Miles de persona se manifestaron en apoyo de Vladímir Putin y de la invasión rusa de Ucrania el pasado 4 de marzo en Belgrado.

Miles de persona se manifestaron en apoyo de Vladímir Putin y de la invasión rusa de Ucrania el pasado 4 de marzo en Belgrado. Reuters

Mundo

Putin agita el avispero de los Balcanes: drones rusos en Croacia y marchas por la "Madre Rusia" en Serbia

Aleksandar Vucic, el presidente de Serbia, tratará de revalidar su presidencia en un país que comparte con Rusia lazos religiosos, étnicos y políticos.

23 marzo, 2022 02:46

Noticias relacionadas

Aleksandar Vucic tiene el próximo domingo 3 de abril marcado a fuego en su calendario. El actual presidente de Serbia afronta las elecciones presidenciales en una situación compleja para revalidar su mandato. No tanto porque en la legislatura que termina haya sido mejor o peor mandatario, sino porque la invasión rusa de Ucrania parte el alma de su país en dos como demostró su propio discurso del pasado 13 de febrero en Backa Palanka, al noroeste del país, en una encrucijada fronteriza con Croacia y Bosnia Herzegovina.

"Alguien dijo una vez: 'Nunca digas nunca, quizás algún día nos unamos a la OTAN'. Sin embargo, yo digo que no necesitamos unirnos a la OTAN. Serbia debe permanecer militarmente neutral, proteger esa neutralidad y desarrollar su ejército", dijo enérgicamente durante aquel mitin. Sin embargo, también dijo que "Serbia nunca apoyará las sanciones a Rusia o la histeria contra Rusia", tal y como recogió Tass, la agencia de noticias de Rusia.

A pesar de la ruptura de Tito con Stalin y la creación por parte del gran líder yugoslavo de la Federación de Países No Alineados en plena Guerra Fría, los vínculos entre Rusia y la extinta Yugoslavia son profundos y remotos.

"La historia ha demostrado que la rusofobia siempre implica serbofobia. Nunca hemos visto a nadie atacar a Rusia y no atacar a Serbia al mismo tiempo. No depende de nosotros, simplemente es un patrón que se repite". La frase, que pertenece a Aleksandar Vulin, ministro de Asuntos Interiores de Serbia, fue pronunciada hace apenas una semana en otro acto de campaña del Partido Progresista que lidera Vucic y sirve para dejar una muestra de lo desconcertados que están los serbios y del peligro que eso puede entrañar para los Balcanes, un polvorín siempre a punto de estallar.

Movimientos proPutin

Alrededor de 5.000 personas se reunieron el pasado de 4 de marzo en torno a la estatua del Zar Nicolás II, en el centro de Belgrado, en una exhibición del apoyo del que goza la invasión rusa de Ucrania en Serbia. Los bombardeos de la OTAN sobre su país durante la guerra de los Balcanes de principios y mediados de los años 90 del pasado siglo sigue aún muy vivas en la memoria de muchos serbios, que tampoco olvidan el apoyo de Rusia en aquellos momentos ni la posición de fuerza que trató de hacer en el Consejo de Seguridad de la ONU.

El apoyo, sin embargo, no se sustenta únicamente en un recuerdo cercano, sino que Serbia y Rusia comparten lazos religiosos, étnicos y políticos que se remontan mucho más allá en el tiempo.

Un manifestante serbio porta una cruz ortodoxa durante la marcha pro Rusia en Belgrado.

Un manifestante serbio porta una cruz ortodoxa durante la marcha pro Rusia en Belgrado. Reuters

"Se trata de salvar la Humanidad. Esto es una pelea entre el bien y el mal y nosotros, gracias a Dios, sabemos que la Madre Rusia ganará", declaró a Reuters un hombre de avanzada edad durante la movilización. Pero el apoyo incondicional tampoco es una cuestión de edad. Así, un joven con una estrella roja estampada en su camiseta señaló a la agencia británica que dar soporte a las ambiciones rusas en Ucrania "es la única cosa correcta que podemos hacer".

En la manifestación también pudo verse a los Night Wolves, los moteros rusos cercanos a Putin a los que se ha podido ver luchando en los territorios aún ucranianos de Lugansk o Donestk en el lado prorruso de la contienda. Además, la omnipresente 'Z' que acompaña a cientos de blindados rusos en su avance también estuvo presente en la marcha de Belgrado.

En cualquier caso, Serbia y su presidente Vucic juegan a un peligroso juego, ya que la incondicionalidad del apoyo a Rusia no es en realidad tal cuando se trata de un posible ingreso del país en la Unión Europea y, en cambio, se trata de una defensa feroz de Putin y todas sus acciones ante la dependencia del gas ruso que reciben a buen precio y cuyo contrato termina el próximo verano, cuando el nuevo presidente tendrá que conversar con Moscú para renovarlo.

Radoban Karazcic

Para completar la imagen de Belgrado del 4 de marzo, el genocida serbobosnio Radovan Karadzic, condenado a cadena perpetua y preso en una cárcel londinense por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, aprovechó la ventana que le ofrece el diario Vecernje Novosti, uno de los tres más leídos de Serbia y fiel al gobierno de Vucic, para culpar a Estados Unidos de todos los males del mundo incluyendo, cómo no, la invasión de Ucrania.

