronavirus ha alumbrado vacunas de nueva generación, en un corto espacio de tiempo, con un funcionamiento innovador. Entre ellas se encuentran las vacunas de ARN mensajero (ARNm), tecnología que emplean Pfizer y Moderna y que han sido uno de los blancos preferidos de los antivacunas.
La mentira más repetida es la de que estos fármacos modifican el ADN y transforman a los vacunados en seres "transgénicos", algo imposible porque las moléculas de ARNm no se integran en el genoma y se degradan a los pocos días de provocar la respuesta inmunitaria, como han explicado científicos y autoridades sanitarias.
Ni fertilidad ni abortos
Otro de los efectos secundarios falsos más nocivos ha sido el de que los antivirales provocan infertilidad, un rumor difundido en todos los continentes y que ha impactado especialmente en Latinoamérica y África.
Los estudios y la farmacovigilancia han demostrado que las vacunas contra la Covid-19 no causan infertilidad, y los científicos han explicado en numerosas ocasiones que ni las de ARNm ni las de vector viral -AstraZeneca y Janssen- pueden actuar de esa forma en el organismo.
Contraer el nuevo coronavirus sí podría afectar a la fertilidad, pero no estos fármacos
Contraer el nuevo coronavirus sí podría afectar a la fertilidad, pero no estos fármacos, que tampoco han provocado abortos involuntarios, como afirmaba otra ola de bulos que se difundió de forma paralela.
Poderes magnéticos
¿Quién, a estas alturas de 2021, no ha oído o leído que las vacunas contienen imanes? Que los vacunados adquieren propiedades magnéticas y son capaces de atraer objetos metálicos tras inmunizarse es, posiblemente, el bulo más popular de este año.
Los difusores de esta teoría inverosímil se apoyaron, sobre todo, en vídeos de recién inoculados a quienes se les pegaban cucharas en el brazo, algo que podría explicarse por el efecto de la grasa corporal, el sudor o por una burda manipulación de las imágenes.
Lo cierto es que inyectar soluciones metálicas capaces de actuar como un imán es algo técnicamente inviable en la actualidad. Además, ningún componente incluido en el prospecto de las vacunas provoca magnetismo.
Problemas de famosos, munición antivacuna
La muerte repentina de la cantante italiana Raffaella Carrà y de la actriz española Verónica Forqué, o las dolencias cardíacas del futbolista argentino ‘Kun’ Agüero y del danés Christian Eriksen, entre otros sucesos que han afectado a celebridades internacionales, han sido munición para los antivacunas y excusa para acuñar un nuevo término: la "repentinitis".
Impulsada por conspiranoicos, los difusores de la teoría sobre la "repentinitis" atribuyen falsamente a las vacunas anticovid la muerte de figuras conocidas que se han inmunizado.
Pero las sospechas sobre las imprevistas desapariciones o enfermedades de famosos han sido refutadas, como siempre que se viraliza una mentira, por los hechos: Raffaella Carrà murió de cáncer de pulmón, Verónica Forqué se quitó la vida y los futbolistas Agüero y Eriksen ya tenían problemas cardíacos antes de vacunarse.
No es un montaje
Una de las fotos del año es la de la nonagenaria Margaret Keenan recibiendo la primera inyección contra la Covid-19. Fue en Coventry, en el centro de Inglaterra, en la mañana del 8 de diciembre. Horas después, ya se había extendido el rumor de que su vacunación era un montaje.
Miles de mensajes difundieron una captura de la web de la CNN en la que se veía a Keenan vacunándose con la fecha del 22 de octubre. Descontextualizada y con una fecha que en realidad correspondía a otra noticia del portal de la cadena estadounidense, la imagen llevó a pensar a muchos internautas que la campaña de vacunas era una farsa desde su inicio.
Este relato se expandió en las siguientes semanas y se cebó especialmente con políticos en países como Estados Unidos, Reino Unido o Argentina, donde se acusó a sus dirigentes de recibir jeringuillas sin aguja, con tapa o vacías.
Estas falsedades afectaron, por ejemplo, al presidente de EEUU, Joe Biden, y a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, víctimas de imágenes antiguas o manipuladas para hacer creer que rechazaban vacunarse.
En Australia se acusó a la primera ministra del estado de Queensland, Annastacia Palaszczuk, de fingir vacunarse cuando en realidad había accedido a simular una inyección a petición de los fotógrafos que no habían podido captar poco antes cómo se había vacunado.