En su columna del 18 de marzo, Karadzic defiende la tesis de que Occidente es responsable de los problemas del mundo y alerta de que lo que él llama la "hegemonía anglosajona" arrastra al mundo a "una nueva guerra mundial". Obviamente el escrito es bastante confuso y apenas aporta argumentos de peso, aunque sí especifica que todo esto es posible porque Occidente ha manipulado todas las instituciones, incluida la Justicia internacional, y "mantiene a las masas en una oscuridad informativa".

Karadzic, que firma como el "primer presidente de la República Srpska" de Bosnia-Herzegovina, fue el líder de los serbios en Bosnia cuando la ciudad de Srebrenica fue tomada por las fuerzas serbias, que ejecutaron a 8.000 bosnios musulmanes, la mayor masacre en Europa desde la II Guerra Mundial. También fue condenado por su responsabilidad criminal en el asedio de Sarajevo, sometida por las tropas serbobosnias a más de tres años de bombardeos y fuego de francotiradores.

Dron ruso en Zagreb

Apenas una semana después de la multitudinaria concentración de Belgrado, Zagreb amaneció con hielo en las venas. Durante la noche, un dron Tupolev Tu-141 Struzh, de fabricación soviética utilizado usado en las décadas de 1970 y 1980, se estrelló en el mismo centro de la capital de Croacia. Según informó el ministro croata de Defensa Mario Banozic, el aparato tripulado, utilizado para labores de reconocimiento y espionaje, habría sobrevolado previamente el espacio aéreo de Rumanía y Hungría antes de estrellarse.

Dos días después del incidente, Banozic amplió la información sobre la investigación y comunicó que el supuesto dron de no reconocimiento en realidad iba armado con explosivos y que "no se trataba de una aeronave de reconocimiento".

La aeronave pesaba seis toneladas y medía 14 metros de largo. Los primeros datos de la recuperada caja negra indican que el dron fue lanzado desde territorio de Ucrania. Desde allí sobrevoló brevemente Rumanía, Hungría durante unos 45 minutos y Croacia, durante 7 minutos, hasta estrellarse en un parque de la capital, a escasos 50 metros de una residencia estudiantes universitarios.

Imagen del lugar donde se estrelló el dron ruso en el centro de Zagreb.

Imagen del lugar donde se estrelló el dron ruso en el centro de Zagreb. Reuters

Por el momento se desconoce quién puede estar detrás de esta situación, ya que desde el lado ruso se niega tajantemente tener alguna relación y desde el lado ucraniano van más allá al afirmar que la aeronave llevaba en su casco seis estrellas rojas como las del joven de la manifestación de Belgrado.

Sea cual sea su procedencia lo cierto es que supone un grave problema para la OTAN y no sólo por el hecho de que nadie en la comandancia conjunta de la OTAN en Torrejón de Ardoz reparara en la presencia de un dron de uso militar sobre el espacio aéreo de tres de sus miembros en una zona cercana a un conflicto activo como es el caso de Ucrania. Andrej Plenkovic, primer ministro croata, ha enviado ante esta situación cartas a los líderes de la Unión Europea y de la OTAN en las que pide una mayor alerta y coordinación para que artefactos desconocidos no puedan sobrevolar países de la OTAN ni llegar de forma inadvertida hasta ciudades europeas.

Advertencia a Bosnia

La última pieza del puzle balcánico en relación a Ucrania ha sido la adventencia del embajador de Rusia en Sarajevo, pues Igor Kalbukhov señaló que su país se reserva una respuesta en caso de que Bosnia Herzegovina decida unirse a la OTAN. "Si decide ser miembro de algo, es una cosa interna. Otra cosa es nuestra reacción. En el ejemplo de Ucrania hemos mostrado lo que esperamos. Si hay amenazas, reaccionaremos", dijo Kalbukhov en la televisión FTV, según recoge la agencia Efe.

El presidente de turno de la jefatura colegiada de Bosnia, el croata Zeljko Komsic, condenó "de la forma más enérgica" las palabras del diplomático ruso. "El mensaje del embajador es una amenaza sin ambigüedades y algo inadmisible para Bosnia Herzegovina. Sus palabras no son sólo una amenaza a Bosnia, sino para la paz y la estabilidad de los Balcanes occidentales", dijo.

Para cerrar el triángulo bosnio, la embajada de Estados Unidos en Sarajevo calificó las declaraciones Kalbukhov "peligrosas, irresponsables e inaceptables" y subrayó que "ningún tercer país tiene voz en los acuerdos de seguridad entre la OTAN y estados soberanos".

Porque el problema no es tanto la amenaza en sí misma o la posible acción de Rusia sobre Bosnia, sino el hecho de que se trata de un país dividido por líneas étnicas y cuenta con una presidencia colegiada en la que están representados un croata, un musulmán y un serbio con todas las tensiones y desacuerdos que ello puede implicar. De hecho, el complicado diseño administrativo que salió de los acuerdos de paz de Dayton para poner fin a la guerra (1992-1995), dificulta la toma de decisiones debido a la debilidad de las autoridades centrales.